[divider]INTRODUCCIÓN[/divider]

Casi desde la mismísima creación del cine la ciencia-ficción fue un referente del mismo. El propio George Méliès impresionó al público de la época (1902) con su adaptación de la novela de Julio Verne “De la tierra a la luna” y de la obra de H. G. Wells “Los primeros hombres en la luna” en una película de apenas 15 minutos.

De modo más genérico podría definirse como el cine que intenta unir la realidad y lo sobrenatural en base a ciencias físicas y teorías metafísicas que imaginan el futuro de la humanidad. Aunando fantasía y realidad, ciencia y mística, los distintos géneros dentro de la ciencia-ficción engloban un montón de realidades que, con el paso de los años, han ido ampliando la visión de las mentes de los seres humanos.

 

https://youtu.be/O6JxZxIzRGc

 

[divider]EL GÉNERO POR DÉCADAS[/divider]

 

En esos inicios del cine mudo, además de la ya citada de Méliès y de los intentos de llevar al cine algunos clásicos de la literatura del siglo XIX, el gran precursor fue Fritz Lang, que desde la Alemania de entre guerras y bajo el auspicio de la productora U.F.A., rueda dos referentes del género absolutamente imprescindibles: “Metropolis” (1926) y “La mujer en la luna” (1929).

Llegado el cine sonoro y cruzando el charco, que es donde vamos a centrar estas líneas, la productora Universal fue la primera que creó una marca referente dentro del cine fantástico, centrado en el terror, creando su saga de monstruos clásicos con: “Drácula” (Tod Browning, 1931), “El doctor Frankenstein” (James Whale, 1931), “La momia” (Karl Freund, 1932), “El caserón de las sombras” (James Whale, 1932), “El hombre invisible” (James Whale, 1933), “La novia de Frankenstein” (James Whale, 1935), “El hombre lobo” (George Waggner, 1941) o “La zíngara y los monstruos” (Erle C. Kenton, 1944). Bela Lugosi, Lon Chaney jr. o Boris Karloff están entre sus intérpretes más representativos. Con el paso de los años, esta época es considerada como la era dorada del cine de terror clásico.

Sin embargo, para hablar ineludiblemente de lo que entendemos por ciencia-ficción, debemos esperar a la década de los 50 del siglo XX y encontrar las primeras películas, que con resultados notables, nos hablan de extraterrestres, viajes espaciales, robots, la conquista del espacio, distopías apocalípticas o mutaciones a causa de la acción humana.

Ahí es donde podemos mencionar “Ultimátum a la tierra” (Robert Wise, 1951) como la primera película realmente relevante dentro del propio género cinematográfico de la ciencia-ficción. “Klaatu barada nikto” ha quedado para los anales de la historia del cine como una de esas frases que todo el mundo conoce. Michael Rennie encarna a Klaatu, un extraterrestre que intenta ayudar a la humanidad. El film utiliza la ciencia-ficción para lanzar un mensaje anti-belicista, siendo de las primeras en alertar del peligro de una guerra nuclear. La raza del extraterrestre Klaatu, alarmada por el uso de armas nucleares en la tierra (hace pocos años que Hiroshima y Nagasaki acaparaban las portadas del mundo), lo mandan como emisario a la Tierra para advertirnos y abandonar su uso de forma inminente.

A partir de ahí, el crecimiento del género, de sus historias y ampliación de miras de sus textos abarcan, tanto la adaptación de novelas clásicas de H.G. Wells o Julio Verne, como la toma de contacto con los autores de ciencia-ficción más reputados de la época como Robert A. Heinlein, Ray Bradbury o Richard Matheson. De sus manos nacen obras tan reconocidas como “La guerra de los mundos” (Byron Haskin, 1953), “Vinieron del espacio” (Jack Arnold, 1953) o “20.000 leguas de viaje submarino” (Richard Fleischer, 1954).

 

 

Pero es en la segunda mitad de la década cuando aparecen las primeras joyas indiscutibles. “Planeta prohibido” (Fred M. Wilcox, 1956), inspirada en La Tempestad de William Shakespeare, “La invasión de los ladrones de cuerpos” (Don Siegel, 1956), basada en la obra de Jack Finney, “El increíble hombre menguante” (Jack Arnold, 1957) donde Richard Matheson adapta su propio texto original, o “La mosca” (Kurt Neumann, 1958), con grandes nombres como Vincent Price o Herbert Marshall. Estos son algunos ejemplos de la época dorada de la ciencia-ficción.

 

 

Sus guiones se centraban en mutaciones experimentales, invasiones extraterrestres o apocalipsis futuristas que dejaban en la mente de los espectadores una constante inquietud e incerteza que creaba adicción. Sus múltiples lecturas, con la guerra fría o la caza de brujas del senador McCarthy como ejemplos más significativos, daban juego a jugar con las múltiples visiones que podría tenerse de las mismas.

 

 

Todo ello fue creando el caldo de cultivo perfecto para que el género se fuera asentando hasta llegar a la década de los 60, donde poco a poco la ciencia ficción se convirtió en algo más que películas de serie B ligadas al género de terror para transformarse en un género cinematográfico propiamente dicho. Películas como “Fahrenheit 451” (François Truffaut, 1966) o “Viaje alucinante” (Richard Fleischer, 1966) unían historias fascinantes, directores de primer nivel y protagonistas muy conocidos, para llevar el futuro de la humanidad a límites desconocidos en la gran pantalla.

 

 

Pero el salto definitivo llegó en 1968, año en que George A. Romero inventó un subgénero dentro del terror, el de zombies, con “La noche de los muertos vivientes”; Franklin J. Schaffner hizo gritar a medio mundo con “El planeta de los simios”, transformando a Charlton Heston de héroe del cine épico histórico en protagonista del cine futurista; y sobre todo, “2001: Una odisea en el espacio”, donde Stanley Kubrick inventó la ciencia-ficción del futuro. Hasta ese momento y salvo raras excepciones, la ciencia-ficción no era más que un mero entretenimiento orientado a los adolescentes de la época. “2001: Una odisea en el espacio” fue la primera superproducción del género, y aunque fue un fracaso comercial en su estreno, poco a poco la crítica y el público la reconocieron como una película fundamental, ya no del genero sino de la historia del cine.

 

 

La alianza de Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke abrió tantas puertas, que la ciencia-ficción amplió sus miras de forma tan espectacular que, con la modernización de los efectos especiales y visuales, así como la mezcla de las tramas con la filosofía o el desarrollo tecnológico y las preocupaciones ecológicas, dieron lugar a multitud de sub-géneros dentro de la misma. La trama principal invoca la evolución humana a lo largo de millones de años, dirigida por un ente superior. Y se le une una segunda trama donde la Inteligencia Artificial creada por el hombre (HAL 9000) se rebela, haciéndonos reflexionar sobre lo que nos hace humanos.

 

 

“La amenaza de Andrómeda” (Robert Wise, 1971), “El último hombre vivo” (Boris Sagal, 1971), “Naves misteriosas” (Douglas Trumbull, 1972), “Cuando el destino nos alcance” (Richard Fleischer, 1973) o “Almas de metal” (Michael Crichton, 1973) son ejemplos de la multitud de materias que pasan a ocupar la temática futurista. Pero es en la segunda mitad de la década de los 70 cuando llegan los grandes éxitos de público que convirtieron dichas cintas en sagas multimillonarias.

La más destacada y conocida es “Star Wars: Una nueva esperanza” (George Lucas, 1977), auténtico boom mundial que, todavía hoy, sigue agrandando su catálogo. De hecho, Star Wars fue la primera película que ambientada como ciencia-ficción supuso un fastuoso éxito de público y taquilla. Y ese éxito masivo a nivel comercial abrió las puertas a multitud de grandes superproducciones de ciencia-ficción que vinieron después.

 

También en los 70s se estrenaron las primeras películas que originaron algunas de las series más conocidas del género: “Alien, el octavo pasajero” (Ridley Scott, 1979), donde mezcla el terror alienígena con el futuro espacial y la enorme dirección artística y contribución en efectos especiales y visuales dan protagonismo absoluto a una mujer; “Mad Max, salvajes de la autopista” (George Miller, 1979), presentando un futuro apocalíptico y violento, con los recursos al límite; o “Star Trek: la película” (Robert Wise, 1979), adaptación de la famosa serie televisiva que supera la decena de títulos.

 

 

 

 

 

 

Todas ellas tienen un tumulto de seguidores que convirtieron la ciencia-ficción en socialmente aceptada. Esa misma década mostraba autores más interesados en la composición cinematográfica y la visión filosófica de la misma, como el ruso Andrei Tarkovsky, autor de las icónicas “Solaris” (1972) y “Stalker” (1979), o el canadiense David Cronenberg, más interesado en la parte truculenta y cercana al terror fantástico como “Vinieron de dentro de…” (1975) o “Cromosoma 3” (1979).

 

 

El éxito atrajo a los nuevos talentos del momento y, directores tan talentosos como Steven Spielberg o John Carpenter, se meten de lleno en ello brindando varias películas para el recuerdo. El de Cincinnatti estrenó “Encuentros en la 3ª fase” (1977) o “E.T., el extraterrestre” (1982) a la vez que creaba la productora Amblin, responsable de otros títulos emblemáticos del género en su visión más comercial como “Gremlins” (Joe Dante, 1984) o la saga de “Regreso al futuro” (Robert Zemeckis, 1985). Por su parte, el de New York, entraba en los 80 con dos iconos como “1997: Rescate en Nueva York” (1981) y “La cosa” (1982), remake del clásico de los 50 “El enigma de otro mundo”, ambas con Kurt Russell de protagonista. Su protagonismo en la década y el género se agrandó con títulos como “Starman, el hombre de las estrellas” (1984) o “Están vivos” (1988), visiones distintas de la llegada de alienígenas a la Tierra.

 

 

 

Capítulo aparte merece “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982), adaptación de la novela de Philip K. Dick sobre un horizonte futurista dominado por la Corporación Tyrell, donde robots y humanos viven juntos, combinando una trama propia del cine negro con una ambientación cyberpunk futurista que terminó por crear escuela. Su visión, protagonistas y algunos de sus diálogos, pasaron a la historia del cine como el famoso monólogo de Rutger Hauer antes de morir.

Otras obras destacables e innovadoras, tanto a nivel técnico como visual, fueron “Terminator” (James Cameron, 1984), “1984” (Michael Raford, 1984), “Brazil” (Terry Gilliam, 1985), la malograda “Dune” (David Lynch, 1984) o “Robocop” (Paul Verhoeven, 1987). Igualmente se seguían dando pasos de gigante en la rama de los efectos especiales y visuales, apareciendo películas tan innovadoras como “Abyss” (James Cameron, 1989), que metía a los protagonistas en las profundidades marinas, o “Depredador” (John McTiernan, 1987) donde una de las estrellas más taquilleras del cine de acción se enfrentaba a un alien cazador.

 

 

En los años 90 las películas catalogadas como ciencia ficción ya estaban firmemente establecidas como una fuente de éxito comercial, se manejaban grandes presupuestos, lo que derivó en un gran salto a nivel de efectos especiales. Las películas que más impresionaron al público en este aspecto se estrenaron en esta década y su continua evolución pareció llegar al límite. “Terminator 2: el juicio final” (James Cameron, 1991), “Parque Jurásico” (Steven Spielberg, 1993), “Contact” (Robert Zemeckis, 1997), y “Matrix” (Andy Wachowski, 1999), elevaron los efectos especiales, visuales y digitales a su máxima expresión. Los viajes en el tiempo, las realidades paralelas, la clonación genética, cualquier idea imaginada sirvieron para cubrir las expectativas creadas por los autores de tamañas obras de arte.

 

 

Multitud de cintas adaptaban historias imaginadas por los autores más reputados de la literatura del género, como Philip K. Dick en “Desafío total” (Paul Verhoeven, 1990), Robert A. Heinlein en “Starship Troopers: las brigadas del espacio” (Paul Verhoeven, 1997), o Isaac Asimov en “El hombre bicentenario” (Chris Columbus, 1999). Pero también los guiones originales se adentraban a imaginar futuros figurados. “Días extraños” (Kathryn Bigelow, 1995), “12 monos” (Terry Gilliam, 1995), “Gattaca” (Andrew Niccol, 1997), “Dark city” (Alex Proyas, 1998) o “eXistenZ” (David Cronenberg, 1999) son ejemplos de ello.

 

[divider]SIGLO XXI[/divider]

 

El siglo XXI ya ha incorporado todas las innovaciones tecnológicas, y asumido los constantes progresos visuales que las nuevas técnicas cinematográficas innovan sin cesar. Steven Spielberg se involucra especialmente con todas estas posibilidades y llega a rodar hasta 4 cintas dentro del género de la ciencia-ficción. “A.I. Inteligencia Artificial” (2001). “Minority report” (2002), “La guerra de los mundos” (2005) y “Ready player one” (2018) explora las distintas variables que permite. Otros directores especialmente implicados son Alfonso Cuarón, que presenta dos obras muy distintas y muy atrayentes en sus propuestas, tanto a nivel dramático como técnicamente, con “Hijos de los hombres” (2006) y “Gravity” (2013); Christopher Nolan que, ya sea ampliando las teorías de Albert Einstein sobre la gravedad y los agujeros de gusano o combinando las tramas del thriller futurista con el juego onírico que dan los sueños, nos regala dos obras maestras como “Origen” (2010) o “Interstellar” (2014); o Denis Villeneuve que dota a la ciencia-ficción de una belleza y un enfoque poético tan atrayente como intenso. Obras como “La llegada” (2016), la continuación de una marca tan mítica como Blade runner con “Blade runner 2049” (2017), y su proyecto de una nueva versión de “Dune” para 2020, le convierten en referente.

 

 

Podemos sumarle otros trabajos tan notables como “Moon” (Duncan Jones, 2009) donde la fascinante y desasosegante originalidad de su propuesta la convierte en hipnótica; “Avatar” (James Cameron, 2009) uno de los mayores éxitos comerciales, que inició la penúltima revolución tecnología del cine hasta la fecha, al introducir un nuevo visionado estereoscópico a la tecnología cinematográfica e iniciar la era de películas en 3D; “Coherence” (James Ward Byrkit) que explora los mundos paralelos y las paradojas producidas por ello de manera brillante; o “Ex – Machina” (Alex Garland, 2015), donde la evolución de la inteligencia artificial se acerca demasiado a la realidad cercana.

 

 

[divider]SUB-GÉNEROS[/divider]

 

Hay multitud de películas que podríamos nombrar, muchísimos directores, actores y autores que se han dejado cautivar por la ciencia-ficción, y la lista no pararía de crecer. En cuanto a las tramas tratadas dentro del género sí podríamos hacer una pequeña distinción intentando englobar las temáticas generales de las mismas.

 

 

Por un lado quedarían las relacionadas con las invasiones alienígenas, amistosas o no, que ponen de manifiesto la vida en otros planetas. La raza humana se ve amenazada por la llegada de seres de otros planetas que, sean cuales sean sus motivaciones, entran en contacto con la humanidad. Las más reconocidas por la crítica y audiencia de las distintas generaciones podrían ser “Ultimátum a la tierra” (Robert Wise, 1951), “La guerra de los mundos” (Byron Haskin, 1953), “La invasión de los ladrones de cuerpos” (Don Siegel, 1956), “Encuentros en la 3ª fase” (Steven Spielberg, 1978), “La cosa” (John Carpenter, 1982), “E.T., el extraterrestre” (Steven Spielberg ,1982), “Starman, el hombre de las estrellas” (John Carpenter, 1984), “Depredador” (John McTiernan, 1987) o “La llegada” (Denis Villeneuve, 2016).

 

 

Otro sector abarcaría los apocalipsis catastróficos, tanto climáticos como ecológicos, que provocan un cambio radical en las condiciones de vida en la Tierra o provocan un futuro apocalíptico o imaginando salidas posibles para el género humano. Las obras más reconocibles podrían ser “Naves misteriosas” (Douglas Trumbull, 1972), “Cuando el destino nos alcance” (Richard Fleischer, 1973), “Mad Max 2: el guerrero de la carretera” (George Miller, 1981), “Deep impact” (Mimi Leder, 1998) o “El día de mañana” (Roland Emmerich, 2004).

Una nueva vertiente quedaría cubierta por las de hard sci-fi, que desarrollan teorías físicas como la gravedad o los viajes en el tiempo o desarrollos tecnológicos más punteros que, sobre bases científicas, plantean argumentos presuntamente rigurosos. Sus ejemplos más representativos se encumbran en lo más alto del género para gran parte de la crítica, aunque normalmente no suelen ir acompañados por la audiencia hasta pasado un tiempo. “2001: Una odisea en el espacio” (Stanley Kubrick, 1968), “El tiempo en sus manos” (George Pal, 1960), “Contact” (Robert Zemeckis, 1997), “Primer” (Shane Carruth, 2004), o “Interstellar” (Christopher Nolan, 2010) podrían ser sus ejemplos más representativos.

 

 

 

 

 

Otra más vendría protagonizada por inteligencias artificiales y robots. Sus propuestas plantean un futuro en que nos rodeamos de androides o de juegos virtuales de realidad máxima. Sus tótems podrían ser “THX 1138” (George Lucas, 1971), “Almas de metal” (Michael Crichton, 1973), “Blade runner” (Ridley Scott, 1982), “Terminator” (James Cameron, 1984), “eXistenZ” (David Cronenberg (1999), “Matrix” (Wachowski, 1999), “A.I. Inteligencia Artificial” (Steven Spielberg, 2001), “Eva” (Kike Maíllo, 2011) o “Ex Machina” (Alex Garland, 2015).

Las distopías o ucronías que presentan futuros posibles o pasados pasados (presentan posibles versiones, casi siempre negativas, de nuestras sociedades futuras como consecuencia del mal uso de la ciencia o de tecnologías que se vuelven en nuestra contra) imaginados sería otra de las variantes que, últimamente, han copado la mayoría de proyectos dentro del género. “Fahrenheit 451” (François Truffaut, 1966), “1984” (Michael Radford, 1984), “Días extraños” (Kathryn Bigelow, 1995), “Minority Report” (Steven Spielberg, 2002), “Hijos de los hombres” (Alfonso Cuarón, 2006), “Divergente” (Neil Burger, 2014) o “Ready player one” (Steven Spielberg, 2018) podrían formar parte de cualquier lista de este subgénero.

 

 

Y un último cajón desastre podría abarcar todas las llamadas space operas o aventuras galácticas. Su ambientación en el espacio, con el protagonismo compartido por seres terrestres y extraterrestres, las naves espaciales como un actor más y la aventura como uno de los personajes fundamentales del argumento les colocan entre las preferidas por el público. De hecho, la mayoría de ellas se han convertido en sagas, dando lugar a series que han pasado a formar parte del imaginario popular. Star Wars, Star Trek, Barbarella, Atrapados en el espacio o Dune podrían ser los ejemplos más significativos.

Mucha gente incluiría un subgénero cómico dentro de la ciencia-ficción ya que hay muchas películas que, ambientadas en el espacio o parodiando grandes éxitos, tienen ciertos méritos y virtudes reconocibles. Algunos cómicos como Abbott y Costello, Jerry Lewis o Woody Allen se acercaron en varias ocasiones para dejar su talento al servicio de unas historias ambientadas en el espacio, a raíz de inventos científicos o en futuros más o menos lejanos. “Me siento rejuvenecer” (Howard Hawks, 1952), “El profesor chiflado” (Jerry Lewis, 1963), “El dormilón” (Woody Allen, 1973) o “Mars attacks” (Tim Burton, 1996) son ejemplos de buenas combinaciones de comedia y ciencia-ficción.

 

 

 

[divider]LOS EFECTOS ESPECIALES[/divider]

 

Este apartado dentro de la industria cinematográfica está estrechamente unido al género de la ciencia ficción. Su evolución ha ido siempre de la mano, como no podía ser de otro modo, ya que el género nos lleva a mundos y situaciones fantásticas muy alejadas de la realidad que cobran vida gracias a los efectos especiales.

Ya hemos comentado la enorme importancia que han tenido directores como Stantley Kubrick, Steven Spielberg, George Lucas o James Cameron en su evolución junto a los efectos visuales y digitales, pero no voy a ir más allá porque daría para hacer otro artículo igual de extenso, por ello me gustaría centrarme solamente en un par de nombres, algo menos conocidos por el gran público, pero cuya aportación es absolutamente imprescindible en este apartado. Estoy hablando de George Pal y de Douglas Trumbull.

George Pal, nacido en las fronteras del entonces imperio austrohúngaro, emigró antes de la explosión de la IIGM a Estados Unidos, donde desarrolló toda su carrera. Sus aportes en el cine de animación a través de sus Estudios Puppettoon le dieron su único Oscar de las 7 nominaciones que obtuvo. Entre sus trabajos más destacados como productor están “Con destino a la luna”, del director Irving Pichel, adaptando la novela de Robert A. Heinlein, “Cuando los mundos chocan” de Rudolph Maté o “La guerra de los mundos” de Byron Haskin, ganando todas ellas el Oscar a los mejores efectos especiales.

Ya como director hay un par de cintas destacadas, casos de “El tiempo en sus manos”, donde volvió a ganar el Oscar a mejores efectos especiales, o “Las 7 caras del Dr. Lao” que fue nominada en dicho apartado. Pionero de la stop-motion y visionario de los efectos especiales, su legado es de una importancia mayúscula.

Casi cuando acaba la carrera de George Pal aparece nuestro otro protagonista. Douglas Trumbull fue uno de los responsables de los efectos especiales de la película que cambió el género: “2001: Una odisea en el espacio” de Stanley Kubrick. Desde ahí participó en varias de las mejores películas de ciencia-ficción de los siguientes años, tanto en efectos especiales como visuales. Los casos más representativos son “La amenaza de Andrómeda” (Robert Wise), “Encuentros en la 3ª fase” (Steven Spielberg), “Star Trek, la película” (Robert Wise) o “Blade Runner” (Ridley Scott), aunque también es responsable de otras cintas de indiscutible importancia, en este caso como director, casos de “Naves misteriosas” o “Proyecto Brainstorm”.

 

 

Por último cabe destacar la anécdota de que, en 1975 George Lucas recurrió a Douglas Trumbull para crear una nueva empresa de efectos especiales para su película “Star Wars”. Este rechazo la oferta pero recomendó a su ayudante John Dykstra, que junto a un pequeño equipo de especialistas y artistas, crearon lo que se llamó Industrial Light & Magic (ILM), que supuso un hito en la industria y no paró de modernizar y presentar constantes innovaciones en efectos especiales y digitales, como el seudópodo de “Abyss” o los dinosaurios de “Parque jurásico”. Sus trabajos superan la docena de premios Oscar en efectos visuales y su importancia en este apartado sigue sin superarse.

 

 

Dos nombres que, algo alejados de los grandes nombres del 7º arte, han sido tan importantes o más que los que solemos ver normalmente en televisión y prensa mundial.

A partir de esa segunda mitad de los 80 es la empresa que fundó George Lucas para filmar Star Wars en 1975, Industrial Light & Magic (ILM), la que no para de modernizar y presentar constantes innovaciones en efectos especiales y digitales, como el seudópodo de “Abyss” o los dinosaurios de “Parque jurásico”. Sus trabajos superan la docena de premios Oscar en efectos visuales y su importancia en este apartado sigue sin superarse.

 

 

[divider]LA MÚSICA[/divider]

 

Otro de los aspectos más emblemáticos del cine de ciencia-ficción es la música. Maestros de la talla de Jerry Goldsmith, John Williams o James Horner, o partituras míticas como las creadas por Vangelis para “Blade Runner” o Brad Fiedel para “Terminator” son parte inherente del género.

 

Los dos maestros, Goldsmith y Williams, son autores de la mayoría de bandas sonoras originales de películas taquilleras y de gran aceptación popular. Directores como Steven Spielberg, Paul Verhoeven o George Lucas los incluían como parte imprescindible de sus incursiones en el género. Obras de la talla de las dedicadas por John Williams a la saga Star Wars o films tan emblemáticos como “Encuentros en la 3ª Fase”, “E.T., el extraterrestre”, “Parque jurásico” o algunas otras de las sagas dedicadas a Superman o Harry Potter son ejemplo de la importancia de su trabajo. Si giramos la mirada hacia Jerry Goldsmith encontramos un caso parecido, ya que desde “El planeta de los simios” puso música a emblemas como “Alien, el octavo pasajero”, “Desafío total”, “El hombre sin sombra” o algunas otras de la saga Star Trek. Respecto a James Horner, puso su ingenio al servicio de otras películas de la saga Star Trek, “El hombre bicentenario” o “Deep impact”, además de su trabajo junto a James Cameron en cintas como “Aliens, el regreso” o “Avatar”, y junto a Ron Howard en otras como “Cocoon” o “Apolo 13”.

 

 

En los últimos años podríamos nombrar a Hans Zimmer y sus colaboraciones con Christopher Nolan, casos de “Origen” o “Interstellar”, o Denis Villeneuve, casos de “Blade Runner 2049” y el futuro estreno de “Dune”, así como su participación en diversos papeles productivos de las sagas “Divergente”, “Terminator” o “Batman” entre otros.

 

 

A ellos debería unirles la increíble banda sonora que el británico Steven Price creó para la película del mejicano Alfonso Cuarón “Gravity”. Su maravilloso trabajo se tradujo en multitud de premios internacionales, gracias a la minuciosidad de la obra compuesta y al envolvente y complejo abrigo de sonidos que te acarician durante toda la filmación. La angustia, el agobio, la emoción constante que Cuarón transmite con sus imágenes son recogidas de manera sobresaliente por la partitura de Price. Una auténtica joya.

Les unimos unos cuantos compositores de primer nivel que también pusieron su talento al servicio de obras mayestáticas del género, como Ennio Morricone (La cosa), Bernard Herrmann (Ultimatum a la tierra, Viaje al centro de la tierra, La isla misteriosa, Fahrenheit 451), Dimitri Tiomkin (El enigma de otro mundo) o el trabajo de Les Baxter para Roger Corman.

Si a ellos les unimos los hitos de Stanley Kubrick, al fusionar la música clásica de Richard Strauss, György Ligeti o Aram Khachaturyan con las imágenes deslumbrantes del espacio, o la reunión de instrumentos de sonidos oníricos como el theremín o el sintetizador junto a otros instrumentos de viento, cuerda o percusión que provocan temas ensoñadores, nos damos cuenta de la diversidad sonora que puede acompañar a una película de ciencia-ficción.

Como curiosidad podemos nombrar a los músicos de rock que, de alguna manera, han colaborado en la música de algunas películas del género como Joan Baez (Naves Misteriosas), Mick Taylor (El hombre que vino de las estrellas), Brian May (Mad Max), Iggy Pop (Repo Man) o L7 (Tank Girl) entre otros.

 

 

[divider]ESPAÑA[/divider]

 

Si nos miramos el ombligo y vemos el cine realizado en España, hay que diferenciar el cine más clásico, centrado en uno de los grandes centros del fantaterror mundial y la comedia ambientada en entornos propios de la ciencia-ficción. Las obras de Paul Naschy, León Klimovsky o Amando de Ossorio son referentes absolutos en todo el planeta, y esa versión propia y única que mezcla el cine fantástico y de terror que los convirtió en una marca propia a exportar. Por otra parte, la comedia más típicamente española, gruesa y gamberra lanza otro puñado de ejemplos frescos y divertidos que dan un aire nuevo a la tópica comedia española. Casos como “Acción mutante” (Álex de la Iglesia, 1992) o “El milagro de P. Tinto” (Javier Fesser, 1998) son referentes dentro del género.

Centrados en el mundo más puro de la ciencia-ficción podemos destacar cintas más actuales, donde directores noveles como Alejandro Amenábar, Kike Maíllo o Nacho Vigalondo juegan con robots, paradojas de tiempo o la confusión de tiempos, personajes y ambientes, y películas como “Abre los ojos” (Alejandro Amenábar, 1997), “Eva” (Kike Maíllo, 2011) o “Los cronocrímenes” (Nacho Vigalondo, 2007) demuestran el talento y la innovación en castellano.

 

 

Y antes que todos ellos, en los albores de cine, hubo un turolense que destacó por encima de todos: Segundo de Chomón. A la altura de Mèliés en Francia o Griffith en Estados Unidos, su contribución a la evolución y desarrollo de las técnicas cinematográficas es tan importante y destacada que poco podemos decir cuando el propio cine español lo ha olvidado casi por completo. Sus inventos, como las plantillas de celuloide de delimitación del color, el paso de manivela o sus trucajes y efectos especiales para la productora francesa Pathé, lo convirtieron en referente mundial. Películas como «El hotel eléctrico» (1908), «Excursion dans la lune» (1909) o «La casa encantada» (1907) están repletas de innovaciones y le llevaron a formar parte de los equipos técnicos de algunas de las superproducciones de la época como «Cabiria» (Giovanni Pastrone, 1914) o «Napoleón» (Abel Gance, 1927). 100 años después su legado sigue ahí y su trabajo permitió que el cine se convirtiera en el movimiento artístico más importante del siglo XX.

 

[divider]LISTAS[/divider]

 

Obviando las cintas que lindan con el fantástico, el terror, los superhéroes o los protagonizados por monstruos, vamos a intentar dar una lista de las películas imprescindibles para entender el género de ciencia-ficción desde su irrupción como tal en la década de los 50 del siglo XX hasta nuestros días:

 

15 OBRAS MAESTRAS:

 

1.- Planeta prohibido (Fred M. Wilcox, 1956)

La obra teatral “La tempestad” de William Shakespeare llevada al espacio. El comandante John J. Adams (Leslie Nielsen), al mando de un crucero de los Planetas Unidos en el siglo XXIII, llega al planeta Altair IV, donde el Dr. Morbius (Walter Pidgeon) vive con su hija (Anne Francis) y Robby, el robot.

Producida por la MGM, fue la primera película de ciencia-ficción con un presupuesto millonario, lo que se tradujo en un buen reparto y un dispendio en efectos especiales. Vista hoy en día se puede considerar la primera película del género, dentro del cine sonoro, que realmente marcó una influencia y supuso una inspiración para el futuro del género. Como curiosidad hay que decir que en España se estrenó 11 años después porque el régimen franquista no vio con buenos ojos que Anne Francis apareciera con minifalda, siendo la 1ª en hacerlo en la gran pantalla.

 

2.- La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, (1956)

Cuenta una invasión extraterrestre por medio de esporas que, mediante un proceso surgido dentro de unas vainas, reemplazan a los seres humanos por copias idénticas carentes de sentimientos.

Basada en una novela de Jack Finney, y pese a que él siempre lo negó, se rodó en plena Guerra Fría con Rusia y en el auge máximo del Macarthismo en USA, por lo que se le asocia a una crítica velada a dichos frentes. También se ve desde el lado contrario, como una crítica de Don Siegel, su director, a dichas paranoias.

Posteriormente se han rodado 3 versiones posteriores de la misma historia (La invasión de los ultracuerpos, Secuestradores de cuerpos e Invasión) con resultados distintos, y otras más inspiradas en dicha historia (The faculty…), pero esta versión del posteriormente admirado Don Siegel se incorporó al archivo del National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de USA por derecho propio.

 

3.- 2001: Una odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968)

Es la película que revolucionó la ciencia-ficción y la convirtió en algo más que un pasatiempo. Su revolución visual, intelectual, científica, así como el realismo de sus propuestas y la innovación en efectos especiales, la convierten en un icono muy difícil de superar con el paso del tiempo.

Stanley Kubrick aborda una multitud de temas propios del género, y su colaboración con la NASA para abordar el tema con rigor científico (ausencia de sonido en el espacio, diseño de las naves…), las propuestas visuales rompedoras, la utilización de música clásica con imágenes impactantes y la extraordinaria visión filosófica de su propuesta la convierten en algo más que una mera adaptación del relato El centinela de Arthur C. Clarke.

 

4.- El planeta de los simios (Franklin J. Schaffner, 1968).

Fue la apuesta de la 20th Fox para el mismo año que la anterior y, adaptando una novela de Pierre Boulle, consiguió un éxito arrollador que le llevó a generar varias secuelas, precuelas (las actuales) y una serie de televisión.

Plantea un viaje estelar, donde 4 astronautas sufren un accidente con su nave y llegan a un planeta desconocido. Solo termina sobreviviendo uno, encarnado por Charlton Heston, que es apresado por unos gorilas parlantes, que montan a caballo, andan y son los dueños del planeta.

Las implicaciones futuristas sobre el manejo de la Tierra por la humanidad y el apocalíptico final con la mítica imagen de la Estatua de la Libertad en ruinas, al borde de la playa, la convierten en uno de los iconos más conocidos en la historia del cine.

 

5.- La guerra de las galaxias. Episodio IV: Una nueva esperanza (George Lucas, 1977)

Esta película fue un punto y aparte dentro de las películas de ciencia-ficción como anteriormente lo fue “2001: Una odisea espacial”, si bien de manera diferente, ya que Star Wars tuvo tanto éxito a nivel mundial que revolucionó el mundo del cine en todos los niveles, pero para el género supuso, como diría Spielberg, que las películas de ciencia-ficción pasaran de ser el postre a ser el plato principal. Al romper records a nivel recaudatorio, abrió el camino de los grandes presupuestos a las películas del género, además de crear el fenómeno del merchandising, que pasó a ser tan importante como las propias cifras de las taquillas de los cines.

Star Wars es una película de aventuras en un universo clásico del género de Space Opera de la ciencia-ficción, con imperios galácticos, villanos, princesas y héroes. Un universo donde es posible viajar de manera casi inmediata de un planeta a otro, pero ante todo es un universo que se siente muy real. Los protagonistas se desenvuelven en él con total naturalidad, no hay ninguna explicación técnica o científica de porque funcionan las cosas, se da por hecho, como en la realidad. Si a esto unimos la BSO de John Williams, el favor del público hacia los robots C3PO y R2D2, la acción constante y el carisma de algunos de sus protagonistas (Harrison Ford se convirtió en una estrella) y personajes como Han Solo, Yoda, Chewbacca o Darth Vader que han pasado al imaginario colectivo, tenemos la explicación de su gran éxito y lo que convirtió esta historia en un mito moderno.

Un último apunte que quería decir es que, aunque ahora sea difícil de creer, fue concebida como película única, con una trama conclusiva, pero su gran éxito llevó a Lucas a crear una gran saga que ha alcanzado las 9 películas más diversos spin offs.

George Lucas creó un par de años antes la empresa Industrial Light & Magic, que se encargó de los efectos especiales, revolucionó los mismos a un nivel nunca visto y supusieron un impacto tremendo.

 

6.- Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979)

A medio camino entre la ciencia-ficción y el terror, Ridley Scott convirtió a Sigourney Weaver en una estrella. Con un reparto reconocible que también incluye a Tom Skerritt, Veronica Cartwright, Ian Holm, Yaphet Kotto, Harry Dean Stanton y al gatito Jonesy, una criatura alienígena intenta acabar con todos ellos para alojar a sus vástagos en sus cuerpos.

Los efectos especiales, los increíbles diseños del artista H.R. Giger, las icónicas escenas que han pasado a la historia, los títulos de crédito, la BSO de Jerry Goldsmith y su éxito de público en los diversos premios (Oscar, Bafta, Hugo, San Sebastián, Saturn…) la han llevado a pasar a la historia como uno de los iconos del género. Su importancia derivó en varias secuelas (3) y cintas relacionadas (4 por el momento).

 

7.- Blade Runner (Ridley Scott, 1982)

Ridley Scott repite en otro icono absoluto, con esta adaptación de la distopía futurista de Philip K. Dick ambientada en la ciudad de Los Ángeles en 2019, sobre la relación entre los hombres y los replicantes, seres sintéticos de usar y tirar, creados a imagen y semejanza nuestra para ser usados como esclavos. En una película con una gran innovación temática y sobre todo estética, llevando el nuevo termino ciberpunk al cine, que fue un fracasó de taquilla en su tiempo, y al igual que “2001: Una odisea en el espacio”, poco a poco fue convirtiéndose en una cinta de culto, que influenció a multitud de otras y es reconocida como una de las obras cumbres del género.

La carismática BSO de Vangelis, los efectos especiales de Douglas Trumbull y la mezcla de géneros (noir, sci-fi…), le han llevado a ser una de las marcas referentes, produciendo una notable secuela 35 años después.

Es una de esas películas donde el protagonista, Harrison Ford, se ve devorado por la química y carisma que impera en los co-protagonistas. Rutger Hauer como el replicante Roy Batty, Sean Young, Daryl Hannah, Edward James Olmos, M. Emmet Walsh o Joe Turkel protagonizan escenas que han pasado a la memoria colectiva.

 

8.- Terminator 2: El juicio final (James Cameron, 1991)

Tras Terminator, Aliens, el regreso y Abyss, James Cameron sigue revolucionando la sci-fi y los efectos especiales y visuales con esta impactante continuación de su original, 7 años después.

Es uno de las primeros films que genera imágenes por ordenador para uno de los protagonistas (Robert Patrick como el T-1000). La evolución provocada por los efectos visuales dio un paso de gigante en el mundo del cine. Su impacto fue tremendo, a nivel mundial, y la crítica se rindió ante las innovaciones tecnológicas mostradas en la película.

 

9.- Días extraños (Kathryn Bigelow, 1995)

Ambientada en el cambio de milenio, la posteriormente galardonada directora Kathryn Bigelow, con las revueltas raciales como fondo, juega con la tecnología centrada en grabaciones ilegales de recuerdos.

La fascinante ambientación, la maravillosa banda sonora (con bandas como Skunk Anansie o Tricky), el coral reparto liderado por Ralph Fiennes y Angela Bassett (donde Juliette Lewis demuestra sus dotes como cantante), y la ingeniosa puesta en escena para llevar a cabo la historia de James Cameron (entonces marido de Bigelow), merecen colocarla como uno de las mejores películas del género.

 

10.- Matrix (Lilli & Lana Wachowski, 1999)

Otra de esas películas que revolucionó de manera exponencial la ciencia-ficción. Los entonces hermanos Wachowski (ahora hermanas) escribieron y filmaron esta impactante historia sobre la guerra entre humanos y maquinas, cuyo gran éxito les llevo a ampliarla en forma de trilogía y diversos spin offs.

La visión filosófica del guión, la brillantez en la puesta en escena, la originalidad en casi todos los aspectos de la producción y, sobre todo, la apabullante innovación en cuanto a efectos especiales y visuales supuso un éxito brutal a nivel mundial.

Neo, Morfeo, Trinity, Cifra, Níobe, Oráculo y el Agente Smith pasaron a ser iconos para los adolescentes cinéfilos de la época, y Keanu Reeves, Laurence Fishburne, Carrie-Anne Moss o Hugo Weaving pasaron a ser mundialmente conocidos, y su vestuario y frases imitado por multitud de personas en todo el mundo. El esteticismo llevado su máximo exponente.

 

11.- Moon (Duncan Jones, 2009)

La soledad del espacio llevada a primer plano. Sam Rockwell protagoniza de manera absoluta esta cinta sobre un astronauta que vive en una estación lunar dedicada a una excavación minera. Su vida en la luna, sus mensajes grabados para la familia, sus charlas con el robot Gerty (al que pone voz magistralmente Kevin Spacey), su día a día centra la acción hasta que un giro de guión transforma todo lo que hemos visto hasta el momento.

El hijo de David Bowie debuta en el largometraje con esta maravillosa cinta de ciencia-ficción, donde se apoya en el extraordinario trabajo de Rockwell para convertirla en imprescindible.

 

12.- Avatar (James Cameron, 2009)

James Cameron vuelve a asombrar al mundo por las innovaciones tecnológicas en el desarrollo del 3D, así como las técnicas de motion capture. También creó un lenguaje propio para los habitantes de Pandora. El extraordinario trabajo en el progreso de la tecnología aplicada al cine convierte a Cameron en una de las figuras indiscutibles en el mundo de la ciencia-ficción.

La película, en sí misma, bebe de otras historias pasadas pero trasladadas a un universo ficticio, y supuso un éxito arrollador en todo el mundo, convirtiéndose en la película más taquillera de la historia.

 

13.- Origen (Christopher Nolan, 2010)

Espectacular reparto, con Leonardo DiCaprio, Ellen Page, Tom Hardy, Marion Cotillard, Michael Caine, Ken Watanabe, Tom Berenger o Cillyan Murphy en sus filas, dando vida al mundo de los sueños y la implantación de ideas en la mente de las personas a través de ellos.

Su originalidad, potente concepto visual, acción y profundidad en las ideas transmitidas la convierte en un referente inequívoco dentro del género en el siglo XXI.

Como curiosidad hay que comentar que DiCaprio encarna a Dom Cobb, cuyo apellido significa “sueño” en sánscrito.

 

14.- Interstellar (Christopher Nolan, 2014)

Repite Nolan con esta maravilla en la que las teorías de A. Einstein cobran vigencia. Matthew McConaughey, el mismo año que estrenó “True detective” en televisión, y un año después de ganar el Oscar con “Dallas Buyers Club”, se confirma como uno de los actores del momento.

Su mezcla de drama futurista y realidad científica, desarrollando las teorías sobre los agujeros de gusano y la relatividad, la convierten en la película perfecta para cinéfilos y científicos. El amor es el poder más fuerte existente en el universo.

 

15.- Ex Machina (Alex Garland, 2015)

Inteligente, estéticamente atrayente, elegante e inquietante. La propuesta de Alex Garland de dar a la I.A. la capacidad de aprender y evolucionar, convierte a la actuación de Alicia Vikander en turbadora. La relación establecida con el personaje de Domnhall Gleeson es escalofriante y la forma en que Garland lo resuelve da mucho que pensar, conviertiendo “Ex Machina” en una película tan estilizada como amenazadora.

 

 

50 IMPRESCINDIBLES:

 

[column size=one_half position=first ]1.- Cuando los mundos chocan, Rudolph Maté (1951)
2.- Ultimátum a la tierra, Robert Wise (1951)
3.- La guerra de los mundos, Byron Haskin (1953)
4.- 20.000 leguas de viaje submarino, Richard Fleischer (1954)
5.- El increíble hombre menguante, Jack Arnold (1957)
6.- La mosca, Kurt Neumann (1958)
7.- El tiempo en sus manos, George Pal (1960)
8.- El hombre con rayos X en los ojos, Roger Corman (1963)
9.- Viaje alucinante, Richard Fleischer (1966)
10.- Fahrenheit 451, François Truffaut (1966)
11.- El último hombre vivo, Boris Sagal (1971)
12.- THX 1138 (George Lucas, 1971)
13.- La amenaza de Andrómeda (Robert Wise, 1971)
14.- Naves misteriosas (Douglas Trumbull, 1972)
15.- Solaris, Andrei Tarkovsky (1972)
16.- Cuando el destino nos alcance, Richard Fleischer (1973)
17.- Encuentros en la tercera fase, Steven Spielberg (1977)
18.- Stalker, Andrey Tarkovsky (1979)
19.- Mad Max 2: El guerrero de la carretera, George Miller (1980)
20.- Atmósfera cero, Peter Hyams (1981)
21.- E.T., el extraterrestre, Steven Spielberg (1982)
22.- 1984, Michael Radford (1984)
23.- Starman, el hombre de las estrellas, John Carpenter (1984)
24.- La mosca, David Cronenberg (1986)
25.- Depredador, John McTiernan (1987)[/column]

[column size=one_half position=last ]26.- Robocop, Paul Verhoeven (1987)
27.- Abyss, James Cameron (1989)
28.- Desafío total, Paul Verhoeven (1990)
29.- Parque jurásico, Steven Spielberg (1993)
30.- 12 monos, Terry Gilliam (1995)
31.- Contact, Robert Zemeckis (1997)
32.- Gattaca, Andrew Niccol (1997)
33.- Abre los ojos, Alejandro Amenábar (1997)
34.- A.I. Inteligencia Artificial, Steven Spielberg (2001)
35.- Minority Report, Steven Spielberg (2002)
36.- Hijos de los hombres, Alfonso Cuarón (2006)
37.- Los cronocrímenes, Nacho Vigalondo (2007)
38.- Star Trek, J.J. Abrams (2009)
39.- Las vidas posibles de Mr. Nobody, Jaco Van Dormael (2009)
40.- Código fuente, Duncan Jones (2011)
41.- Eva, Kike Maíllo (2011)
42.- Oblivion, Joseph Kosinski (2013)
43.- Elysium, Neill Blomkamp (2013)
44.- Gravity, Alfonso Cuarón (2013)
45.- Coherence, James Ward Byrkit (2013)
46.- Orígenes, Mike Cahill (2014)
47.- Predestination, Michael Spierig (2014)
48.- La llegada, Denis Villeneuve (2016)
49.- Blade Runner 2049, Denis Villeneuve (2017)
50.- Ready player one, Steven Spielberg (2018) [/column]

 

[divider]BONUS TRACK – NOVELAS[/divider]

 

Con el único objetivo de intentar atraer a la gente a la literatura de ciencia-ficción, vamos a intentar recomendar las 20 novelas más susceptibles de enganchar a los interesados. Partiendo de la base de que el “Frankenstein o el moderno Prometeo” de Mary Shelley se considera por la mayoría como la primera obra dedicada al género, utilizando teorías científicas para cambiar la realidad de la vida, nombraremos las que sean más susceptibles de atraer las mentes de los que acepten el reto, con el único criterio del orden cronológico y la elección de una sola obra por autor.

 

20 NOVELAS IMPRESCINDIBLES DE CIENCIA-FICCIÓN

 

1.- La máquina del tiempo de H.G. Wells (1895)

Cuando H. G. Wells creó su ingeniosa máquina del tiempo, no se limitó a trasladar a su inventor al año 802701 para contemplar un Londres totalmente cambiado, una raza humana degenerada, una civilización en ruinas, producto de un progreso científico incontrolado… Influido por el socialismo utópico, Wells hace en esta obra una lúcida sátira de la sociedad capitalista de su tiempo, además de trasladar sus inquietudes científicas y de plantear una reflexión, plenamente actual, sobre la responsabilidad del ser humano respecto al futuro.

H.G. Wells es el autor pionero, junto a Poe y Verne, de la moderna ciencia ficción.

2.- Un mundo feliz de Aldoux Huxley (1932)

Un mundo feliz es un clásico de la literatura de este siglo. Con ironía mordiente, el genial autor plasma una sombría metáfora sobre el futuro, muchas de cuyas previsiones se han materializado, acelerada e inquietantemente, en los últimos años.

La novela describe un mundo en el que finalmente se han cumplido los peores vaticinios: triunfan los dioses del consumo y la comodidad, y el orbe se organiza en diez zonas en apariencia seguras y estables, una combinación apropiada de drogas, diversiones y sexualidad estéril mantiene a todo el mundo satisfecho.

Sin embargo, este mundo ha sacrificado valores humanos esenciales, y sus habitantes son procreados in vitro a imagen y semejanza de una cadena de montaje…

3.- 1984 de George Orwell (1949)

Tres grandes potencias se dividen el mundo y luchan entre ellas, en un conflicto que parece no acabar nunca.

Todo está controlado por la sombría y omnipresente figura del Gran Hermano, el jefe que todo lo ve, todo lo escucha y todo lo dispone. La historia reciente se falsea alterando los registros escritos, la policía del Gran Hermano vigila incluso en el interior de las casas gracias a una televisión en dos sentidos, el amor está prohibido y el sexo es un acto político. La opinión personal se neutraliza con lavados de cerebro y la vida es un infierno del que no se puede escapar.

Uno de los libros más conocidos y famosos del siglo XX.

4.- Yo, robot de Isaac Asimov (1950)

La primera aparición en forma de libro de las historias de los robots «positrónicos» de Asimov, con las que se inventaron el término «robótica» y las famosas tres leyes que la rigen. Se compone de nueve relatos.

Con el tiempo, el mismo Asimov se encargó de recopilar ordenadamente todos sus relatos de robots escritos hasta entonces (31 en total) en el volumen The Complete Robot (1982), que se ha publicado en castellano con el título Los ROBOTS, que incluye el famoso relato corto: “El Hombre Bicentenario” premiado con el Nébula y Hugo al mejor relato de 1976 y 1977 respectivamente.

5.- Crónicas marcianas de Ray Brdbury (1950)

Esta colección de relatos reúne la crónica de la colonización de Marte por parte de la humanidad que abandona la Tierra en sucesivas oleadas de cohetes plateados y sueña con reproducir en el Planeta rojo una civilización de perritos calientes, cómodos sofás y limonada en el porche al atardecer, mostrando poco respeto hacia el planeta y los místicos “marcianos”.

Con un estilo alejado de otros clásicos del género, más poético y surrealista, pero cargado de ironía y humor, Bradbury aprovecha las crónicas para mostrarnos como somos realmente los humanos, con nuestros miedos y carencias que llevamos allá donde vamos, incluso a otros mundos.

6.- El fin de la infancia de Arthur C. Clarke (1953)

La Humanidad se acerca a su autodestrucción (finales del siglo XX sin ir más lejos), cuando se produce una invasión alienígena pacífica cuyo objetivo es impulsar a la raza humana hacia un estado superior de existencia.

La Tierra se convierte en la mesa de laboratorio de los Overlords, o Superseñores, que han llegado para tomar el control y ofrecen una existencia utópica a los humanos, donde ya no hay que trabajar ni sufrir enfermedades. Sin embargo, esto viene con un precio: los humanos se sienten empequeñecidos cuando se ven despojados de toda capacidad de decisión sobre su propio futuro, tratados poco menos que como ratones en manos de unas fuerzas cósmicas cuya magnitud ni siquiera alcanzan a comprender.

7.- Las estrellas, mi destino de Alfred Bester (1956)

La humanidad se ha expandido por el sistema solar: 3 planetas, 8 satélites y 11 billones de personas. A principios del siglo XXIV se produjo la mayor revolución de la historia cuando se descubrió que los humanos poseíamos la capacidad de tele-transportarnos. Se llamó efecto “Jaunte”, por el primer humano que se tele-transportó, pero comúnmente se le denominó jaunteo.

En poco más de unas décadas el sistema solar entero estaba jaunteado. Todas las estructuras sociales, legales y económicas se derrumbaron, se produjeron conflictos, surgieron nuevas costumbres, y se establecieron leyes originadas por el jaunteo universal.

Es en este escenario del siglo XXV donde se inicia la historia de Gulliver Foyle. Un hombre abandonado a su suerte, que logró sobrevivir milagrosamente a una situación sin esperanzas, empezando una carrera por acumular poder en un nuevo universo de vidas frenéticas, nuevas fortunas, posturas extremas, vicios, robos y rapiña, con un único objetivo: vengarse.

8.- Tropas del espacio de Robert A. Heinlein (1959)

En una sociedad futura, la tierra y sus colonias en otras galaxias, están gobernadas por una élite militar conocida como la Federación Terrana, que mantiene una guerra interestelar contra una especie alienígena conocida como «Los Bichos» o “Las Chiches” (depende de la traducción).

La novela sigue la trayectoria del joven Juan «Johnny» Rico a través de su servicio militar en la Infantería Móvil (versión espacial de los Marines), desde su duro entrenamiento hasta su entrada en acción contra las chiches. Intercalados con la acción, vamos conociendo detalles de la sociedad de la tierra, planteando temas morales y filosóficos relacionados con el militarismo, incluidos aspectos polémicos como ganarse el derecho al sufragio sirviendo en el ejército.

La novela fue criticada por considerar que había planteamientos fascistas, aunque otros los vieron como una crítica a los peligros de un gobierno militarista. Sea como fuere, es una de los clásicos del género, origen del sub-género de la ciencia ficción militarista y ganadora del Premio Hugo a la mejor novela en 1960.

9.- Dune de Frank Herbert

Arrakis, más conocido como DUNE, un planeta desértico donde el agua es el bien más preciado y único lugar del universo conocido fuente de la Especia, el recurso más valioso y codiciado de todo el imperio del hombre. DUNE también es el hogar de los Fremen, aguerrido y misterioso pueblo nómada que posee una profecía acerca de la llegada de un mesías, un líder que les guiará hacia la verdadera libertad.

Dune cuenta la historia del joven Paul Atreides, heredero de la Casa noble de los Atreides, la cual acepta por mandato del emperador, la administración del planeta Arrakis. A través de Paul viviremos una sucesión de intrigas político-económicas relacionadas con el control de la Especia, forzándolo a realizar una peregrinación por las áridas tierras de este hostil mundo para descubrir que lo une a Dune y cumplir su destino.

Dune también es la historia de este planeta, cuya descripción supone el elemento de ciencia-ficción “hard” de la novela, y su relación con la Especia, sustancia que dota a los humanos de extraordinarios poderes permitiéndoles viajar entre estrellas distantes y ver el futuro.

Considerada por muchos críticos y lectores como la mejor novela del género, fue el primer premio Nebula 1965 y premio Hugo 1966.

10.- ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick (1968)

La mayoría de la tierra ha sido devastada y envenenada por una guerra nuclear. Una gran parte de los humanos han emigrado a las colonias exteriores ayudados por androides, robots sintéticos con una apariencia externa igual que los humanos, y que por seguridad, tienen una fecha de muerte prefijada de antemano. En la tierra sólo han permanecido los no aptos y los que carecen de expectativas de futuro. Su rutina es llevadera gracias a aparatos que modifican el estado de ánimo y a la posesión de animales artificiales como mascotas, los pocos que quedan auténticos tienen precios prohibitivos.

Deckar, un cazador de recompensas asociado a la policía, cuyo trabajo consiste en “retirar” androides rebeldes, (también conocidos como «andys» o «andrillos» dependiendo de la traducción) que buscan escapar a su destino y viven escondidos entre los humanos en la tierra.

Ahora tiene un nuevo objetivo, encontrar a 5 andrillos que se escaparon de las colonias y cobrar las bonificaciones de su “retirada”, para así lograr su mayor sueño: poseer un animal de verdad, pero no un animal doméstico sino uno grande. Una oveja…

La novela se hizo famosa debido a la adaptación al cine de mano de Ridley Scott, en 1982, con el nombre de Blade Runer, y considerada una de las obras cumbres de la ciencia ficción del séptimo arte.

11.- La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K. Le Guin (1969)

Genly Ai es enviado al planeta Gueden, también llamado Invierno por su gélido clima, con el propósito de contactar con sus habitantes y proponerles unirse a la liga de planetas.

Hasta la fecha el planeta Gueden ha estado aislado del resto de mundos y ha desarrollado su civilización de manera independiente en un marco de clima muy hostil, que les obliga a la máxima adaptabilidad, por ello los guedenianos han desarrollado una particularidad que los hace únicos: son hermafroditas, y adoptan uno u otro sexo de manera aleatoria, exclusivamente en la época de celo. Esta característica biológica influye marcadamente en la forma de ser de los nativos, y vamos descubriendo a través del relato del emisario, lo diferente puede llegar a ser una sociedad donde no existe una diferenciación sexual y donde él es una anomalía perversa, con un sexo marcado y siempre en estado de celo.

La novela consta de dos marcadas partes: una primera de toma de contacto entre el emisario y la sociedad guediana, con múltiples intrigas políticas y una segunda donde, a través de un viaje por el territorio hostil del planeta, descubrimos la parte más psicológica e íntima de los guedenianos.

Premio Nébula (1969) y Hugo (1970).

12.- La paja en el ojo de Dios de Larry Niven y Jerry Pournelle (1974)

La humanidad ha colonizado las estrellas, el segundo imperio del hombre gobierna doscientos mundos, pero no ha encontrado ninguna civilización extraterrestre hasta la fecha, y esa fecha es el año 3017. En la nebulosa llamada el Ojo de Murcheson, pero más conocida como el Ojo de Dios, la nave imperial McArthur colisiona con un velero espacial de origen desconocido en cuyo interior descubren un único pasajero muerto…, un alienígena.

Una de las mejores novelas en tratar el tema del primer contacto, desde diferentes enfoques: el social, político, militar, biológico…, que logra crear una civilización extraterrestre ajena a cualquier sociedad humana y a su vez creíble. Todo dentro de un contexto de “Space Opera”, con un buen ritmo narrativo que te deja pegado a las páginas. Imprescindible.

En 1993 se publicó, a mi modo de ver, una innecesaria secuela llamada “El Tercer Brazo”.

13.- La guerra interminable de Joe Haldeman (1975)

La humanidad ha descubierto la forma de viajar a las estrellas, pero debido a ello entran en contacto con una civilización extraterrestre y se produce una guerra que dura siglos. Pasando de un mundo a otro a velocidades superiores a la luz, las tropas de la guerra interminable envejecen solo unos días mientras que en la tierra pasan los años transformándose en un planeta cada vez más irreconocible a los ojos de nuestro protagonista.

Obra antibelicista y metáfora de la sociedad americana en la época cuando se escribió: la guerra del Vietnam.

Premio Nébula 1975, Premio Hugo 1976.

14.- Homo plus de Frederick Pohl (1976)

Una vez había bebido cerveza, había engendrado un hijo, había sido un hombre. Todavía estaba vivo pero su voz era aflautada, su piel parecía la de un rinoceronte, y de su piel salían infinitos cables e instrumentos. Ahora era un Ciborg, y estaba preparado para conquistar Marte. Pero no era comprensible que alguien que había bebido cerveza y había engendrado un hijo fuera tan feo y desdichado…

En su retorno como escritor, ya a tiempo completo, Pohl nos regala esta magnífica novela con un enfoque novedoso sobre como colonizar otros mundos. En vez de transformar el entorno hostil para poder habitarlo, modificaremos a los humanos para que puedan vivir en Marte. Con su prosa fácil y sus toques de humor negro, vivimos la experiencia física y psicológica de Roger Torraway, candidato a ser transformado en marciano.

Premio Nébula de 1976 y candidato al Hugo.

15.- El juego de Ender de Orson Scott Card (1984)

En el año 2070 la humanidad está en guerra con una raza extraterrestre. Tras fracasar en su Primera Invasión del sistema solar la cual está cerca de acabar con la humanidad, ésta establece una alianza mundial para hacer frente a la amenaza, creando una unidad militar multinacional, la Flota Internacional, que consigue detener con éxito una segunda invasión gracias al talento del estratega, Mazer Rackham. Pero han pasado décadas, y la humanidad se enfrenta a un futuro incierto esperando el exterminio por una posible tercera invasión.

Para vencerles es necesario un nuevo genio militar como Mazer y por ello se ha permitido el nacimiento de Ender.

La novela, primera de una serie sobre su protagonista, trata de la formación de un niño, Ender, para convertirlo en un líder excepcional en medio de un ambiente de gran presión y complejidad tecnológica, que Card trata con su habitual habilidad para el tratamiento de las emociones.

La novela también introduce de manera novedosa varios conceptos: un mundo virtual generado por ordenador para formación militar y estratégica del protagonista, así como el uso de internet para generar opinión.

Premio Nébula 1985, Premio Hugo 1986

16.- Marte rojo de Kim Stanley Robinson (1993)

Siglo XXI. Durante eones, las tormentas de arena han barrido el estéril y desolado paisaje del planeta rojo. Ahora, en el año 2026, cien colonos, cincuenta mujeres y cincuenta hombres, viajan a Marte para dominar ese clima hostil. Tienen como misión la terraformación de Marte, y como lema «si el hombre no se puede adaptar a Marte, hay que adaptar Marte al hombre».

Espejos en órbita reflejarán la luz sobre la superficie del planeta, en las capas polares se esparcirá un polvo negro que fundirá el hielo y grandes túneles, de kilómetros de profundidad, atravesarán el manto marciano para dar salida a gases calientes.

A este escenario épico se trasladan todas las rivalidades y políticas de la vieja Tierra, pero algunos lucharán hasta la muerte para evitar que el planeta rojo cambie.

Inicio de una trilogía completada con: “Marte Verde” y “Marte Azul”.

Premio Nébula 1993.

17.- El problema de los tres cuerpos de Cixin Liu (2008)

En la década de los 60 la URSS y los Estados Unidos establecen programas de búsqueda de vida extraterrestre. China también establece su propia iniciativa, el proyecto Costa Roja, dirigido por la astrofísica Ye Wenjie, que al parecer tuvo éxito…

En la actualidad el profesor Wang Miao, especialista en nano-tecnología, es requerido por el gobierno para investigar junto con la policía, los misteriosos casos de suicidios masivos de físicos teóricos. Wang y el irreverente policía Shi Qiang, se ven envueltos en una trama internacional con la organización Fronteras de la Ciencia, que busca descubrir cuáles son los límites de la propia ciencia y un extraño video juego de realidad virtual llamado: Los Tres Cuerpos utilizado por la organización para captar miembros. Descubriremos que todo lo anterior: el proyecto Costa Roja, los suicidios, la organización y el video juego tienen relación, pero hay algo más. Una gran amenaza se cierne sobre la humanidad…

Libro que inicia la trilogía del mismo nombre y que ha permitido descubrir a este reconocido autor chino de ciencia ficción en el mundo occidental.

Premio Hugo de 2016.

18.- La chica mecánica de Paolo Bacigalupi (2009)

En el siglo XXII la tierra ha sufrido una crisis ecológica sin precedentes transformando por completo toda la civilización humana. La escasez de fuentes de energía ha ocasionado que se haya vuelto a la navegación a vela, los dirigibles y la tracción animal. Los alimentos son el recurso más preciado y deben de ser modificados genéticamente para subsistir.

Anderson Lake, hombre de confianza de una multinacional del sector alimentario, es enviado a Tailandia, un reino cerrado a los extranjeros para proteger sus preciadas reservas ecológicas, en una misión encubierta para buscar alimentos no extintos que hayan resistido la catástrofe. Allí conoce a Emiko una “chica mecánica”, un neoser, último eslabón de la ingeniería genética, creados para servir como esclavos, soldados o juguetes sexuales.

A través de un vocabulario exótico y sugerente, poco a poco nos sumergimos en un Bangkok post-apocalíptico con tintes steampunk, y en la vida de unos personajes carismáticos con un pasado por descubrir.

Premio Nebula 2009, Hugo y Locus del 2010

19.- Ready player one de Ernest Cline (2011)

En el año 2044 el mundo no da más de sí y la depresión económica a nivel mundial dura ya años. Las fuentes de energía están prácticamente agotadas, hay superpoblación y la mayoría de la gente vive hacinada, sobreviviendo como puede. Sin embargo hay una válvula de escape. El mundo virtual de OASIS, algo mas allá que un videojuego, donde uno puede llevar una vida paralela divirtiéndose, estudiando e incluso trabajando.

Wade Watts un joven de 18 años es el primero, de millones de jugadores, en descubrir la primera pista del gran secreto, que el creador de OASIS tras su muerte, dejo oculto dentro del propio mundo virtual, y cuya resolución llevará a aquel que lo consiga a poder controlar el propio juego. Nos vemos envueltos en una frenética carrera por descifrar el enigma,en el mundo real y en el virtual, donde todo vale y todo el mundo compite, desde “gamers” hasta mega-corporaciones.

Una novela plagada de términos “geek” y multitud de referencias a la historia de los videojuegos y a la cultura audiovisual de los 70s y 80s, que ha sido uno de los grandes éxitos del género en los últimos años. Llevada al cine en 2018 de mano de Steven Spielberg.

20.- El marciano de Andy Weir (2014)

Seis días atrás el astronauta Mark Watney se convirtió en uno de los primeros hombres en caminar por la superficie de Marte. Ahora está seguro de que será el primer hombre en morir allí. La primera misión a Marte tripulada se vio obligada a evacuar el planeta a los pocos días de tomar tierra, dejando abandonado a Mark al pensar que había muerto. Ahora está solo en la hostil superficie del planeta Rojo. Mark no pierde la esperanza, tiene que sobrevivir lo suficiente para que pueda ser rescatado por la próxima misión, más de 300 días.

La novela consigue meternos en la piel del “marciano” por necesidad, sin dejarnos un momento de respiro en todo su desarrollo. Las soluciones a los distintos problemas de supervivencia que se plantean, se resuelven de una manera creíble apoyándose en la ciencia, pero con descripciones muy accesibles a todos los públicos. Por ello nos encontramos con uno de los libros que está revitalizando el género de la Ciencia Ficción en los últimos años.

Auto-publicada por el propio autor en 2011 para Amazon Kindle, tras su éxito y venta de derechos fue re-editada ya en formato libro en 2014 y adaptada al cine por Ridley Scott en 2015.

 

[divider]ANEXO –PREMIOS[/divider]

 

Premio HUGO

A partir de 1953 (y con la única excepción de 1954), la Convención Mundial de la Ciencia Ficción (Worldcon) concede el Science Fiction Achievement Award. Se conocen popularmente como los premios Hugo en honor de Hugo Gernsbackpionero en la publicación de ciencia ficción, con su revista Amazing Stories. El premio tiene el respaldo de la Sociedad Mundial de la Ciencia Ficción (World Science Fiction Society, WSFS), que es la encargada de establecer, actualizar y hacer cumplir las reglas del procedimiento de elección.

La convención mundial suele celebrarse en agosto o septiembre de cada año, y entran en liza todos los títulos publicados el año anterior, lo cual ofrece suficiente perspectiva para la decisión. El Hugo lleva la denominación del año en que se otorga y actualmente premia indistintamente obras de ciencia ficción o de fantasía. http://es.wikipedia.org/wiki/Premios_Hugo

Premio NEBULA

La ciencia ficción dispone también de unos premios anuales concedidos de forma muy parecida a los famosos Óscar del mundo cinematográfico. La elección del premio Nebula se realiza desde 1965 en el seno de la Sociedad Norteamericana de Escritores de Ciencia Ficción (Science Fiction Writers of America, SFWA), y son los miembros de la sociedad (escritores, editores y profesionales de la literatura deciencia ficción) quienes seleccionan y proponen por carta a la organización las mejores novelas y relatos publicados cada año, se hace público a finales de mayo. El premio Nebula, a diferencia del Hugo, lleva la denominación del año en que se publicó el texto premiado.

El premio Nebula tiene un merecido prestigio por provenir de un gran colectivo de profesionales entendidos en la materia sobre la que votan. Generalmente el Nebula suele premiar también la calidad literaria que, a veces, no recibe suficiente reconocimiento en los otros premios de cariz más popular, como el Hugo y el Locus. Originalmente las obras premiadas solían ser solo de ciencia ficción. En la actualidad es corriente que obras de fantasía se hagan con el premio en igualdad de condiciones que las de ciencia ficción y, de hecho, la asociación se denomina ahora Asociación Americana de Escritores de Ciencia Ficción y Fantasía. http://es.wikipedia.org/wiki/Premios_Nebula

Premio LOCUS

Desde 1971, el fanzine Locus (editado por Charles N. Brown a partir del 27 de junio de 1968 y que ya ha recibido más de una docena de veces el premio Hugo al mejor fanzine o prozine), publica en el mes de julioel resultado de una votación entre sus lectores. Se establece así un premio popular paralelo al Hugo. El premio Locus está adquiriendo un gran prestigio en los últimos años por la especialización de sus votantes (se diferencia entre ciencia ficción, novelas de fantasía y novelas de terror), y por hacerse público dos o tres meses antes de la Worldcon, por lo que influye evidentemente en ella. http://es.wikipedia.org/wiki/Premio_Locus

 

 

 

 

 

LA CIENCIA FICCIÓN EN EL CINE

by: Eduardo Garrido

by: Eduardo Garrido

Roquero, cinéfilo, lector empedernido que estudió Derecho para trabajar en una biblioteca y disponer de pelis, discos y libros a mano

2 Comentarios

  1. Mercedes

    Señor roquero cinéfilo y lector empedernido : muy buen artículo interesantiiiiiisimo ,eres un genio .

    Responder
  2. manuel benitez santos

    Recuerdo una película en blanco y negro cuya sinopsis era abducian a una serie de humanos de diferentes lugares del planeta y una vez en el ovni se les informa que ellos necesitan el planeta tierra para poder existir pues su planeta de origen estaba a punto de colapso pero segun sus creencias no pueden destruir a ninguna civilización asi que deciden dar una bomba a cada uno de los abducidos para que sean estos los que inicien una guerra mundial,estas bombas solo destruye la humanidad y los alienígenas juegan con los humanos para que activen las bombas

    Responder

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