El duo francés Moundrag vuelve a escena de manera discográfica, otra vez de la mano de Berto Cacerés y su Spinda Records, heroico reducto del underground, en su resistencia frente a los avatares del negocio musical. Moundrag, formado por los hermanos Gollaën, teclados y batería fundidos en el empeño de que el Hard Rock de los setenta, el rock progresivo de la misma época y las atmósferas del Heavy Psych se abracen en una constante tormenta que te sacude emocionalmente gracias a esa capa sonora que construyen Moundrag haciéndote sentir como si protagonizases un film de ciencia ficción de tiempos pasados donde soñábamos con la conquista del espacio y sus peligros inminentes en el desembarco por sus mundos.
Tras una predictiva introducción percusiva llamada “Stormdrummer” nos topamos de frente con la energética “The Cavemen” que si musicalmente representa a la perfección esa dicotomía Deep Purple/Atomic Rooster que el dúo maneja a la perfección en cuanto a las líneas vocales por mi mente sobrevuelan instantes propios de la NWOBHM, más concretamente Sean Harris es quien aparece una y otra vez en mi subconsciente. “Changes” es una imponente reivindicación de la grandilocuencia del rock de los setenta, ampuloso, ambicioso, manejando la constante atracción del rock y la epicidad en un intenso y atractivo derroche melódico.
“Limbo” se desliza entre duelos propios de ese hard rock de altos vuelos heredero de la visceral genialidad de Blackmore y Lord aunque en este caso la guitarra no arrecie con protagonismo, fluye en desarrollos de larguísimo recorrido de un viaje onírico. Otro nombre aparece en mi cabeza cuando los hermanos Gollaën ejecutan su musica y es la de los nunca suficientemente valorados Budgie. Los teclados se magnifican durante toda la grabación ampliando un percepción casi cinematográfica que te lleva a surcar mundos ficticios donde olas de hard rock, progresivo y elementos sinfónicos conviven de manera natural cediéndose el paso en una elaborada transición.
El musculoso hard rock de “Black flames”, con su ritmo pausado y a la vez pesado, anquilosado en esa contundencia propia que se construye no solo con la fuerza matriz que desprenden los instrumentos sino en la manera de afrontar la melodía de voz que fluye en un constante esfuerzo por mantener esa posición de fuerza, irresistible. «Starkus» con su propio nombre ya evoca a ese Rock Progresivo intrincado de tintes dramáticos y recursos sinfónicos tan propios de músicos como Keith Emerson que nos introduce de lleno en el halo hard rockero de «Take me to the stars», la fuerza de la estrofa desembocando en un estribillo fantástico que se cuela como un halo de esperanza gracias a ese buen rollo, a esa felicidad intrínseca que te hace sentir al dejarte conquistar por sus melodías vocales.
«Morning epitaph» surca las dunas inquietas del Heavy Psych gracias a las atmósferas creadas por los teclados a la vez que adopta la trama del Rock Progresivo en su aspecto de trovador, relatando un onírico cuento que va creciendo en intensidad gracias a la batería para frenar en oasis melódicos y recuperar su dramatismo y epicidad. Cierra este fantástico disco «Night lights», bello, íntimo, como una historia de amor ofrecida al viento para que extienda sus matices mecido por las tristes melodías de la música popular y tradicional. Moundrag fraguan otro fantástico disco en consonancia con lo que hasta ahora ya nos habían demostrado que eran capaces de ofrecer, el reinado del Hammond como ofrenda, como teología a la que entregar tu alma a cambio de pasajes musicales. La procesión sinfónica nos lleva hasta «Deux».




















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