En la primera parte de la trilogía actual de «La noche de Halloween» se eliminaban las nueve continuaciones de la original de John Carpenter, borrándolas para convertirse en una especie de secuela directa de la primera. Algo así ha sucedido con esta reciente “La matanza de Texas” pues elimina todo lo sucedido en la oficial segunda parte que dirigió el propio Hooper para la Cannon, la tercera con ese inenarrable comienzo con la sierra mecánica saliendo del agua como si fuese la espada Excalibur, la que dirigió la guionista Kim Henkell, el remake de Marcus Nispel, las dos precuelas o la realizada en tres dimensiones. En “Halloween” el responsable de la operación es John Carpenter como creador y manteniendo los paralelismos en esta, una vez fallecido Tobe Hooper, queda la guionista de la de 1974 Kim Henkell aunque el proyecto fue entregado al uruguayo Fede Álvarez quien saltó a la fama con el “remake” de “Posesión infernal” y con posterioridad con la interesante «No respires». Junto a su habitual guionista Rodo Sayagues aparecen como autores de la historia y productores junto a Kim Henkell aunque desaparecen del guion de Chris Thomas Devlin y la dirección para David Blue Garcia.
En esta nueva historia domina la irregularidad pues el que quiera criticar tiene el campo abonado pues el “libreto” y bastantes situaciones tienen más agujeros que un queso Gruyere. Cosa que no terminamos de entender como aplicar una descomunal tormenta de verano para que buena parte del metraje sea nocturno, un error crucial pues una de las grandezas de la de Tobe Hooper era ambientar buena parte de sus secuencias en pleno día, o unas luchas contra el gigante “cara de cuero” donde las heridas parecen no pasar factura a nadie pues incluso una persona es elevada con la sierra mecánica en funcionamiento y en vez de una muerte al instante le da tiempo a realizar un heróico acto minutos después. Pero parece claro que nadie va a ver la cinta buscando verosimilitud sino un espectáculo gore. Y como “slasher” funciona acercando a Leatherface a otros homicidas mítico como Jason, Michael Myers o Freddie Krueger. Y en un gesto que diferencia al matarife tejano con los otros monstruos es que en unos cuantos momentos (no son pocos) el espectador va a tomar partido por el psicópata merced a unas situaciones delirantes que recuerdan un tanto a la divertida «La caza» donde se mezclaba el crimen con el humor negro. Aquí tenemos a unos “pijos” de ciudad que llegan con todos sus prejuicios a la América profunda para comprar un pueblo fantasma y revitalizarlo para formar una Arcadia feliz llena de inversores. Por el camino insultan a la población, no entienden las costumbres locales, imponen sus ideas ecologistas y contra la posesión de armas y lo peor, no dudan en expulsar a una mujer de su casa en aras del bien común. El problema es que esa mujer es quien ha cuidado de Leatherface todos estos años y su muerte por el camino desatará la furia del gigante con crímenes de lo más sangriento. Mención aparte para la secuencia donde entra con su sierra mecánica donde un montón de urbanitas borrachos se han refugiado. Casi todos sacan sus móviles amenazándole con la grabación, naturalmente “nuestro amigo” empieza una exhibición en directo mientras los seguidores en las redes sociales critican la “carnicería” por poco realista.
Sin duda es lo mejor de un largometraje a ratos entretenido y con unos cuantos guiños al pasado, sobre todo en la presentación. Bien es verdad que le falta la grandeza de la de Hooper (a pesar de que también hay su dosis de crítica social) pero se lleva bastante bien su escaso metraje de poco más de hora y veinte minutos y con otro baile final de Leatherface con su motosierra, una de las secuencias más extrañas e hipnóticas del cine de terror.
0 comentarios