Si a mí, Kutxi Romero me dejo un poso de canciones revestidas de vivencias que hice mías, imagina en su hijo Aarón, que sintió en el momento dado el calor de las mismas manos que escribían aquellas letras. Seguro de la responsabilidad de esa ascendencia y casta, se embarca en la prosa compañera de las guitarras eléctricas con Linaje, la banda de las cinco Aes, la voz y guitarras de Aarón Romero, las guitarras de Asier Cuiral y Aimar Goika, el bajo de Alain García y la batería de Asier González. Lo primero que impresiona de “Desataron a los perros”, grabado en los estudios navarros R5 y producido y mezclado por Kolibrí Díaz, es su portada, obra y gracia de Iosu Berrobeña. Una vez prevenido de lo que se viene encima es hora de subir el volumen y dejar que la música de Linaje hable por sí sola.
La sombra de Marea se hace presente sobre todo porque en la música de Linaje intuyes las mismas influencias que en estos, rock urbano de importancia supina a las letras y guitarras afiladas, rasgos aflamencados en las voces como certeza de que la música entiende más de hogueras que de templos. Ese bajo introduce a unas guitarras cortantes que construyen melodías para dar inicio a “Desatan a los perros”, el disco, la canción. Melodías quebradas que riman con una voz que recita descarnada. “Ay, morena mía” es tan directa como franca, una declaración de amor de acordes arrodillados y quejío de volantes rockeros. Albertucho se asoma a “Querida libertad” que presume de guitarras, hechuras de rocanrol con denominación de origen traducido en esos solos y cantos plenos de esperanza por romper cadenas adosadas.
“Nunca quise ser tu esqueleto” se acelera de manera precisa preparando el terreno para la entrada de una estrofa que encajaría como un guante en los primeros discos de Marea. “A la luna le sobran canciones”, guitarra dibujando melodías para empujar con fuerza y no importarle mutar en aire flamenco de manera precisa, de norte a sur que las fronteras estan para tomarlas disueltas en el café y volver a rockear al final.”El vendabal” hierve a fuego lento, a ritmo de medio tiempo intenso, estribillo que se mece entre melodías para agarrarse a los sentimientos. “Chatarra y Laurel” nos devuelve con esas guitarras a la inspiración de los primeros Marea mientras tanto “A remojo” comienza con hechuras de balada jazz para saltar hacia delante a ese rock de guitarras cabalgando y letras impresas que tan bien manejan Linaje.
“Askatu izazu ilea” se reivindica a favor de la variedad lingüística y su puesta en calor como identificación cultural de raíces, una canción que suena muy a rock del norte, de Euskalherria y no tan solo por la lengua vernácula sino por su sonido. Cierra el disco “Aún me duele”, en directo, apergios de guitarra acompañando una voz desnuda que rima historias de vida. Sin lugar a dudas Linaje son un paso adelante en pos del paso necesario a las nuevas generaciones, con las influencias perceptibles deun primer disco donde la honestidad se mezcla con las intenciones para dejarnos un puñado de canciones de rocanrol apasionado.




















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