Kenneth Branagh vuelve a encarnar al célebre detective Hercules Poirot tras las entretenidas “Asesinato en el Orient Express” y “Muerte en el Nilo”. En este caso con “Misterio en Venecia” se inspira en Agatha Christie pues el material escrito proviene de “Las manzanas” o “Fiesta de Halloween” pero cambiando Inglaterra por la ciudad italiana, el asesinado pues han preferido que sea una joven que una niña y el crimen por ahogamiento pues no es en un cubo con manzanas sino por una caída al canal.
Da igual esas licencias pues estamos ante una obra compacta, divertida y que da un giro a la historia pues manteniendo el tono de “whodunit” su ambientación es oscura, cercana al cine de terror y con buenos momentos de tensión. Los puristas de Agatha Christie es posible que se escandalicen con esta versión tan poco fiel al original pero como largometraje funciona a la perfección, convirtiendo al detective belga entre un cruce entre Poirot y Sherlock Holmes.
Quizás en el debe encontremos un guion de Michael Green (autor de la presente trilogía de Poirot) que peca de algunos lugares comunes y de una atmósfera cercana a Edgar Allan Poe (de hecho el insoportable niño es lo que está leyendo), una tétrica fotografía de Haris Zambarloukos aunque la cinta sucede en una única y tormentosa noche y la banda sonora con predominio de cuerda de Hildur Gudnadottir que nos recuerda a la de «Joker». El resto es puro escapismo, un artificio divertido para amantes del cine de suspense.
Y Branagh vuelve a demostrar su faceta de director dotando a su historia de un ritmo adecuado y una puesta en escena alambicada con grandes angulares, primeros planos de entidad y movimientos de cámara trabajados. Nunca se limita a realizar teatro filmado, constante en su carrera pues si por algo llegó a la dama fue por adaptar a Skakespeare como nadie antes lo había conseguido, ni siquiera Laurence Olivier. No en vano, su “Enrique V”, “Mucho ruido y pocas nueces” y “Hamlet” es lo más destacado que se ha filmado del bardo de Statford Upon Avon, dentro de una filmografía con grandes títulos como “Los amigos de Peter”, “En lo más crudo del crudo invierno” o su reciente «Belfast», con la que consiguió su único Oscar (como guionista), algunos títulos alimenticios, obras menores y algún desliz (“Artemis Fowl”).
En el capítulo interpretativo no tenemos un reparto tan espectacular como en las dos anteriores pero aun así hay nombres conocidos como sus actores en “Belfast” que vuelven a hacer de padre e hijo Jamie Dornan y Jude Hill, la última ganadora del Oscar Michelle Yeoh, la francesa Camille Cottin o Kelly Reilly, a la que descubrimos con la espeluznante “Eden Lake” y ahora popularizada por su infernal hija en «Yellowstone». Aunque el protagonismo absoluto se lo lleva Kenneth Branagh aunque al inicio parece que pueda compartir el brillo con Tina Fey (en un papel que nos recuerda al de «Solo asesinatos en el edificio» cambiando el podcast por la literatura), lo que hubiese sido un desastre pues Hercules Poirot resuelve sus casos en solitario pero, por suerte, el coprotagonismo se va diluyendo según avanza el misterio.
“Misterio en Venecia” es un título interesante con más virtudes que defectos y que demuestran el buen momento creativo de ese brillante realizador que es Kenneth Branagh, un francotirador del cine capaz de dirigir casi cualquier género (quizás le falte el terror pues lo más cerca que estuvo fue con “Frankenstein”) y en casi todos salir indemne.
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