¡Joder!. ¡30 años ya!. No sé si me estaré haciendo más sabio, pero si que las arrugas comienzan a ser parte curtida de mi piel por mucho síndrome de Peter Punk al que viva agarrado como náufrago al palo mayor cuando el puñetero barco de la vida poco a poco va haciendo aguas. ¡Treinta años resulta que han pasado desde que aquellas maquetas de los Agua Bendita corriesen de mano en mano, grabadas en cintas de cassette!. Punk, rebeldía, juventud, ganas de mandarlo todo a la mierda al ritmo que marcaban Agua Bendita entre otros. Tiempos en los que tocaba correr, por mucho que algunos se empeñen en idealizar, seguramente porque no los vivieron, o lo hicieron desde el lado «correcto» de la calle. Mestizaje musical, punk, ska, rock potente, diversión, denuncia, puedes alzar el puño mientras aguantas el litro con la otra mano, compañero, pero cuidado, que al final el jaco y otras historias igual lo manejaban los mismos que pretendían mantenerte amordazado, no fuese que como cantaban Kortatu, aunque esté todo perdido, siempre nos quede molestar. Tres décadas y cuanto hemos cambiado, o quizás no.
Maldito Records pone en circulación esta revisión de esas canciones que nos aprendimos de memoria, sentados en algún banco, con los bolsillos vacíos y tratando de cambiar el mundo, aunque algunos se rindieran antes que otros. Nuevo sonido, reforzándolo, obviando ese espíritu maquetero y dando fuerza y empuje a unas canciones que ya lo traían de origen. Moussa Castro ha decidido volver a poner Agua Bendita en circulación, y es de agradecer, porque necesitamos reivindicar a mucha gente que se dejaba los cuernos en los locales de ensayos en unos tiempos en los que las compañías discográficas derrochaban pastas en músicos anodinos y complacientes pero cerraban las puertas a cal y canto a muchos que tenían demasiado que decir. La música de Agua Bendita era directa, sin rodeos nada necesarios, letras urbanas, palabras de barrio, de farolas apagadas por falta de mantenimiento municipal que prefería hacer brillar las luces en otros lugares, como ahora hacen entregando nuestras ciudades a nuevos barbaros disfrazados de turistas con botellones, chiringuitos con sobredosis de decibelios sin hora de cierre y pisos infiltrados haciendo negocios.
Siempre es muy buena noticia que el rock siga siendo contestatario, y por desgracia, nos guste o no, que letras con tres décadas a su espalda, sigan pareciendo actuales. Que Agua Bendita regraben sus demos de principio de los 90 es una gran noticia, que no solo se rescaten del baúl de los recuerdos rancios abolengos y brazos señalando el sol, también que la historia musical de este país, la que se empeñaban en estigmatizar, recupere su lugar.
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