Nada menos que desde el 2013 no tocaban los Black Crowes en España (en un imperial Azkena Rock) y desde 1999 en la capital de España (en el extinto Festimad). Por eso, y por estar el concierto programado en 2020, había ganas de ver en Madrid a los “Cuervos Negros”. Así que más de diez mil personas se congregaron en el Wizink Center para el evento más multitudinario de los Georgia (eso cuentan. Yo lo creo) en esta gira homenaje al mítico “Shake your money maker”.
Mención aparte merecen los teloneros DeWolff, trío neerlandés de guitarra y voz, teclado y batería. Y así sin bajista presentan un blues rock de tintes psicodélicos, bien ejecutado y con enorme actitud (y aptitud) sobre las tablas. Cuarenta y cinco minutos bien aprovechados en siete temas donde destacamos la inicial “Night train”, “Tired of loving you” o “Treasure city moonchild”. La mejor definición de los holandeses la explicó Chele Brasero cuando afirmó que parecen la reencarnación de Golden Earring. Nada casual pues finalizaron con los primeros acordes del “Radar love”. Vuelven a España en febrero como cabezas de cartel.
Y a las nueve en punto, se apagaban las luces y comenzaba la fiesta rockera que nos presentaban los de Atlanta. Un escenario sencillo pero resultón que simulaba un bar puramente americano, con su puerta de entrada, un telón con la pista de baile y una barra con bebidas y un camarero que estuvo allí en todo momento. La presentación llegaba con un miembro del equipo acercándose a una jukebox eligiendo el “Shake your money maker” de Elmore James. A partir de ahí una primera parte sin sorpresas tocando íntegro el antológico debut de los estadounidenses. Volumen brutal, tanto que la PA se resintió en alguna fase, un Chris Robinson estratosférico de voz (ya tiene cincuenta y cinco años pero no ha perdido un ápice de timbre) y estupendo como front- man, sin parar de bailar, comunicar y transmitir. Rich Robinson se encontraba a su lado con su frialdad característica pero se le vio feliz. Incluso las desavenencias del pasado parecen no existir pues al final compartieron micrófono y en su despedida en loor de multitudes se saludaron, chocando sus manos.
Inicio antológico con esa entrada superlativa que es “Twice as hard”, “Jealous again” y “Sister luck”. Quizás sólo superada por las tres primeras del “The Souther Harmony and Musical Companion” (que por sorpresa también tocaron. Más tarde hablaremos de ello). Con el público enfervorecido siguieron “Could I’ve so blind”, “Seeing things”, el cover de Otis Redding “Hard to handle” (sin duda la más esperada pues desde mi privilegiada visión en la parte superior puede comprobar que era la que tenía más móviles grabando), “Thick n’ thin”, la preciosa “She talk to angels”, “Struttin blues” y una “Stare it cold” donde la banda se gustó. Llegaron en formato sexteto, con dos coristas. Una banda engrasada y con talento aunque los focos fuesen siempre a los hermanos Robinson.
Más de uno pensábamos que está genial esto de girar con el “Shake your money maker” pero que tampoco nos hubiese importado escuchar íntegro el “The southern Harmony and Musical Companion”. Y como un ruego atendido nos sorprendieron con “No speak no slave”. Gran elección. Tras ella siguió “Papa was a Rollin’ Stone”, una de las versiones, en este caso de The Temptations”, que han presentado este año en el Ep «1972». Coincido en la reseña de Laurent Berger en que Black Crowes es una banda que amamos de una manera, a veces, de forma desmesurada. Pero es que lo de Madrid fue mágico pues tras el “Wiser man” del “Amorica”, se atrevieron con el inicio de su segundo disco con “Thorn in my pride”, “Sting me” (que apenas habían tocado en el tour) y “Remedy”. Ni que decir tiene que este regalo fue acogido con júbilo y alegría. Así que con los antológicos acordes del “Remedy” se marchaban unos instantes del recinto para volver poco después y terminar con otra del “1972” como es el “Rocks off” de los Rolling Stones, primera canción del “Exile on main St”. Noche para el recuerdo esta de Madrid en un directo que tardaremos en olvidar. Confiemos que no tarden otros nueve años (o veintitrés si hablamos de Madrid) en regresar a la “piel de toro”.
Coincido en general, disfruté mucho pero en mi opinión, el sonido fue mejorable
Muchas gracias por tu opinión. Supongo que estarías en pista porque conocidos que estuvieron en esa zona me dijeron que era demasiado atronador el volumen. Al estar en grada a mí me llegó el sonido, imagino, más limpio aunque como explico en la reseña sí se notó algún sufrimiento en la PA.
Conciertado. Cociertazo apesar de los pesares… sin pantallas (imprescindibles para los que están mas lejos del escenario. Imprescindibles). Calidad de sonido regulero, al menos en las gradas frente al escenario. Aún así, no se puede describir y resumir mejor el concierto: conciertazo.
Muchas gracias por tu opinión. De acuerdo contigo en lo de las pantallas. Gran apunte.