Cinco años llevaban sin sacar nuevo material los australianos Twelve foot ninja, un cuarteto inclasificable que fusionan sin ambages el rock, con el industrial, el metal tanto melódico como gutural e, incluso, el funky. Un sonido que es como mezclar en una coctelera a Faith no more y unos cuantos de los proyectos paralelos de Mike Patton, System of a down y unos cuantos de los proyectos paralelos de Serj Tankian o Nine Inche nails y unos cuantos de los proyectos paralelos de Trent Reznor. Una banda magnífica que en este tercer álbum que lleva por título “Vengeance” no hacen sino confirmar las excelentes sensaciones dejadas por sus anteriores “Silent machine” y “Outlier”, desde que me los descubrió hace unos años mi amigo, residente en Malta, Alejandro Mulero.
“Vengeance” apuesta más que en otras ocasiones por la electrónica, repleto de sonidos que nos trasladan a los ochenta con el sintetizador imitando los ordenadores de ocho bits pero envuelto en una atmósfera inclasificable propia de los de Melbourne que comienzan fuerte con el sintetizador y la guitarra lanzando magníficos acordes a lo “Messugah” (aunque no sea death técnico) en “Start the fire” para pasar a unas estrofas en medio tiempo que se acelera en el puente y el estribillo en gutural. Un corte nu metal que es una maravillosa “carta de presentación” de poco más de cuatro minutos. El inicio de “Long way home” tiene ciertos paralelismos con el tema principal de “En los límites de la realidad” pero su ejercicio circense en la melodía le asemeja a los gran System of a down (incluso en algunos pasajes la voz de Kin Etik recuerda a la de Serj Tankian. Tres minutos intensos que enlazan con el tema homónimo, más industrial en el arranque pero que con rapidez pasa al medio tiempo en las estrofas para ascender en el estribillo, con buenos coros del guitarra Rohan Hayes. “Vengeance” sigue manteniendo el alto nivel y la constante de cortes de menos cuatro minutos, como sucede en “IDK” con sonido funky a lo “Motown” y que le empareja con los mismísimos Faith no more. Y con “Shock to the system” mantiene el toque funky pero con una irresistible base disco o tecno ochentero, sin dejar las guitarras de Steve Mc kay y Rohan Hayes y un fraseo central al estilo Serj Tankian . Otra muestra de la versatilidad de los Twelve foot ninja que se mantiene en esa tesitura central funky con “Gone”, quizás el más bailable y con menos toques metaleros de todo el Lp. “Culture war” cambia radicalmete de registro acercándole al “avant garde” de unos Fantomas pero con estribillo más melódico aunque con algún deje “stoner” y alguna broma como un punteo central de ritmo mariachi. Llegando al tramo final es sencillo reconocer que estamos ante un disco genial que no hace sino confirmar otro corte a lo Faith no more como “Dead end”. A pesar de que hemos trasladado al lector algunas influencias hay que decir que Twelve foot ninja tiene sonido y entidad propia. Un conglomerado de buenos músicos (no podemos obviar al batería Shane Russell) que optan por actualizar formaciones inmortales dentro del rock contemporáneo, como sucede en la actualidad con otros conjuntos como los suecos Avatar o los ucranianos Jinjer. De hecho, la única colaboración externa es la de Tatiana Shmayluk en “Over and out”, aunque algo alejado de esos guturales “marca de la casa” en Jinjer, sonando más limpia pero conjuntada a la perfección con Kin Etik. Como cierre vuelven a sorprendernos con “Tangled”, un medio tiempo en semi acústico (con un crescendo final precioso) que pone el broche de oro a los poco más de cuarenta y cinco minutos de un “Vengeance” que a buen seguro que estará entre lo mejor del año. Un álbum experimental, bien interpretado y producido y que demuestran que en estos cinco años Twelve foot ninja no han perdido un ápice de talento y de compromiso con la buena música. Un tiempo que ha merecido la espera pues estamos ante un disco grande que a buen seguro disfrutaremos en directo el próximo año.
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