Nada menos que siete series ha creado Taylor Sheridan desde su llegada a la sección televisiva de Paramount, con un tono medio más que notable, desde su primer arrollador éxito con «Yellowstone» (que tras la no renovación de Kevin Costner ha tenido que finalizar de forma abrupta). “Landman” sigue esa estela pues en vez de un rancho en Montana, lo que tenemos aquí son pozos petrolíferos en Texas. Un negocio que renta estupendas divisas pero donde apenas se tiene tiempo para algo que no sea el trabajo, hombres duros siempre bordeando la muerte y poderosos enemigos con los que hay que lidiar.
El protagonista es un solucionador de problemas en este universo de calor y rendimientos económicos. Un hombre volcado en su trabajo que comenzará a sufrir una pequeña crisis vital al aparecer en escena sus insufribles hija y ex esposa mientras intenta endurecer y entender el negocio a su otro retoño. Ahí se encuentra, lo mejor y lo peor de la serie pues por un lado tenemos a un apoteósico Billy Bob Thornton espetando sagaces diálogos con su imperturbable cara, sus compañeros de labor y piso, a Jacob Lofland intentando encontrar su lugar junto a una reciente viuda y en el aspecto negativo Ali Larter y Michelle Randolph que resultan insoportables, no sirviendo ni como alivio cómico y lastrando un tanto toda la producción. Sin embargo, se disculpa merced a un guion lleno de acción, melodrama y unas frases antológicas. Una de las especialidades de Sheridan que ya hemos podido ver en los guiones de “Sicario” y “Comanchería” o en “Yellowstone”, «Tulsa King» o “Mayor of Kingstown”, en las que coincide en esa atractiva visión masculina llena de valores como el honor pero también en la venganza. Aquí lo encarna Billy Bob Thornton, como antes Kevin Costner, Sylvester Stallone o Jeremy Renner, siendo el único femenino que ha funcionado el de Kelly Reilly en “Yellowstone” pues ni siquiera terminaba de convencer el de Zoe Saldaña en «Lioness» o Isabel May que laminaba el buen espectáculo ofrecido en «1883».
“Landman: Un negocio crudo” es otra muestra más del innegable talento de Taylor Sheridan, con un argumento puramente estadounidense que bordea siempre el western y que además se guarda varios “ases en la manga” pues estamos convencidos que Jon Hamm y Demi Moore van a tener más peso en próximas temporadas o en el final de esta primera (a la hora de escribir la reseña se han estrenado ocho de los diez episodios). Un producto de otros tiempos, ya que nos propone un mundo dominado por “tipos duros” donde el dinero y el poder mueven el mundo de forma positiva y donde sobreviven los más fuertes y aptos, sea por inteligencia, belleza o fortaleza física y mental. Un territorio no apto para débiles.
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