Que fácil y burdo es caer en la trampa de hablar mal del disco de Jeff Beck y Johnny Deep, o hablar bien de él, como quiera cada cual. Un ejercicio pueril, en donde un tipo que ya no tiene que demostrar nada musicalmente y que siempre ha hecho lo que le ha venido en gana, se junta con un actor que acaba de conseguir una publicidad que costaría millones, gracias a un juicio mediático en donde una pareja, han lavado su ropa sucia para quienes querían escuchar como cotillas lo que sucede de puertas para adentro de las dos estrellas de Hollywood.
Bueno, una estrella y una pretendiente a serlo para ser más precisos. Que a Johnny Deep le guste tocar rock and Roll parece que molesta a muchos; ya con sus colegas de Hollywood Vampires, mucho reprochaban a Alice Cooper y Joe Perry de juntarse con aquel actor que gusta tanto sobre actuar y disfrazarse. ¿Que lo hace mal o bien? ¡Poco me importa! Como personaje mediático creo que la fantasía ha adelantado a la persona, como músico es anodino, como tantos miles que sacan discos a diario y se hacen llamar músicos. Que se junte con Beck, o con quien le venga en ganas es un privilegio que se puede permitir, y eso es lo que molesta a muchos. Aquí tenemos cincuenta y cinco minutos de una inusual colaboración. Disfrútenla o pasen de ella, pero no se conviertan en jueces sin escucharlo.
El disco “18”, es un batiburrillo de versiones dispares, que van desde Killing Joke a Beach Boys pasando por Janis Ian. El buen gusto y la diversidad no se les pueden reprochar. Y dos temas compuestos por Deep, que lo mejor de ellos son los títulos con los que los ha bautizados: “Sad motherfuckin’ parade “ y “This is a song for Miss Hedy Lamarr”. Ambos se lo pasan bien, sin importarles si el disco venderá o no; ya se habla de él sin la necesidad de escucharlo.
Eso si, una portada más horrenda no podían haberla concebido; por dios, qué dibujo más feo. ¡Parece un boceto del video clip aquel de A-Ha!
Que si Deep es un mal tipo o no, o que su ex es una chalada o no, no viene a cuento. Y además me la trae floja, la verdad sea dicha. Beck es un grande en lo suyo, Deep no lo hace mal en lo suyo, ¿por qué se cortaría a la hora de hacer lo que le viene en gana? El álbum ha recibido una atención que cualquier disco grabado por cualquiera de los dos por sí solo no habría conseguido. Y parece que la unión ha despertado al Becko de sus anteriores trabajos de estudio; “Emotion and Commotion” del 2010 y su sucesor “Loud Hailer”, que son mucho más flojos que este “18”. Para Depp es una oportunidad de progresar como músico, vocalista y compositor. Y desde el inicio Beck deja bastante claro que este es su álbum.
Simplemente dos amigos pasándolo bien junto a la bajista Rhonda Smith, compañera de banda desde hace mucho tiempo, y otros músicos que siempre están con Becko.
Por cierto, habrá una gira con muchas fechas por Europa presentando el disco. Por aquí no pasarán. ¿Será porque somos demasiado cotillas y nos permitimos juzgar demasiado fácilmente?
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