Hablábamos por última vez de Monolord a principios de año por su Ep «I’m staying home» donde nos congratulábamos del buen momento que pasan los suecos, uno de los estandartes del doom en la actualidad. Con “Your time to shine” nos presentan su quinto disco, tras el excelente “No confort” del 2019. Un álbum este con el que dan una vuelta de tuerca a su sonido, ya que sin dejar el doom, se deslizan por nuevos derroteros; más progresivos, setenteros y psicodélicos, cosa que les acerca a los teutones Kadavar, banda con la que han compartido cartel en alguna gira.
El cambio lo empezamos a notar en la portada, sobre un fondo verde de hierba en el campo vemos a un conejo muerto rodeado de flores. Una especie de funeral pagano digno del “Midsommar” de Ari Aster. Eso sí, con el potente sonido de las pesadas guitarras del comienzo de “The weary” parece que seguirán la senda marcada por sus anteriores Lp’s, así que la sorpresa llega sobre los dos minutos cuando entra la voz de Thomas Jagger, a lo que se suma un notable cambio en la melodía, dejando la cadencia pesada y acercándose al progresivo y a los sonidos setenteros. Cinco minutos de máximo nivel que no desentona con la siguiente “To each their own”, estupendos siete minutos y medio donde se evidencia el notable cambio en las estrofas, sin dejar el “doom” y su deje “stoner” y “metal” ofrecen nuevos campos de experimentación, sumados a un largo y portentoso punteo final. “I’ll be damned” comienza por los terrenos conocidos de la banda pero la voz de Jagger en distorsión espacial y el potente riff que acompaña al tema si bien es verdad que nos acerca al pasado, sí se acerca más al sonido de siempre. Además Monolord de tener una base rítmica de altura con el bajo de Mika Häkki y la notable pegada de la batería de Esben Williams. De nuevo en “I’ll be damned” podemos observar los grandiosos solos y punteos que practican los escandinavos. Otros casi siete minutos de deleite.
Si ya con los dos anteriores temas empiezan las cadencias y progresiones, con el tema homónimo llega al paroxismo pues “Your time to shine” pasa de los diez minutos. Y eso que los primeros compases son relajados; primero con la guitarra desnuda y luego al entrar bajo y batería en una especie de “blues stoner- doom” hipnótico, extraño pero sumamente eficaz donde la voz no entra casi hasta los tres minutos. Un medio tiempo precioso que transita entre lo progresivo setentero y el stoner doom donde se demuestra que los nórdicos no dejan de sorprender, ya que sin dejar de ser ellos mismos consiguen convertir sus pesadas melodías en un producto más accesible. De nuevo debemos destacar la maravillosa parte central con estructuras melódicas repetidas, cambios de ritmo que llegan a dejar durante un tiempo a la guitarra sola lanzando notas sobre un fondo espacial.
Y con “The siren of Yersinia” llegamos al final. Una pena que el disco sólo contenga cinco cortes para casi treinta y nueve minutos de duración. La canción de despedida vuelve a tener un comienzo, que tras un arrollador guitarreo de entrada, nostálgico y calmado durante tres minutos pasando al doom con influencias de stoner y metal que hemos escuchado antes, en otros trabajos y que deja un brillante cierre a un grupo cada vez más al alza y al que hay que agradecer el riesgo de este “Your time to shine” saliendo de su “zona de seguridad”.
Una evolución que iguala o supera el “No confort” (que era soberbio), en el que fue su debut con Relapse Records. Una discográfica que visto los resultados les ha venido bien a los Monolord.
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