Decimosexto trabajo de los británicos PARADISE LOST, una banda que ha conseguido un público fiel y heterogéneo merced a diversas etapas, desde el death- doom de sus inicios, el rock gótico del que fueron precursores, el paso por su mejor etapa en los noventa con joyas como “Icon” (1993), “Draconian Times” (1995) o “One second” (1997), un polémico avance hacia la electrónica o el industrial que colisionó con la oscuridad, la experimentación, la melancolía y la experimentación en obras de calado como “In Requiem” (2007), “Faith divides us- Death unites us” (2009), hasta concretar con sus últimos “The plague within” (2015) y “Medusa” (2017), un acercamiento al doom primigenio, cargado de la pesadez que ofrece este ritmo musical. Su nuevo “Obsidian” es otra “vuelta de tuerca” a los orígenes de los de Halifax, pues parece un velado homenaje a los sonidos “noventeros” (incluso de finales de los ochenta)del rock gótico, a lo Sisters of Mercy,  unido al doom de fuerte carga atmosférica, con un Nick Holmes, magistral en la voz, mezclando con sabiduría los registros guturales con los limpios, acompañado de la portentosa técnica de Gregor Mc Kintosh a las seis cuerdas, junto al resto de integrantes (Aaron Aedy, Steve Edmonsson y Adrian Edlandsson) constituyen un combo bien engrasado. Un disco imprescindible para los “fans” de la banda y los interesados en estos sonidos que buscan la belleza en lo triste.

“Darker thoughts” es un comienzo lento (casi dos minutos) con voz y acústica de entrada, entrando poco a poco el sintetizador y una sección de cuerda que nos lleva a un paraje entre lo sinfónico y la repetitiva cadencia del doom metal, convirtiéndose en una espectacular “tarjeta de presentación” del “Obsidian”. “Fall from grace” es el primer sencillo que escuchamos. Una genialidad “doom” que enlaza con lo mejor del anterior “Medusa”. No inventa nada pero no le hace falta, con esa multitud de registros, cambios de voces y ritmos. “Ghost” es otro adelanto que ya habíamos escuchado. Corte gótico que entronca con los mejores Sisters of Mercy en su cuidada estructura. “The devil embraced” sigue rayando a gran altura. Metal gótico de envergadura, con el sintetizador simulando un órgano de iglesia, figura noventera por antonomasia para crear esa dicotomía entre dios y el demonio, la luz y la oscuridad, con otra interesante muestra de cambios de ritmo: melodioso, siniestro, gutural y con un sensacional punteo de Mc Kintosh. “Forsaken” posee coro y sonido gotico noventero que nos traslada a sus obras anteriores o a unos The Mission inspirados. “Serenity” comienza recordando a “True belief” para pasar a una de las canciones más rápidas y metaleras, aunque también hay espacio para el medio tiempo en su parte central. “Ending days” tiene gran protagonismo de las guitarras que nos sigue conduciendo “a golpe oscuro” a la década de los noventa. “Hope dies young” sigue con las seis cuerdas recordándonos al grupo de Andrew Eldritch pero pasado por el tamiz de los de Halifax y un punteo clásico de los tiempos del “Draconian times”. “Ravenghast” marca el final, con un corte doom de sus comienzos, hasta el cambio con el “Shades of god” que retomaron en el “Medusa” para casi enlazar con dos temas similares en su concepción como “Hear the night”, con cadencia pesada y que deja claro la dualidad vocal de Nick Holmes y “Defiler”. Más doom metal de tiempos pasados y añejos, con un excelente sonido gótico de la guitarra en el puente y el estribillo que nos devuelve al mapa a una de esas bandas que han marcado a más de una generación y bandas de lo más variopinto, a pesar de no haber conseguido el reconocimiento que, quizás, hubiesen merecido. “Obsidian” no ofrece nada nuevo a lo escuchado antes ni inventa ningún estilo del futuro (eso ya lo lograron en el pasado) pero es un trabajo notable, rozando el sobresaliente, que merece más de una escucha para ir descubriendo un Lp que se revalorizará con el tiempo. Confiemos que breve.

 

 

PARADISE LOST – OBSIDIAN

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personalel curioso observador

2 Comentarios

  1. Gustavo

    Buena nota. El batero no es más Erlandsson sino un muchacho más joven llamado Waltieri ( o algo así). Saludos.

    Responder
    • José Luis Díez

      Muchas gracias Gustavo.

      Responder

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