Pocos meses después del estreno de la primera temporada en España, pues no olvidemos que Disney + llegó a España en plena pandemia, nos llega el estreno de la segunda de las aventuras de este “mandaloriano” interpretado por Pedro Pascal, aunque buena parte de la serie este con el casco de “beskar” puesto. Una serie que sigue revitalizando a “Star Wars”, situándose después del episodio VI “El retorno del Jedi” y antes de la nueva trilogía, tan irregular y con tantas filias y fobias.
La anterior entrega había resultado un “divertimento” bien realizado y concebido por Jon Favreau, que a ritmo de películas del oeste nos ofrecía las aventuras de este “cazarecompensas” transitando por “una galaxia muy lejana”, salvando pueblos oprimidos mientras que escapa de unos villanos que quieren acabar con el adorable “Baby Yoda”, que en esta, por fin, tendrá nombre según avance la serie. Y eso es una de las mejores cosas que tiene, pues el ritmo va de menos a más, manteniendo el alto nivel en los primeros capítulos para ir ascendiendo en intensidad y mostrarnos unas cuantas sorpresas hasta desembocar en el espectacular final, digno colofón a una serie que no creo que a ningún seguidor de “La guerra de las galaxias” haya decepcionado. Eso sí, buena parte de los históricos personajes que aparecen no podemos revelarlos, por si alguien todavía no ha visto la serie a la hora de leer esta reseña pero advertimos que son de importancia y en los créditos del impactante último, nos dan las pistas sobre el nuevo trabajo del estudio, volviendo a cierto paraje importante en “El retorno del Jedi”.
Ese espíritu ochentero que se sigue manteniendo en el espíritu de “The mandalorian”, repitiendo unos cuantos de los secundarios de la pasada temporada y los dos protagonistas, que van elevando la tensión en los ocho capítulos, donde empiezan a aparecer “jedis”, otros mandalorianos y todo tipo de criaturas, junto al elenco de amigos y enemigos, comandados por Giancarlo Esposito, al que preferimos de Gustavo Fring que de Moff Gideon, con su armadura inspirada en “Darth Vader” pero sin su carisma. Quizás es lo que hace que no sea un producto sobresaliente pero es complejo crear un villano a la altura de Anakin Skywalker. Eso sí, el de “La guerra de las galaxias”, no el niño “malcriado” y con rabietas que interpretó el pobre de Hayden Christensen, marcado desde entonces y que no ha podido ni acercarse en la nueva trilogía, ni Adam Driver ni el Líder Supremo Snoke, ni el emperador Palpatine, otro personaje que impresionaba en “El retorno del Jedi”.
El producto estrella de Disney + es posible que haya llegado a su cénit, a no ser que consigan un nuevo giro en la tercera temporada, todavía sin fecha de rodaje. Todo es posible, y más teniendo a un cada vez más inspirado Jon Favreau detrás de las cámaras, al que hay que reconocerle la capacidad para revitalizar un producto que si bien es verdad que tiene muchos seguidores por todo el orbe, las expectativas eran bajas, por los mejorables resultados de las tres películas de la saga original y los dos “spin off”, donde si se veían cosas interesantes en «Rogue One», a pesar de su delirante idea y el fracaso a todos los niveles de “Han Solo”. Por fortuna, “The mandalorian” se sitúa por encima de estos largometrajes y los de la segunda trilogía (episodios I, II y III). Por respeto, a la saga no incluiremos aquellos esperpentos ochenteros dedicados a los Ewok. Es mejor así.
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