Abrir los ojos. No dejar escapar ni un solo instante. Esa puede ser la clave. Los suspiros terminan pasando de moda. Los anhelos no dejan de ser meros recuerdos en el tiempo. Las realidades se clavan bien dentro para marcar la trayectoria. Al final es lo importante. No en necesario doctorarse en ningún lenguaje metafísico para ascender hacia algún plano astral si realmente eso existe y no es más que otro desdoblamiento de nuestra mente, perfecta desconocida, imperfecta compañera. Cierra los ojos. Ten los sentidos alertas. Abre los oídos y deja la música fluir. Dejala conquistarte como si no hubiese un mañana. Como si no existiese otro disco que escuchar. Alguien me dijo que si un libro no me convence en el primer capítulo, no tenga miedo a abandonarlo. De momento o para siempre. Eso el tiempo lo dirá. Que me embarque en una nueva aventura. Lo llevo a rajatabla. Con las canciones también. Huyo de la inmediatez del momento. Del desborde del tiempo de la información comprimida. Pero también de la obligación no necesaria.
Cae en mis manos este tercer disco de los norteños Mocker’s. Apuesta fuerte de Spinda Records. Otros que ponen en su trabajo más pasión que cabeza porque el corazón al final siempre termina venciendo a la razón. El sello. La banda también. Sus sonidos desérticos beben del mejor hard rock de guitarras monolíticas, basadas en riffs cavernarios. Sus atmósferas seducen, te invitan a viajar hacia las constelaciones que pretender habitar entre canciones. Los de Durango son apuesta ganadora en forma de power trio que maneja a la perfección los tiempos. Potencia controlada no por ello menos presente en todas y cada una de las canciones, huyendo de encasillarse pero sin romper en ningún momento un reconocido camino. Todo ello con la fuerza lírica que añade cantar en euskera. Abren con la canción que da nombre al disco, instrumental atmosférica como declaración de intenciones, de principios que da paso a «Taurus», un perfecto compendio de hard rock y psicodelia con un riff que habla maravillas de ellos. «Ërebo» se ha convertido casi de inmediato en mi favorita y la culpa la tiene ese inicio, y por que no decirlo, ese parentesco de los del norte con los Bourbon de mi Sur del Sur. Rock de otras épocas sonando actual, cosa complicada en estos tiempos de copias impersonales en nombre de las raíces.
«Marte» merece ser escuchada con toda la atención del mundo. Y tensión. Esa batería suena increíble mientas que la melodía de voz es sencillamente mágica. Y aunque reconozco que la canción anterior sigue siendo mi favorita esta probablemente sea ese punto cúspide que todo gran álbum posee como muestra infinita. ¡Una puta joya!. «Chrono» varía la intensidad, incluso añade cierto punto épico y arrastra melodías que me recuerdan otras historias del rock made in Euskalherria. «Libra» es genial, con ese ritmo pausado e intenso, acentuando las palabras como marca la batería y la entrada sensacional de ese solo de guitarra. «Pegaso» vuelve a meter una marcha más, sin estridencias que no tengan cabida y de nuevo la batería, que durante todo el disco es una pasada como métrica y ese riff sobresaliente. «Pangea» pone punto y final a este «Oreka ahula» de manera sobresaliente con sus desarrollos propios del rock progresivo. Sin lugar a dudas, desde la portada a la última nota, este tercer disco de Mocker’s es una auténtica maravilla.
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