Ocinn es un proyecto solo para piano formado en 2007 en Alemania pero cuyo primer disco se facturó en 2020 y que con este “Nebelgeister” firma su cuarto LP.

Música minoritaria, oscura, cercana al “dark piano” que transita entre la clásica (podemos encontrar lejanos ecos de Ligeti) y el gótico. Un álbum de cuarenta y dos minutos, dividido en siete piezas e inspirado en la niebla germana. Todo parece frío y melancólico.
Incluso aterrador como en su inicial “Ich elle ins Nichts” donde las teclas se funden con unos susurros femeninos que resultan fantasmales. Eso sí, la melodía es bellísima ofreciendo en sus algo más de cuatro minutos una serie de variaciones de lo que parece ser un “leitmotiv” para desembocar en un final más progresivo y que nos podría recordar al tema central de la banda sonora de “Suspiria” de los Goblin.
De ahí pasamos a “Nebel II”, con un inicio de tecla pulsada que nos evoca la “Musica Ricercata” de Gyorgy Ligeti que tan bien utilizó Stanley Kubrick en su póstuma “Eyes wide shut” aunque no genera tanta angustia.
“Nebel III” pasa de los algo menos de cuatro minutos de su antecesora a más de seis. Es más melódico y de corte más clásico aunque mantiene ese “tempo” triste, evocando paisajes y atmósferas brumosas. Como todo el “Nebelgeister” la ejecución es la adecuada.
Aunque de toda esta parte central que parece ser el “corpus” central del trabajo, la más arriesgada es “Nebel IV” por sus casi once minutos de duración, lo que le permite realizar algunos cambios de melodía y velocidad más que interesantes, junto a una estructura repetida cercana al minimalismo o la “new age” musical que podría representar el mismísimo Max Richter.
Sin llegar a los extremos de la anterior (pues dura poco más de siete minutos y medio), “Nebel V” también, y tan bien, juega con melodía repetida y evocando esa nostalgia del minimalismo, recordando a Michael Nyman en obras cinematográficas como “El piano”, más que a sus bandas sonoras para Peter Greenaway o su obra maestra, el “Gattaca” de Andrew Niccol.
El último Nebel es “Nebel VI” que sigue manteniendo el espíritu cinéfilo aunque parece ser una variación del “Nebel V”. Está bien pero no aporta nada nuevo al conjunto.
El último corte es “Im Reich der Nebelgeister” (igual que “Ich elle ins Nichts” servía de prefacio) que sirve como colofón susurrado a este hipnótico trabajo que puede gustar por igual a los seguidores de la clásica contemporánea, el minimalismo musical o el rock gótico en todas sus facetas pues a pesar de que Ocinn se declare cercano al black metal le encontramos más similitudes al dark piano.



















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