Mi cara, ¿qué le pasa a mi cara?
Dime, ¿ha cambiado el viento?
¿Volveré a verme igual otra vez?
Llego tarde, y corro para alcanzar el último tren que se acerca.
Confío en que esté loco.
¿Vamos a salir ya en directo, James?
Bien, ¿estáis todos bien?
Todo el mundo lo está haciendo genial.
Una escena más y haremos una pausa para la tarta y el té.
(Maquillaje por favor)
Nuevo tema, ya me gusta esto último,
aunque ¿podríamos probar un poco más de mí?
Sí que sabes a lo que me refiero, por favor, Stephanie,
tengo una visión, Stephanie, tengo una visión.
Vestida de blanco, con esos ojos tan claros.
Tengo una visión, una visión real.
El crepúsculo ahí fuera, escritorio iluminado
como una vida inmóvil en espera.
Tengo una visión, una visión real.
Compartimos una copa de vino, todavía llena,
a pesar de todo lo que hemos dejado atrás.
Y tiene un ritmo tan bueno,
como todas esas cosas ideales en todos lugares adecuados.
Me quitas toda la ropa,
como si hubieras creado esta versión durante todo el día.
Tengo una visión, una visión real.
Desaparezco en una panorámica abandonada hacia ese vestido blanco.
Hacia una grisácea y pelirroja cabeza con el pecho henchido.
¿Soy también Hermann Hesse aquí?
¿También John Waynesco hoy?
Ya no se permite esa cobardía insípida y mediocre.
Vestida de blanco, con esos ojos tan claros.
Tengo una visión, una visión real.
El crepúsculo ahí fuera, escritorio iluminado
como una vida inmóvil en espera.
Tengo una visión, una visión real.
Un tren lleno de caras es la última toma.
Así, a buen ritmo, todo lo ideal en todos lugares adecuados.
Un plan de pagos para Pentecostés.
Un nombre perdido hace tiempo, en el “cómo se hizo”.
0 comentarios