Hay bandas que se comunican de forma diferente con cada uno de nosotros. No hay nada escrito y todas las variaciones dentro del fenómeno caben y, de hecho, esta gran variedad antes nombrada es la clave de su existencia. Al menos según la forma en la que entiendo la música. Que es la misma forma en la que entiendo casi todo lo que me rodea ya que es, en esencia, lo mismo. Diferentes manifestaciones de la realidad que no deja de variar con el paso del tiempo y con el enfoque de cada individuo.
Este párrafo de arriba, con el que he comenzado este texto y que no sé si yo mismo he entendido bien, no iba a estar aquí. De hecho, no iba existir. Ya que la crítica que había enviado era otra, muy distinta. Era parecida a las otras y no. Afortunadamente no la estáis leyendo porque otra persona la ha leído y me ha dicho que dejase de escribir para vosotros y me disponga a escribir a la banda, aunque dudo mucho que lo lean.
Es cierto que todos tenemos en nuestro catálogo de gustos a una serie de artistas que nos generan algo más. No sólo nos gustan sino que digerimos de una forma distinta lo que hacen. Y que más que deglutirlo sin más, lo rumiamos durante mucho tiempo. Incluso hasta toda la vida.
Bueno, pues no os descubro nada a estas alturas cuando os digo que Refused es, para mí, una de esas bandas/artistas. Considero que siempre han llevado lo que hacen siempre un poco más allá. Y cuando un artista hace eso, me atrae como el vacío y ya no puedo dejar de estar pendiente de su producción.
En el caso concreto de Refused me maravilla, además, su historia. Cómo unos chavales de una ciudad del norte de Suecia (es decir, al norte del norte), encardinados en una escena punk/hardcore bastante sólida sacan en 1997 el que para mí es el mejor disco de hardcore punk de la Historia. Hablo, obviamente, de The Shape Of Punk To Come, un disco que veintidós años después todavía sigue conservando su frescura y está muy por delante de lo que se sigue haciendo hoy día. Un año después se retiran y vuelven catorce años después (toda esta información está en internet, así que no doy más detalles).
Lo interesante es que no estamos hablando de una vuelta como las que, por desgracia, estamos acostumbrados a ver: banda x vuelve para “sorpresa” de sus fans, se pegan girando todo lo que pueden con el material antiguo, luego sacan discos que poco o nada tienen que añadir a lo que ya han hecho sino que son excusas para volver a girar tocando lo mismo, ya que el 90% de los temas que tocan en directo son los de siempre. El 10% restante los ocupan los temas que han tenido videoclip junto con alguno más que es aceptable. Pero en Refused no es así. La vuelta significa algo. Significa que tienen más que decir. Tanto Freedom como ahora War Music están plagados de decisiones acertadas, de riffs frescos, melodías interesantes, ritmos sorprendentes. En ellos hay variedad, hay ganas de experimentar. En definitiva, el deseo de siempre, llevar la música un poco más allá.
[divider]WAR MUSIC[/divider]
Ejemplos de lo explicado arriba tenemos muchísimos a lo largo del cd (si es que se puede seguir usando este acrónimo). De “REV001” me quedo con el dinamismo de los riffs de guitarra a lo largo de todo el tema, ya que son imposibles de escuchar sin moverte. Justo le sigue, también con la guitarra, la melodía inicial (y adictiva) de “Violent Reaction”, que en las estrofas pasa a convertirse en riff (creedme que con los riffs de esta banda pueden escribirse Tesis Doctorales).
“I Wanna Watch The World Burns” presenta una cadencia digna de las grandes canciones a medio tiempo, con un estribillo precioso, en el que todos los acordes están más que escogidos. “Blood Red” continúa el camino empezado en Freedom (créeme, lo reconocerás en seguida si te has empapado de él) y le añade un estribillo que en directo seguro que funcionará. De sonido más clásico (más clásico en el sonido de Refused, quiero decir) “Malfire” se construye sobre ritmos oscuros y machacones. Y para machacarte los tímpanos ya le acompaña “Turn The Cross”, un tema que hace brotar el moshpit por donde pasa.
La recta final del disco no hace que baje el nivel. “Damage III” continúa el peregrinaje por la senda de la intensidad y la rabia, mientras que “Death In Vännäs” vuelve a darle protagonismo a los riffs dinámicos llenos de detalles. Pero no penséis que es un descanso, “The Infamous Left” vuelve a despertar el espíritu hardcore y la potencia (que a este disco no le falta). Por último, “Economy Of Death” tiene elementos que me recuerdan muchísimo al death metal técnico (no al melódico de Gotemburgo, al death metal por derecho). Todos y cada uno de los cortes con la duración justa para que despierten la sed de volver a ellos.
Analizando, brevemente, en las canciones he hecho mucho hincapié al trabajo de guitarra, que es brutal. Pero es que la batería ya merece un texto propio. Que Refused tienen uno de los mejores baterías del mundo es un hecho y el que no se lo crea en disco, que se vaya a los directos.
Hace bastantes años, una noche como cualquier otra en la que salí a tomar unas cervezas, dos amigos míos y músicos bastante experimentados comentaban cómo era curioso que en inglés el verbo que se usa para referirse a la música sea el mismo que al hablar de jugar. Y es que esa es la forma en la que hay que hacer música. Jugando.
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