El mundo del cortometraje es un territorio donde experimentar universos propios y nuevas formas de puesta en escena, solventando con imaginación las lógicas carencias presupuestarias. Es el caso de «Capitán Kinesis», una mezcla de géneros perfectamente integrada y donde los homenajes al séptimo arte son constantes en diez minutos de deleite cinéfilo.
Su «tandem» lo conforman el guionista y director Carlos Jofre y el productor Francisco Andrés Jiménez, que hace no mucho se dieron a conocer entre el gran público con «Verano Rojo», un «slasher» en la mejor tradición de «La matanza de Texas» de Tobe Hooper pero en clave nacional, con un rodaje en una finca en el interior de Mallorca. No dejan el fantástico, pues «Capitán Kinesis» nos narra la vivencia de un antiguo superhéroe que al llegar a la tercera edad ha perdido casi todos los poderes mentales con los que ayudó a las personas en el pasado. Todo se complica cuando quieren que abandone su hogar e ingresar en una residencia. Historia bien pergeñada, obra del propio Jofre, y que cuenta más de lo que parece a simple vista, pues el drama social se une a la ciencia ficción, narrando con un punto de nostalgia la miseria de las sociedades actuales donde se aisla y esconde a los ancianos como si de viejos enseres se tratase. Para ofrecer su discurso, el edificio se cimenta en dos sólidos pilares como es la labor actoral y una encomiable puesta en escena. En el capítulo interpretativo destaca la «voz en off» de uno de los más grandes del doblaje como es Pepe Mediavilla, en su último papel antes de fallecer, recordado en España por prestar su voz a Morgan Freeman o Ian Mc Kellen. Él, a modo de cuento, nos integra en el particular relato como un narrador omnisciente en tercera persona, figura propia de la literatura pero que funciona a la perfección unido a un desarrollo cinematográfico digno de encomio, pues lo primero que sorprende es su formato, con un 16 milímetros trabajado, con un estudio de la luz que nos evoca los primeros trabajos de Jean Pierre Jeunnet, como en «Delicattessen» y, en menor medida, «La ciudad de los niños perdidos», obra. la primera, que también se desarrollaba en su mayoría en interiores, con luces frías y tonos apagados, como en «capitán Kinesis», rodado en un único decorado (un apartamento) y con ese grano característico del 16 milímetros que nos conduce de forma irremediable a un cine español más añejo y costumbrista, como en Berlanga, Bardem o Mur Oti, por citar tres directores de los sesenta. No son la únicas referencias, pues en el final, que no desvelaremos, resuenan ecos del maravilloso desenlace de «El crepúsculo de los dioses» de Billy Wilder y esa Gloria Swanson bajando altiva las escaleras de su mansión. Es curioso pero en la obra maestra de Wilder también destacaba una «voz en off», la de un William Holden que hablaba como cadáver.
«Capitán Kinesis» es una excelente muestra de lo bien que están haciendo las cosas algunos productores independientes, con poca protesta y mucho trabajo. Le auguramos un futuro prometedor al cortometraje, que no en vano está consiguiendo multitud de premios y selecciones en todo tipo de festivales internacionales, desde Europa a Estados Unidos. Lo merecen.
0 comentarios