Blumhouse ha conseguido labrarse un importante nombre como productora independiente, con obras de bajo presupuesto, en su mayoría de terror, que funcionan en taquilla y que han descubierto nuevos realizadores, como Scott Derrickson, o volviendo a situar a antiguas estrellas en primera plana (que se lo digan a M. Night Shyamalan). Un cine sin más pretensiones que entretener y que busca fidelizar un público amante del horror moderno o la «casquería».
«The hunt» es un más que digno entretenimiento que bajo su premisa de pasatiempo ligero esconde una soterrada dosis de maldad y crítica social. Un grupo de millonarios deciden cazar por diversión a unos cuantos seres que consideran despojos sociales. Como se puede observar un argumento nada original y visto en pantalla en multitud de ocasiones. La diferencia con otras cintas de acción similares en su incorrección política, pues poco después de comenzado su segundo acto, descubrimos con asombro que estos ególatras tienen unas motivaciones discutibles pero de plena actualidad, pues todos poseen ese pensamiento «woke» tan del gusto de la izquierda estadounidense. Tipos comprometidos con las causas sociales, con la diversidad y las minorías que deciden eliminar a lo que ellos consideran «basura blanca»: ciudadanos que aman la caza, las teorías de la conspiración y, con probabilidad, el partido republicano. Ante semejante idea no nos queda más remedio que descubrirnos y aplaudir ese golpe de efecto que ha perpetrado Craig Zobel.
Un ejercicio de estilo, donde tampoco se omite el «gore» y el humor, negro en su mayoría, que merced a un ritmo desenfrenado hace que su hora y media de metraje pase en un suspiro y que podamos obviar las múltiples «lagunas» en su guion, compensadas por el sarcasmo y, casi, la astracanada de su puesta en escena que además nos deja alguna sorpresa, como su arranque donde empiezan a morir todos los roles que parecían que iban a ser los protagonistas de la función, como inventó Hitchcock en «Psicosis» y emuló Brian De Palma en «Vestida para matar», dos obras maestras que «The hunt» no alcanza pero que tiene el detalle de homenajear.
Aquí no tenemos unos planos alambicados ni una construcción por encima de la media, aunque su dirección es eficiente. Tampoco ofrece unas interpretaciones para recordar, a pesar de aparecer una doble ganadora del Oscar, pero en su conjunto funciona, con un elenco «pasado de rosca», histriónico y que se comportan casi como dibujos animados. Todo se perdona ante su delirante argumento, a contracorriente del discurso mayoritario en Hollywood, donde suponemos que a todos esos justicieros de la batalla social,ecologistas, animalistas, veganos y comprometidos con todas las causas izquierdistas no hará ninguna gracia. Ejemplos hay a puñados pero destacamos un crimen donde antes de disparar con una escopeta de cañón recortado a un pobre hombre le ofrecen como últimas palabras que escuchará: «-Y que sepas que el cambio climático existe-«. Premio a sus responsables por atreverse con este «soplo de aire fresco» y a Blumhouse por seguir manteniendo el nivel en sus trabajos. Lástima que se estrene bajo esta «nueva normalidad» donde es complicado llenar las salas, cosa que antes ya era difícil pero que ahora se acrecienta con el miedo a un posible nuevo brote.
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