25 años después de su debut y cuando parecía que se los había tragado la tierra, Placebo vuelven a la carga. Tras múltiples retrasos, su octavo álbum “Never Let Me Go” ha visto finalmente la luz y está francamente bien. Brian Molko y Stefan Olsdal siguen facturando estupendas canciones a pesar de las adversidades. Ahora están en una compañía independiente, So Recordings, y “Never Let Me Go” se grabó en el estudio casero de Stefan hace más de 2 años, pero la esencia de Placebo sigue intacta. Es más, puedo asegurar que estamos en su mejor trabajo en mucho tiempo.
El descaro del glam rock y los sintetizadores siguen predominando en su música para disfrute de sus fans. Parece que por algunos no pasan los años. Atrás han quedado ciertos temas en las letras de Brian, hay menos sexo y menos drogas, elementos que han dejado paso a una seria preocupación por la contaminación, el cambio climático y la peligrosa deriva de la sociedad actual. No son especialmente optimistas, la verdad. Por cierto, no hay menciones al Covid ya que casi todas las canciones estaban escritas con anterioridad a la pandemia. No han sido buenos tiempos para nadie, tampoco para Placebo aunque ellos, al menos, han parido un disco excelente. Hay temas simplemente magníficos que no esperábamos a estas alturas de un grupo que lleva 25 años sobre los escenarios. ¿Pensabas que Placebo serían un pálido reflejo de lo que fueron a finales de los 90? Pues no.
Tanto Forever Chemicals como Beautiful James son ases triunfadores, dos temazos marca de la casa que nos hacen pensar que estamos en 1998. Pero no hay nostalgia en su sonido. Tampoco la hay en Hugz, Happy birthday in the Sky o la paranoica Surrended by spies. Sorprendentes actualizaciones del sonido de Placebo que mantienen la mejor pegada del grupo. ¿Seguro que no estamos todavía en el siglo XX? La sorpresa llega con la sensacional The prodigal con unos arreglos que recuerdan a Eleanor Rigby y que encierra un homenaje al Under Pressure de David Bowie y Queen (a partir del minuto 02:15). No olvidemos que Bowie fue siempre un amigo y protector de Placebo. Otra agradable sorpresa resultan Try better next time, Sad White Reggae, Twin Demon y Chemtrails. Una vez más la singular voz de Brian Molko nos lleva por pasajes oscuros adornados con guitarras afiladas. Cierto que estas canciones no hubieran desentonado en ninguno de sus discos anteriores pero ello no hace más que corroborar lo avanzada que fue su propuesta en su día. Para el final han enlazado los tres temas más pausados y reflexivos: This Is What You Wanted, “Went Missing” y “Fix Yourself” que suponen un cierre bastante acertado. En concreto, Fix yourself suena como si Depeche Mode y The Cure hubieran grabado un disco juntos a mitad de los 90. Desde luego, Placebo nunca han escondido sus gustos pero siempre han logrado sonar a Placebo.
En resumen, este “Never Let Me Go” de Placebo es uno de sus discos más consistentes y completos. 13 canciones sin rellenos ni puntos débiles que se disfrutan de principio a fin. “Never Let Me Go” se puede incluir en el grupo de regresos gloriosos como los llevados a cabo en los últimos tiempos por Garbage, Duran Duran o Tears for Fears.
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