Por fin llegó el momento, llegamos a la más rabiosa actualidad de una de las Criaturas Salvajes más indiscutibles, la noruega Soldheim, y sus acólitos vintage rockers. Ya tocaba. The Lines We Cross (2023) se convierte en la sexta obra en estudio de los noruegos, un disco postpandemia que es continuista con la línea de experimentación y necesidad evolutiva de la banda desde Ninja (2016). Nos encontramos delante de un disco dinámico y con muchas caras, un álbum que sorprende tanto por la inagotable capacidad compositiva de nuestra protagonista como por la frescura a la hora de contrastar temas más ‘carnales’ y de electrificado sangrado setentero con composiciones más atmosféricas, etéreas y de contenido lírico existencial y de reflexión sobre lo que nos está pasando en estos tiempos locos que nos ha tocado vivir. Vamos poco a poco…
Imponente y muscular inicio de disco con dos zambombazos setenteros de la talla del revelador “Action, Deeds & Suffering” y el cadencioso y sexual “Ghost With A Gun”. Qué gran trabajo de sección rítmica y de teclados. Del vozarrón de la Soldheim ya ni os hablo. Deep Purple, Grand Funk y Led Zepp por un tubo… anticipando momentos ácidos venideros en el cuelgue psych de “Ghost…”. Y así es, la dos partes de “The Loneliest Fortune (pt 1 & 2)” son un ejercicio fabuloso de psicodelia en su más amplio sentido, primera parte vaporosa y etérea, segunda más Vintage Folk & Prog Rock, cercana a los parámetros de estilo de Francis Tobolsky y sus Wucan. Huele a Jethro Tull, una animalada de 10 minutos. En este sentido más ‘flotante’ también degustamos con pasión el atmosférico “Valencia” (¿qué les puede haber inspirado de mi ciudad natal para querer ‘casarse’ allí?). Otra enormidad experimental/ambiental de cierto acercamiento Björk la tenemos en “Carnival” con el lujoso añadido de 24 músicos pertenecientes a la Arctic Filarmonic Orchestra de Tromso. Una delicatessen con saborcillo a los Zeppelin más ampulosos gracias a esos vientos orientales. Dejamos de ‘flotar’ y nos ponemos a bailar con la electrónica post punk perfectamente planteada en “Sad Sack In a Cadillac” que antecede al que, para quien suscribe, es el tema más rotundo e incontestable del trabajo, “The Devil You Know”, y es que cuando la Soldheim se pone guerrera me tiene ganado con un puto único pestañeo. ¡Qué estribillo y riffs más potentes! Volvemos a la disciplina más Page/Plant con ese ejercicio ‘a la “Kashmir”‘ de “The Lines We Cross”, un corte de rítmica preponderante y líneas potentísimas de teclados derivativas de todo un John Lord. Calma tensa, se avecina tormenta… El disco se cierra en banda con “Instant Conclusions Decade”, una canción reflexiva y con clara épica nórdica nostálgica, con arreglos electrónicos y líneas vocales etéreas que cierra de manera magistral un álbum que está llamado a ser y estar entre lo mejor de este 2023. Por no decir que ya tengo uno de mis discos del año en febrero… Heidi Soldheim TE AMO…