Raphael es patrimonio de la música en español, no sólo de España sino de buena parte de Latinoamérica. No en vano, en marzo y abril estuvo visitando Chile, Argentina, Perú, México y Colombia en esta presente gira. Algo casi inaudito en una persona con más de ochenta años, con un nivel físico y vocal extraordinario. Alguien que ama su profesión y que con trabajo, dedicación y esfuerzo ha conseguido el nivel de leyenda de la música ligera.
Este concierto del Tío Pepe Festival era especial pues se lo debía a su público tras la cancelación del pasado año por problemas de salud. Una segunda fecha que continuaba el buen nivel de su primera entrega, como bien reseño mi compañero Carlos Tizón. Si el pasado 2023 presentaba su nuevo disco “Victoria”, este 2024 sigue con el mismo espectáculo y similar repertorio y una amplia banda de nueve músicos y tres coristas donde sobresalen los metales (saxo, trompeta y trombón), guitarras, bajo, dos percusiones y piano como una metáfora del pasado y el presente, cosa que se puede comprobar en los arreglos que dotan de cierta modernidad a canciones de hace tantos años.
De hecho, su tema de entrada es “La noche” de finales de los sesenta, seguido de “De tanta gente” del “Victoria”. No fue la única muestra del Lp, pues a la mitad del directo acometió con la intimista “Lo saben mis zapatos” (con el acompañamiento de piano) y el tema homónimo. Pero con lo que el respetable disfrutó a raudales fue con los clásicos atemporales: en el inicio “Yo sigo siendo aquel”, “Cierro mis ojos y, sobre todo, “Digan lo que digan” y “Mi gran noche”, inmortales cortes de un jerezano universal como Manuel Alejandro. Un compositor referente en el de Linares pues buena parte de su repertorio más conocido lleva la pluma y música del nacido en el cercano barrio de Santiago. Casi para alternar las últimas melodías enlazó “No puedo arrancarte de mí”, “Estar enamorado”, “En carne viva” o “Ámame”. No en vano escribió más de cien canciones para Raphael.
Pero también hubo tiempo para versiones de Armando Manzanero como “Adoro”, “Somos” de Mario Clavell, México con “La llorona” y “Gracias a la vida” de Violeta Parra o el tango argentino con Alfredo De Angelis y su “Qué nadie sepa mi sufrir”, tras joyas atemporales como “La canción del trabajo” o “Estuve enamorado” y ese guiño a Jacques Brel con “A que no te vas”.
Y Raphael con su única forma de acometer las canciones (que hasta tipos como Bunbury le ha servido de modelo) y su presencia escénica, de luto riguroso y con una Bodega Las Copas entregada al absoluto protagonista de la noche.
Los momentos de más intensidad que llegaron al paroxismo fueron en un desenlace increíble con “Escándalo” y otra triada de Manuel Alejandro como “Yo soy aquel”, “Qué sabe nadie” y la final “Como yo te amo”. Y es que a uno le puede gustar más o menos Raphael pero hay que rendirse ante toda una institución, a su forma de entender e interpretar la música y su mirada original que une pasado, presente y futuro pues cuando se retire (y por temas de edad está más cerca que lejos) su nombre quedará grabado como uno de los más grandes en su estilo. Queda claro, que poder escucharle en directo es un privilegio. Algo que no se olvida con facilidad.
Fotografías: Adrián Fatou (Cortesía de la organización)
Que maravilla poder asistir al concierto del mejor y más grande ARTISTA internacional vigente que tenemos en nuestro País.
RAPHAEL por siempre !!!!