Seguimos con los poemas primaverales. En este caso, con un poeta romántico inglés. William Wordsworth, que ya ha pasado por estas páginas. Se titula, «Versos escritos en la temprana primavera» y retrata como si de un cuadro se tratase, una bella imagen de la naturaleza circundante en la que se capta toda la esencia de esa observación primaveral.
Lines Written in Early Spring
By William Wordsworth
I heard a thousand blended notes,
While in a grove I sate reclined,
In that sweet mood when pleasant thoughts
Bring sad thoughts to the mind.
To her fair works did Nature link
The human soul that through me ran;
And much it grieved my heart to think
What man has made of man.
Through primrose tufts, in that green bower,
The periwinkle trailed its wreaths;
And ’tis my faith that every flower
Enjoys the air it breathes.
The birds around me hopped and played,
Their thoughts I cannot measure:—
But the least motion which they made
It seemed a thrill of pleasure.
The budding twigs spread out their fan,
To catch the breezy air;
And I must think, do all I can,
That there was pleasure there.
If this belief from heaven be sent,
If such be Nature’s holy plan,
Have I not reason to lament
What man has made of man?
Versos escritos en la temprana primavera
por William Wordsworth
He oído unas mil entremezcladas notas,
mientras en una arboleda me senté reclinado,
en ese dulce estado de ánimo en el que agradables pensamientos
evocan pesarosas reflexiones al espíritu.
A sus bellas obras la Naturaleza vinculó
esa alma humana que por mí corría;
y mucho se entristeció mi corazón al pensar
lo que el hombre ha hecho del hombre.
Entre manojos de prímulas, en ese verde refugio
las violetas arrastraban sus guirnaldas;
y es mi religión que cada flor
disfrute del aire que respira.
Los pájaros a mi alrededor daban saltitos y jugaban,
sus pensamientos no puedo determinarlos:—
aunque al menor movimiento que hacían
sobrevenía una emoción de placer.
Las primerizas ramitas desplegaban su abanico
para alcanzar esa brisa fresca;
y debo pensar, hago lo que puedo,
que había placer ahí, lo había.
Si esta convicción del cielo es enviada,
si tal es el sagrado plan de la Naturaleza,
¿no tengo motivos para lamentar,
lo que el hombre ha hecho del hombre?
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