Desde su primer disco, aquel mítico “Shake you money maker” (al que rindieron tributo en su última gira) The Black Crowes lograron hacerse el favor de un público de lo más heterogéneo pues lo mismo gustaban a heavies que a amantes del blues, del soul o del rock. Y eso yendo a contracorriente pues en los noventa dominaba el “grunge” y su sonido setentero, con raíces blues y del rock sureño parecía a contracorriente.
Los años pasan, los discos también y en este 2024 aparece lo nuevo de los “cuervos negros”. Un “Happiness bastard” directo, de corta duración (no llega a los treinta y ocho minutos y una buena parte del listado de canciones se queda en los tres) que sin llegar a los límites de trascendencia a los tres primeros álbumes, sí puede mirar “cara a cara” al resto de su impagable discografía. Unos hermanos Robinson (es lo que queda de la banda pues el resto son músicos de sesión y directo) que siguen dominando el arte de crear melodías grandiosas, tanto en cada nota que consigue sacar Rich a su guitarra como Chris a la voz. Un cantante que ha servido de modelo e inspiración a toda una generación.
Un disco que comienza a ritmo de “Bedside manners” que contiene todo lo que ha engrandecido a los de Atlanta: guitarra en slide, piano, coros y una velocidad irresistible. A ratos sureño, a ratos Rolling Stones pero siempre manteniendo la esencia de la formación. Plato fuerte es “Rats and clowns”, magnífico riff y un Chris Robinson casi rapeando a lo Beastie Boys. Una evolución en su sonido pero que sigue siendo reconocible. Por cosas como esta celebramos que los hermanos Robinson hayan hecho las paces. Solo a lo Allman Brothers y un estratosférico Chris. Las buenas sensaciones no decaen con “Cross your fingers”, más sureña y pantanosa en el primer minuto para enlazar en un soul de categoría, con un bestial estribillo.
Un inicio brillante que demuestra la buena conexión de los hermanos cuando están juntos. Y eso que sus proyectos paralelos también han sido buenos tanto Rich Robinson como los New earth mud de Chris. Hasta Marc Ford (el otrora guitarrista insigne en los mejores tiempos de los Crowes) ha sacado buenos trabajos en solitario o con su hijo Elijah pero cuando se unen los inmensos talentos de los Robinson se eleva el nivel. Ejemplo claro es “Wanting and waiting” que sigue funcionando bien. Otro tema de corte clásico. Puro Black Crowes.
“Wilted rose” es más intimista y country, contando con la colaboración de la cantautora de Nashville Lainey Wilson en el estribillo. Un descanso de calidad que dura hasta los primeros compases de “Dirty cold sun” donde se unen rock americano y sureño con Chris Robinson de nuevo casi fraseando las estrofas hasta un estribillo con pianos, coros femeninos y la guitarra de Rich que suena tan perfecta y limpia como en todo el “Happiness bastards”. Una producción cuidada la de Jay Joyce que hasta en el blues más sucio el de “Bleed it dry” que parece grabado en un bar de carretera de Georgia cuenta con armónica y un perfecto “desaliño” que le otorga ese punto de autenticidad.
Nos acercamos al final con la festiva y optimista “Flesh wound”, rápida, directa y un sonido a lo Cheap Trick que hace imposible no parar de mover los pies. Más blues rock setentero con “Follow the moon” que nos conduce sin remedio a otro baladón como “Kindred friend” que pone el broche final y el colofón a un estupendo Lp. De lo mejor de los Crowes en años y eso pensando que tampoco han sacado nunca un mal disco. Quizás pueda estar detrás del “Shake you money maker”, “The Southern Harmony and Musical Companion” o “Amorica” pero encabezando el resto de sus cinco discos restantes y el EP «1972».
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