El free jazz, uno de los movimientos musicales más ricos en originalidad y que espanta a más de uno nada más nombrarlo, como si fuera el mismísimo diablo, parece que siempre resurge en tiempos difíciles, cuando las libertades están en entredicho y encorsetadas por la intolerancia.
El Free, una ausencia de miedo, un manifiesto sobre la libertad, en definitiva, una música subversiva con esa evolución permanente que parecía olvidada en un rincón lejano y oscuro, vuelve cada día con más fuerza de la mano de músicos jóvenes con ánimo para revindicar el mundo y la sociedad, con un estilo musical que es una democracia auténtica, ilimitada musicalmente, y, en constante mutación, con un lirismo a veces violento pero necesario.
El Free Jazz nace en los Estados Unidos a principios de los años 60, más concretamente en 1959, un 16 de noviembre, de la mano, o, mejor dicho del saxofón de Ornettte Coleman. Acusado de impostor y traidor en un principio, rápidamente se convierte en la banda sonora para la igualdad de los derechos cívicos de la comunidad afro americana.
El Free Jazz acoge cualquier instrumento o movimiento en su elaboración, es un estilo subversivo a semejanza de los Black Panthers. Rehusa el encorsetamiento establecido en el Jazz por los blancos, abrazando l’avant – garde y la espontaneidad sobre todo en directo, donde dan rienda suelta sin moderación a esa libertad.
Por su parte John Coltrane con “A Love Supreme”, cuatro años más tarde llevará al Jazz a lo espiritual, con una devoción divina y una conexión universal y cósmica que abrirá otro camino.
Con “Bitches Brew” Miles Davis en 1970 se abrazará por primera vez, aunque ya se vieran esbozos en sus anteriores trabajos, la utilización de instrumentos eléctricos y estructuras rítmicas junto a unas armonías relacionadas con el funk y el rock.
Sun Ra nacido Herman Poole Blount toma su nuevo apellido ya que rehusó a una identidad terrestre y a un nombre de estado civil heredado de la esclavitud. Aunque desde el principio desarrolla un jazz original y diferente, es en 1965 cuando su música toma un camino cósmico y psicodélico a partir de su pasión, utilizar teclados electrónicos y sintetizadores: Con The Heliocentric World of Sun Ra en 1965 y “Space is the Place” en 1973 , el Jazz toma un camino intergaláctico.
Cecil Taylor junto a Archie Sheep, Buell Neidlinger y Denis Charles en 1961 lanza “The World of Cecil Taylor” y consigue una nueva ruptura radical, una exploración que impulsa al género free jazz a límites insospechados ampliando así sus posibilidades. Tanto Taylor como Sheep siempre han unido su música a una conciencia política y la han impregnado de esa esencia que tiene la música africana.
Me quedan muchos nombres por mencionar. Eric Dolphy, Pharoah Sanders, Roscoe Mitchell, Don Cherry, etc…Ya que el free jazz siempre ha estado en permanente evolución con esa libertad absoluta de poder experimentar, sin la atadura de la comerciabilidad.
Desde hace unos años en pleno siglo XXI, una nueva generación de músicos ha conseguido que el free jazz siga vivo y llegue a un público más amplio, consiguiendo que la imagen de espantapájaros que tenía el jazz y más aún el free para muchos, descubran un género en perpetua mutación, que encuentra ese algo que ha perdido el rock: ¡La espontaneidad!
Kamasi Washington con su monumental “Epic” y/o Matana Roberts con “Coin Coin Chapter One” han abierto esa puerta y se han convertido en los nuevos abanderados del movimiento, que, curiosamente, si uno mira bien, coincide con el movimiento “Black Lives Matter” nacido en 2013, y que con la muerte de George Floyd y las presidencias de Donald Trump han tomado aún más amplitud e importancia.
Otra vez ese grito de libertad que manifiesta el jazz, un free jazz 3.0 como algunos lo denominan, que, si bien se basa en los mismos patrones ya conocidos, le añaden más elementos. “Epic” bebe indiscutiblemente de Coltrane, Sanders, Gato Barbieri, pero se le incluyen toques de soul, rap, ritmos latinos, blues y cualquier cosa que le venga en mente. Todo con personalidad propia. Aunque algunos puristas no le ven la gracia a Kamasi, la verdad es que ha acercado mucho el jazz a la gente joven; abriendo caminos a muchos nuevos músicos.
En Inglaterra Shabaka And The Ancestors con su disco “Wisdom of Elders” fueron de los primeros en encabezar la nueva ola. Idris Ackmor and The Pyramids o James Brando Lewis son otros a los que hay tener muy en cuenta. Sobre todo este último, que, junto a The Messthetics que no son otros que la sección rítmica de Fugazy, banda americana de punk y hard core, han conseguido lanzar uno de los discos del 2024.
Isaiah Collier en 2023 saca “Parallel Universe” una obra de fusion que abarca desde el afro beat al jazz modal pasando por el soul, cosechando gran éxito tanto de crítica como de ventas, llevándolo a una nueva aventura; “The Ancients” junto al bajista William Parker, uno de los mejores bajistas de la historia del jazz y el batería William Hooker que lanzo en 1977 “…Is eternal Life”, disco que fue durante años una pieza para coleccionistas hasta su reedición a un precio más asequible.
“The Ancients” sube el listón aún más para conseguir un mayor interés por el free jazz con un disco impresionante por su lucidez, consiguiendo una unidad multigeneracional compuesta por importantes figuras de la vieja guardia, y, también, jóvenes promesas.
Discos como Phoenix de Lakecia Benjamin, donde mezcla un hardbop muy atrevido y vigoroso. Con su faceta de Mc y su amor por Trane consigue ser una de las artistas que está cosechando un éxito cada vez más grande estando continuamente girando y colaborando con grandes del jazz como Herbie Hancock o del funk, como Patrice Rushen.
Irreversible Entanglements, una especie de colectivo free jazz que recoge el testigo de que el free tiene que tener una perspectiva política y social consiga colarse en el cartel del Primavera Sound tiene su mérito y da muchas esperanzas para que se consolide cada vez más como una música no minoritaria.
Que Marshall Allen uno de los líderes de la Sun Ra Arkestra con sus 100 años recién cumplidos lance su primer disco en solitario, es un trabajo magnífico que demuestra su versatilidad y visión de uno de los más destacados músicos de la vieja guardia aún en vida.
La constante reedición de discos emblemáticos, de grabaciones olvidadas, de conciertos únicos y míticos de un género que se consideró una estafa, ruido sin sentido, música insoportable y un sin fin de palabras denigrantes, demuestra en pleno Siglo XXI, que sigue más vivo que nunca y que sigue avanzando con la misma fuerza, la misma dimensión y la misma premisa; ¡libertad!
Ante la imposibilidad de poner todos, y, contentar a tod@s, confecciono un pequeño listado de discos absolutamente imprescindibles para adentrarse en el género con, por supuesto, los mencionados más arriba.
DISCOS RECOMENDADOS DE FREE JAZZ
Max Roach – We Insist! Max Roach`s Freedom Now Suite
Coleman Hawkins, Walter Benton, Booker Little, Julian Priester, Olantunji y sobre todo la futura esposa de Max, Abbey Lincoln, como personaje central de este disco perturbador, es un verdadero canto a la libertad de expresión, un grito de rabia, repleto de poesía y emoción. La injusticia de la esclavitud, el sufrimiento del pueblo afro americano musitado y aullado al mismo tiempo por unos músicos completamente sumergidos en el dolor.
Albert Ayler – Music is the Healing Force of the Universe.
Ayler fue injustamente mucho tiempo incomprendido, su amigo John Coltrane le ayudó a entrar en Impulse, y él fue el que tocó en el funeral de Trane. Ayler murió al igual que su música, de manera misteriosa, ahogándose en el puerto de New York con apenas 34 años. Su jazz está tan repleto de dualidades que me es prácticamente imposible escoger uno.
“Este álbum es un desastre casi inaudible” dijo la crítica cuando salió. La verdad es que es un disco que cura el alma, lo he probado en la mía propia. Ayler lleva el jazz a una nueva dimensión, desde su desgarrador saxofón a un solo de gaita, desde las oraciones espirituales de su esposa Mary Maria, a los solos del ex guitarrista de Mothers Of Invention y Canned Heat, Henry Vestine.
Don Cherry – Don Cherry
El padrastro de Neneh Cherry que vivió y murió en Málaga desde que empezó con su amigo y mentor Ornette Coleman, supo lo que quería hacer, música donde todo tuviera cabida, con un espíritu muy cercano a los hippies fue viviendo como un nómada abierto a cualquier colaboración y acercar así al jazz a la fusión con el rock, la música africana, india y árabe.
Tras su “aprendizaje” con Ornette Coleman, y el éxito de “Symphony for Improvisers”, Cherry se va desmarcando del free jazz para crear una hibridación única de de jazz con el world, el funk y el Psichedelismo.
Archie Shepp – Attica Blues
Con 87 años es uno de los grandes aún en vida. Su compromiso político por la causa afro americana y en contra del fascismo nunca le ha abandonado. Ni su amor por África, de donde sacaba mucha de su inspirada manera de componer. He elegido “Attica Blues”, aunque podría haber elegido otros 10. Pero este me parece el mejor para adentrarse en un disco dantesco. Fue compuesto en memoria de los presos asesinados por las fuerzas del orden en la prisión de Attica en 1971. Una increíble mezcla de soul jazz, de funk-soul, donde la voz de Henry Hull es otro instrumento más de la banda. Y cómo olvidar esa voz en “’Quiet Dawn” cantada ¡por la hija de 7 años de Shepp! Por cierto, Archie Shepp ha tocado en ¡más de 120 discos!
Pharoah Sanders – Thembi
¿Por qué “Thembi” y no “Karma” o “Black Unity” o cualquier otro? Porque pienso que es como un paréntesis en su obra y adoro la composición. “Astral Travelling”. Este disco está dedicado a su esposa sudafricana Nomathemba. «Thembi» es posiblemente uno de los más hermosos que ha hecho, y, la mejor manera de adentrarse en un músico que hasta su último suspiro estuvo tocando. En pleno siglo XXI lanzó al mercado otra maravilla como “Promises” junto a Floating Point, productor de música electrónica, demostrando otra vez la apertura de mente de estos músicos. Sanders no tiene disco malo, cualquiera que elijas será una maravilla.
Alice Coltrane – Ptah, The El Daoud
Junto a Paharoah Sanders y Joe Henderson, todas las composiciones escritas por Coltrane, lleva el nombre del dios egipcio Ptah y el Daoud que significa «el amado» en árabe. Es un disco que desde sus primeros acordes se convierte en un viaje hipnótico y emocional, ya que el álbum se grabó durante el periodo de duelo tras la muerte de John Coltrane.
Alice nos adentra en un mantra, en una especie de catarsis purificadora y espiritual como pocos discos pueden hacerlo. Pharoah y Henderson amigos de John, arropan a Alice que inserta su piano, su arpa, flautas y diversos instrumentos demostrando que era igual de talentosa como músico y compositora que su marido.
Alan Shorter – Orgasm
El hermano mayor de Wayne Shorter, pasó por el free jazz como una sombra de su saxofonista hermano. Alan se cambió al fluegelhorn, aunque empezó con el saxofón. Wayne reconoció tarde la existencia musical de su hermano, y, solo en el álbum «The All Seeing Eye» dejó a su hermano la composición de cierre titulada «Mephistopheles”. ¡Fue lo único que hicieron juntos!
En 1968 Alan Shorter graba su primer y único álbum para Verve con un título más que escandaloso para la época, “Orgasm”. Y es lo que ofrece exactamente este disco, un orgasmo extremo, explosivo, inaudito, anárquico, agresivo, caótico, pero fascinante una vez que caes en sus garras. Sus discos son todos intencionadamente extraños y oscuros, deliberadamente extravagantes, no por nada su apodo de infancia era «Doc Strange».
Jeanne Lee – Conspiracy
La voz de “Blasé” del disco de Archie Shepp, psicóloga, bailarina y poetisa, y esa voz en “The Newest Sound Around” plasmaron un disco junto al pianista Ran Blake. Una voz que te sumerge en una especie de letargo.
Con “Conspiracy” consigue un disco de una belleza excepcional, una especie de free jazz y spoken word acompañada por Sam Rivers y su futuro esposo Gunter Hampel. Jeanne Lee consigue el álbum más vocal experimental y hermoso del free jazz por excelencia. Su voz viaja a través de varias dimensiones y géneros, no sólo en este disco en solitario, sino en todos donde se le pidió que dejara huella.
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