“1883” es la primera de las precuelas de «Yellowstone», ese monumento a la televisión que ha construido Taylor Sheridan, con probabilidad el mejor guionista de la actualidad.
En esta ocasión se nos conduce a ese año para narrarnos el viaje desde Tennessee de la primera familia Dutton, junto a una caravana de pioneros alemanes hacia las tierras de Oregón. Un viaje peligroso por indómitas tierras llenas de inclemencias naturales como ríos o tornados y personas dispuestas a matar como indios, cuatreros y forajidos, encabezados por dos antiguos militares que conocen el territorio.
La historia se convierte en un auténtico western, puro espectáculo con momentos de mucha brillantez y personajes duros, en la línea de lo que marca el cine del oeste canónico. Sólo tiene un error pero es grave. Y es que según avanza la trama se le da el absoluto protagonismo a una Elsa Dutton, a la que se le intenta dar valores actuales como ser capaz de hacer lo que cualquier hombre o empoderarse pudiendo dictar siempre su opinión pero que no pasa de ser una niña caprichosa, malcriada y enamoradiza que se mueve por sus deseos inmediatos, sin reparar en nada más. De hecho, vemos que en este transitar es la única que no ve peligro alguno, frente al resto de la expedición, pudiendo llevar una vida de libertad sin más ley que la que ella dicte en ese momento. Ejemplo de ello, es la muerte de su primer amor donde parece que es la única que sufre un fallecimiento pues mientras el resto sigue luchando por sobrevivir, ella llora desconsolada en la carreta durante bastante tiempo y sólo varía cuando conoce a su nuevo amante: un indio heroico, con el que comenzar un proyecto de vida alejado de sus orígenes y convirtiéndose en otra miembro de la tribu.
Y es una lástima, éste enorme borrón pues el resto sigue poseyendo los extraordinarios diálogos de Sheridan, adornados de una fotografía excelsa de Ben Richardson, la épica banda sonora de Brian Tyler y Breton Vivian y un ritmo y puesta en escena que nos recuerda otros antiguos clásicos con gente que tiene que superar en grupo las vicisitudes del “salvaje oeste”, con líderes de honor, gatillo fácil y modales duros pero que todos poseen un elevado sentido de la justicia y de la responsabilidad, lo que emparenta a “1883” con el cine de Clint Eastwood.
Además el reparto en su mayoría funciona, sobre todo en su parte masculina encabezados por unos antológicos Sam Elliot, Tim Mc Graw y LaMonica Garrett, acompañados en la parte femenina más destacada con Faith Hill y la gitana inmigrante de Gratiela Brancusi. Entre los secundarios también funciona el líder germano de Marc Rissman, la amargada hermana Dutton de Dawn Olivieri, el trágico vaquero de Eric Nelsen , el indio guerrero de Martin Sensmeier y Billy Bob Thornton que aparece en un único capítulo, dejando su impronta. Todos menos Isabel May que es cierto que no lo hace mal pero su rol es tan increíble y desagradable que incluso su final (que no vamos a desvelar) carece de la épica necesaria aunque el desenlace esté a la altura del resto de los episodios.
Taylor Sheridan sigue convertido en el nombre más importante del canal de Sky Showtime pues a todo el universo “Yellowstone”, con sus cinco temporadas se suma este “1883” y “1923”, junto a algún “spin off” que tiene preparado de su serie matriz o “Tulsa King”. Un hombre fundamental en el cine actual que para la dirección de esta se ayuda su director de fotografía de confianza Ben Richardson y de Christina Alexandre- Voros, la otra fotógrafa de la serie quedando, como es lógico, bajo el prisma y visión del guionista de joyas del cine contemporáneo como son “Sicario” o “Comanchería”. Este “1883” no llega a esa altura ni a de “Yellowstone” pero tiene más aspectos positivos que negativos.
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