La primera parte de «La calle del terror» resultó una decepción terrible por las expectativas generadas a un producto de horror, basada en los libros de Robert L. Stine. Ambientada a mediados de los noventa, la cinta resultaba todo un catálogo de lugares comunes pero pasado por un falso tamiz de modernidad que no convencía desde el inicio hasta el fin.

Esta segunda parte mejora la anterior, enviándonos a 1978 a una historia previsible pero con menos pretensiones, en una institución tan familiar en Estados Unidos como es un campamento de verano. Lógicamente la fuente principal de la que bebe es el «slasher» a lo Viernes 13 pero con toques tipo «El proyecto de la bruja de Blair» y algún guiño a «Carrie». No aporta nada nuevo pero resultará divertido para el aficionado al cine de género, donde los jóvenes que practican sexo o experimentan con drogas no tienen buen final y el psicópata homicida mata con objetos contundentes o afilados.

Además suma una buena banda sonora repleta de canciones del rock de la época de David Bowie, Blue Oyster Cult o Kansas, lo cual se agradece, entre adolescentes corriendo para salvar sus vidas, un homicida poseído acabando con quien se le cruza en su camino con un hacha y personajes que habían aparecido en la anterior entrega pero con quince años menos. y eso que el prólogo nos presenta a la mujer superviviente de la masacre del campamento, avisando del día en el que murió su hermana por lo que tras la presentación de las dos familiares, la gracia está en saber cual de las dos es la difunta y cuál la heroína. Los caracteres de ambas son opuestos, una responsable y la otra marginada e impetuosa.

Vuelve a dirigir Leigh Janiak que ofrece una mejor puesta en escena que en la versión ambientada en 1994 siguiendo los canones del «slasher» ochentero, filmando de noche toda la parte de la masacre, donde la fotografía de de Caleb Heymann puede resultar demasiado oscura aunque hay que reconocer que crea su cierta tensión. Mejor como realizadora que como guionista pues la cinta trata demasiado en arrancar y con el añadido que no termina de presentar bien los diferentes caracteres de los protagonistas.

El reparto cumple con sus roles y estereotipos (rebeldes, gamberros, acosadores, infieles…) destacando Sadie Sink, el rostro más conocido desde que empezó a formar parte de la familia de «Stranger things» en la segunda temporada de la serie de los hermanos Duffer. Esta «la calle del terror: 1978» no consigue el mismo buen resultado pero sí mejora al capítulo precedente.

La calle del terror (parte 2) Netflix

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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