James Randi es todo un referente entre los escépticos del mundo. Reputado mago a nivel mundial (para muchos fue el sucesor del gran Houdini), lleva décadas desenmascarando a curanderos y videntes de todo tipo. La cruzada de Randi contra estos charlatanes inspiró no hace mucho el film Luces rojas y ahora le toca el turno a un documental sobre su apasionante figura. Para Randi es demasiado fácil engañarnos (bien lo sabe él) y debemos mantenernos siempre alerta. Ser escéptico se convierte en casi una necesidad, ahí fuera hay decenas de listillos dispuestos a llenarse los bolsillos aprovechándose de nuestra credulidad.
La diferencia entre un mago y un vidente viene a residir en que en la magia tanto el mago como el espectador asumen que hay un truco y encontrarlo supone un reto para el espectador. Sin embargo, el vidente no asume que haya ningún truco: sus poderes paranormales son reales y emanan directamente de lo sobrenatural. Para Randi, si podemos reproducir mediante trucos esos supuestos poderes paranormales, se debería de crear una duda razonable en el público. No podemos demostrar que, simplemente, no hablan con fantasmas ni con divinidad ninguna, pero sí se pueden reproducir sus engaños para hacer dudar al respetable. En otras palabras, no se puede demostrar que los unicornios no existen, pero sí podemos ponerle a un caballo unas alas y un cuerno de plástico. Este razonamiento es el que los directores Tyler Measom y Justin Weinstein han intentado transmitir en su documental.
En su afán por demostrar lo fácil que es engañarnos, Randi inventó un falso vidente que llegó a contar con miles de creyentes. Incluso llegó a engañar a la comunidad científica haciéndole creer que dos compinches suyos tenían verdaderos poderes psíquicos. Entre las mayores hazañas de Randi se pueden incluir la demostración de la estafa del vidente Peter Popof (sus conexiones divinas provenían de la radio frecuencia) y dejar en evidencia al mentalista Uri Geller (aquel tipo que se hizo de oro en los años 70 a base de doblar cucharillas). Sin embargo, ambos personajes se han reciclado y actualmente ingresan millones de dólares anualmente a base de vender agua bendita y piedras mágicas. Hay gente así de lista y millones de potenciales compradores así de idiotas.
No creo que este documental pretenda que quienes crean en el más allá dejen de hacerlo, pero es posible que cree dudas sobre la veracidad de muchos testimonios. A veces basta con una duda razonable para empezar a desmontar todo el lucrativo castillo de naipes.
En An honest liar asistimos a jugosas escenas de archivo y numerosos testimonios de colaboradores de Randi en su lucha contra supuestos videntes y personas con poderes psíquicos. Obviamente Randi sigue siendo un tipo de interés pero su vida cotidiana a su avanzada edad no puede compararse con la de décadas pasadas. Es cuando el documental se introduce en la vida privada de Randi cuando el ritmo se resiente y el interés decae pero todo acaba teniendo un sentido. No deja de ser irónico que un luchador contra la mentira haya convivido con ella durante décadas sin saberlo. Tampoco deja de ser curioso que Randi sepa ver la verdad que subyace debajo de una mentira mantenida durante tanto tiempo.
Recomendable si no crees en el más allá.
0 comentarios