El pasado año referenciamos dos estupendos discos que elevaban a las alturas un género que cada temporada sorprende con mejores trabajos como es el “doom metal”, como era el caso del «Obsidian» de Paradise Lost y el «Under a godless veil» de Draconian. De este último, su líder y fundador, Jonah Ericsson creo en el pasado un proyecto paralelo llamado Doom: Vs, donde él interpretaba todos los instrumentos y voces. Discos oscuros que llevaban al paroxismo su modo de interpretar la música pues apostaba por el tono más extremo del “doom” como es el “funeral doom”, donde las guitarras suenan más pesadas que en ningún otro estilo, melancólicas y tristes, con una percusión apenas marcada y el “tempo” lento en todo momento junto a la voz gutural y los recitativos.
Algo de la idea de Ericsson ha trasladado en este debut el italiano Raffaele Galasso, ya que suyas son todas las composiciones, los arreglos, la interpretación de los instrumentos, las voces y la producción y masterización del álbum. Sonidos lentos y pesados, propios del funeral doom que inventaron los finlandeses Thergothon en la década de los noventa, apoyados en los riffs de guitarra y el sintetizador. Atmósferas envolventes y pesadas, un ritmo repetitivo del que es sencillo evadirse y que por lo tanto no es apto para todos los paladares. Eso ha creado una ola de misticismo con este subgénero del metal extremo que parece que si los temas son largos y cadenciosos ya son buenos “per se” aunque la ejecución no pase de mediocre. En el caso de Shamael, nombre que no se debe confundir con la más célebre banda de metal industrial suiza Samael, Galasso sí conjuga todo lo requerido dentro del estilo musical con una enorme calidad técnica.
“Melancholie der Engel” es un Lp corto de cuarenta minutos y cuatro canciones, con una duración de menor a mayor, con dos primeros temas presentados con anterioridad, irónicamente presentados como si fuesen “sencillos” (en otras propuestas más comerciales), comenzando con “Leaf” que se inicia con un sintetizador y un efecto de viento durante treinta segundos donde entra los golpes de batería y el protagonismo del sintetizador y de los riffs de guitarra repetidos a lo largo del tema, entrando la cavernosa voz a partir del primer minuto y medio. Una estructura que va variando subiendo levemente o cambiando la armonía pero sin perder su carácter depresivo en los casi siete minutos y medio de duración.
La siguiente pieza “Crown shyness” también se inicia con el sintetizador, enlazando con rapidez con los primeros acordes de guitarra, repetidos hasta la saciedad con la base rítmica marcando el relajado y lento tono. La voz es más un susurro gutural que una melodía que tiñe la oscuridad del corte, más de ocho minutos con un leve parón melódico de sintetizador a mitad de tema que sirve para un final algo más hímnico en lo instrumental aunque la voz sirva de “diminuendo”.
“Way of woe” sigue la progresión en cuanto tiempo, pues ya estamos hablando de once minutos aunque el arranque siga siendo con efectos de sintetizador y una tenebrosas notas de guitarra, acompañadas de un susurro en la voz en unos primeros dos minutos que cambian hacia un pequeño instante” black” regresando pronto a la larga estructura inicial, jugando como si de estrofas y estribillo se tratase. A mitad un piano que no se por qué me ha recordado al usado por Joseph Lo Duca en la banda sonora de “Posesión infernal” que es aumentado por el sintetizador atmosférico, la guitarra y los golpes de percusión. Hay que reconocer que “Way of woe” tiene momentos espectaculares (en general todo el álbum). Una pieza que nos recuerda el motivo del interés que genera el “funeral doom” si se consigue entrar en su mundo de tempos lentos, estructuras repetidas, voces sin protagonismo y depresión ambiental.
Tras los parones de la última parte de “Way of woe”, “Melancholie der Engel” finaliza con “Moonsoon” más de trece minutos que sirven de colofón, con una tormenta y el sintetizador dando paso a la melodía de guitarra pasado el primer minuto y medio y con posterioridad a la voz que casi suena como un efecto más. Como en los anteriores, “Moonsoon” también posee parones, algunas breves subidas y bajadas que el sintetizador convierte en fases más rotundas alternando con momentos relajados, atmosféricos o minimalistas con unas simples notas de piano o teclado que se convierten en instantes más épicos según entran más instrumentos y voz, sin dejar la pesadez y no pasando nunca del medio tiempo.
Disco que gustará a los fieles del “funeral doom” y que ha podido ver la luz gracias al sello ruso Satanath Records y a los españoles Negre PlanY. Cuatro temas que esconden sorpresas bajo esa portada en fondo negro con un aterrador espectro en negativo.
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