Me fascina de manera similar, como lo que casi antes de ayer alcanzaba la primera plana hoy ocupa un segundo lugar en el opaca estancia de la actualidad musical, a la vez que las décadas van pasando página dejando como índice los retazos de aquellos sonidos que pelearon a la brava por representarla. El «resurgir» del heavy metal a final del siglo pasado pasó por el tamiz de las variantes sinfónicas que se mimetizaron con el pulmón de los sonidos duros del rock. La sobreexposición de un género que atrajo hacia si un número ingente de nuevos fans que compartían a su vez otros intereses que se conjugaban perfectamente con el devenir de este nuevo atajo hacia la luz de un estilo musical han que han dado tanta veces por muerto que produce ya desidia tratar de desdecir a los que lo afirman. La progresiva evolución del speed metal alemán hacia la caracterización del power metal, dejando maneras por el camino para atraer hacia sí otras. Pero los tiempos, como las portadas de las revistas, saltan prestos buscando la nueva sangre fresca sin importarles lo injusto en el trato al que un minuto antes vanagloriaban. Eso sí, estas cribas espacio temporales, revitalizan las ganas del que viene detrás y obliga a no dejarse llevar por la autocomplacencia al que ya se situó.
Los valencianos Opera Magna llevan ya tanto tiempo surcando los mares musicales de este país que se han convertido en habituales, afortunadamente, porque no todo el mundo tiene la constancia de luchar por mantenerse a flote en un mar de tempestades como el de este desagradecido negocio. Fieles a su manera de entender el power metal, el metal sinfónico o como le queráis llamar, pero sin perder nunca de vista la evolución que parte de la curiosidad natural del músico. Una vez dada por finalizada su fantástica trilogía Del Amor y otros Demonios, de la que dimos buena cuenta en esta revista, vuelven a la palestra con este inmenso «Heroica» cuya primera toma de contacto es esa portada que destila belleza y épica a partes iguales, y es que no es otra la fórmula que también toma proporciones mayores en la música de Opera Magna. «Heroica» rezuma la epicidad de las bandas sonoras como colofón a la que ya de por sí lleva intrínseca su música. Ritmos rápidos, partes orquestales, desarrollos melódicos, ingredientes básicos e imprescindibles para entender como Opera Magna dan vida a sus canciones.
Desde los pasajes medievales de la balada «Aquello que importa» donde la voz de José Broseta acapara protagonismo sobre esos arreglos orquestales, que se dan durante todo el disco de manera excepcional por Enrique Mompó, a la fuerza de «La muerte de un poeta», la identidad propia de «El momento y la eternidad» o el folk andino de «Heroica», la canción que explota en el estribillo alcanzando cotas altísimas. Es demasiado sencillo colocarse en el rincón del cuadrilátero donde calientan los detractores del power metal, y seguramente, muchas de las bandas que abrazaron el estilo lo han puesto en bandeja, pero cuando te enfrentas con gente como Opera Magna, es fácil que la victoria caiga de su lado y seguramente por K.O., una vez que en ellos siguen tan solo aquellos que creen que es su camino y lo defienden, no ya solo con uñas y dientes, sino con canciones del calibre de «Volver», «Historia» y el resto que componen el cuerpo de este disco.
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