La pareja conformada por el director Philip Barantini y el actor Stephen Graham sorprendían en 2019 con el cortometraje “Punto de ebullición” sobre el inmenso estrés que sufre un chef profesional en una cocina de alta gastronomía. Interesante por lo que se contaba y por cómo se contaba pues elegían la fórmula del plano secuencia. Una elección que mantenían en su versión largometraje titulada “Hierve” y estrenada dos años después con gran resultado, más si sumamos filmar sin cortes durante hora y media, manteniendo la tensión en todo momento.
Un “tour de force” que llega al paroxismo ahora con “Adolescencia” donde de nuevo recurren al plano secuencia en la totalidad de los cuatro episodios que forman esta serie británica. Además construida con gran pericia, sobre todo en los capítulos dos y cuatro que cuentan con numerosos exteriores, drones y todo tipo de planos. Ahí Barantini demuestra ser un realizador al alza pues a su talento visual se añade una puesta en escena que no pierde un ápice de tensión en ningún momento, llena de acción, tanto física como en sus incómodos diálogos (excepcionales en este campo toda la parte final del capítulo inicial y la incomodidad del tercero).
Pero es que además “Adolescencia” cuenta hechos contundentes, narrados desde un punto de vista aséptico donde deja al espectador que tome partido gracias a que los personajes están carentes de maniqueísmo, algo complejo si entendemos que lo que se nos cuenta es un terrible asesinato entre menores de edad. Un tema tan brutal como el de “Un niño culpable”, ficción televisiva, también británica, sobre un niño de 12 años encarcelado por asesinato.
Sobre el espléndido guion de Jack Thorne y Stephen Graham se nos propone una historia dividida en cuatro partes, en cuatro localizaciones: primero la casa familiar y la comisaria, segundo la escuela donde estudiaban los implicados, tercero el centro de reforma y por último la casa familiar y un comercio próximo. Todos los momentos tienen interés y consiguen que comprendamos las motivaciones de todos los roles aunque no podamos compartirlas. Todo debido a que la miniserie no juzga a nadie y tanto la policía, los padres, amigos, psicólogos o el adolescente homicida tienen reacciones lógicas y coherentes por muy brutales que puedan resultar.
Y si bueno es el conjunto, no podía ser menos el reparto donde Stephen Graham se guarda el papel de progenitor, un hombre sorprendido y abrumado por la tragedia. Un gran actor bien secundado por el reparto en su integridad pero donde destacamos al chico Owen Cooper que gestiona un rol incómodo y difícil de defender, al policía encarnado por Ashley Walters y la psicóloga interpretada por Erin Doherty. Entre todos ayudan a un grandísimo producto televisivo que a buen seguro que estará entre lo mejor de este 2025.
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