Parece que tanto Adrian Smith como R. Kotzen le han cogido gusto a tocar juntos, oye, y nosotros que se lo agradecemos a ambos guitarristas. Si escuchaste -y disfrutaste- el debut de Smith y Kotzen -que parece los nombres de agentes del FBI en una serie norteamericana- ya sabes lo que te vas a encontrar. Hace muchas lunas, pero muchas, Adrian Smith en una entrevista confesaba que sus mayores influencias como guitarrista eran todos los guitarristas de Thin Lizzy y el blues. Por su parte, Richie Kotzen ya se ha acercado de una manera u otra a la raíz del rock que no es otra que el blues, pero la matriz principal de este disco sigue siendo el hard rock aunque se le adivine un regusto blues de vez en cuando e incluso algun guiño funk bastante bien disimulado, seguramente por parte de Kotzen.
Como estaba contando, “Black light/White noise” es principalmente y sobre todo un trallazo hard rockero con un Adrian Smith que escapa así de manera voluntaria de las líneas marcadas en Iron Maiden. Es curioso, o al menos a mi me llama la atención las grandes dosis de melodías que envuelven el disco corriendo la producción y mezclas a cargo de dos tipos curtidos en el Metal como David Donelly y Jay Ruston, lo que quizás sea por lo que “Black light/White noise” atesora de forma intrínseca un músculo constanteque aporta, o mejor dicho añade más atractivo al disco. Ya conocemos de sobra como tocan estos dos tipos y sobre todo, como Kotzen es capaz de importar su impronta allá donde pone sus dedos a funcionar a través del mastil como hemos podido disfrutar en su paso por bandas como Poison o Mr. Big.
Reconozco que “Black light/White noise” es de ese tipo de discos que disfruto muchísimo. Smith y Kotzen reparten responsabilidades y habilidades. Sus guitarras braman en la tradición del mejor hard rock, aquel que no reniega de toda la herencia recibida y no sólo de los setenta sino también de los ochenta, algo que se hace presente en la manera de afrontar vocalmente las canciones e incluso de los noventa. Smith y Kotzen no van a venir a estas alturas a descubrir nada sino a disfrutar de lo que tocan y como lo tocan, y de manera directa, hacernos protagonistas de ese disfrute en beneficio nuestro. “Black light/White noise” contiene un puñado de canciones intachables, y no seré yo quien les ponga alguna pega, todo lo contrario.



















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