Por lo menos de momento, este proceso no ha perdido a mis ojos su encanto por mucho que se repita. Nacho, reloj de precisión, llamando por llegar con un minuto de retraso. Local, trastos a la calle, a jugar al Tetris con la furgoneta. ¿Dónde vamos cada uno? Tú en el coche, tú en la furgo. Vamos, que nos vamos. 

Maravillas de la tecnología moderna, móvil con GPS y el copetín… y a ver el puerto de Herrera, bucólico pasaje y buenas rampas. Una carretera de las de la vieja escuela, estrechita y con más curvas que una pin up de los cincuenta. Por la segunda línea de asientos se masca un problemilla de mareos, así que vamos a hablar un poco de todo para intentar que pase pronto el tramo serpenteante. Qué mejor conversación que reírse de mí. Yo contra todos, venga, atacadme. 

Tengo un problemilla con los medios privados de seguridad. Ejemplo: voy al futbol. A lo mejor delante de mí entren mil muyahidines armados hasta los dientes, sin problema. Yo puedo meter en los bolsillos de las rodillas una ametralladora con cargadores y todo, pero de lo que no me voy a librar es de que mis bolsillos delanteros y mi bragueta reciban una pasadita de mano ajena. Para qué quieres más, David a carcajadas (que no es tan fácil hacerlo partirse) y Marcelo con ese aire infantil, de niño travieso, que se le pone cuando tiene una parida en mente. 

Llegamos a la tierra del Glorioso (qué pena no ver Mendizorroza) y, casualidades de la vida, plaquita de la misma empresa de seguridad en la puerta de la sala. Estos pedazo de cabrones haciéndome fotitos con la placa de fondo. Qué bonito es hacer escarnio del débil. 

Floppy nos está esperando, cigarro entre los dedos y mirada directa a los ojos mientras nos presentamos. Lo conocía porque he reseñado alguna banda de las que lleva, pero no nos habíamos puesto cara. 

Yo pensaba que tendrías cuarenta años o más. Eres muy joven.  

Otro de esos premios oficiosos, soy de la vieja escuela, aunque a lo mejor no tan vieja. Me pregunta si he estudiado algo relacionado con las letras. Vale, como soy de autoestima regulín, tengo el ego desbocado. Seguid cantando mis alabanzas, que me voy a volver más chulo… 

Empiezan a aparecer las otras bandas. Los primeros, los locales Crazy Keys. Iker es el primero que rompe el hielo. Los demás estamos un poco más encorsetados, tanteando aún alrededor, pero éste ya está haciendo bromas. Gente como Iker hace falta en el mundo. Si todos fueran como yo, lo mismo ni nos saludamos en toda la noche. Celia, la batera de los gazteiztarras, habla como si fuéramos de la cuadrilla de toda la vida, y se ríe como si le hubieras hecho la broma de siempre, aunque haga tres minutos que nos conocemos. 

Viene Begoña y la plana mayor de Urmemetal, saluda y se me coloca al lado. Yo pensando que me ha reconocido y no es muy efusiva. Cuando le dicen quién soy, se gira y se me pone delante como cuando Bruce Lee se había mosqueado. Por un momento la veo lanzando una patada voladora que me haga la ortodoncia por impacto de juanete. 

Los canarios Our Days In Oblivion, O.D.I.O., llegan justo a tiempo para hacernos una foto de familia (yo incluido, soy la definición de artista independiente) 

—Oye, y ya que estamos todos en la puerta, ahora una foto de cara a la pared, como si nos fueran a cachear —dice Bicho. 

Y todos que nos ponemos. 

—Cómo se os nota a los que tenéis experiencia, ¿eh? —eso es David, de Bicho*Z, en estado puro. 

Lo que no sabía que Fran, bajista de O.D.I.O., nos iba a obsequiar con un calvo aprovechando la pose. 

—Sin problema —dice Edu, el vocalista canario (luego lo pongo al hilo)—. Le pintas un poco por encima con el rotulador, y censurado. 

Prueba Bicho*Z. 

Me voy una vuelta por la sala. Qué barbaridad de sitio, qué bien ubicado el escenario, con un ligero peralte a la batería, poco más de un palmo, pero que da un juego tremendo. Encuentro mi lugar a la primera. Detrás de la mesa, pero sin molestarles, con una luz justo debajo. Puro lujo. Floppy, que anda reconociendo el terreno para sus gaitas de fotógrafo se queda flipando. 

—¿Escribes a mano? —me estrecha la mano en plan respect, thug life—. Escribe con el móvil si no. 

Cuando se lo enseño alucinan. Maribel, la de la sala, me mira como si acabara de salir de los setenta, con mi camisa pecho lobo y mis pantalones de campana marcando temazo. Como dice Osman, de los Riff Truckers: THIS IS OLD SCHOOL SHIT! 

PruebO.D.I.O. 

Fran, que tiene cierto aire ar Zatu, de S.F.D.K. pero suena un poquito diferente, aparece con un bajo Fender que lleva un pedal de distorsión. A poco se viene abajo el edificio cuando pega el primer trallazo a las cuerdas. Lemmy, inmortalizado en una escultura que preside la esquina de la barra, parece sonreír desde el otro barrio. El guitarra me ha traído a la mente a Tom Morello… hasta que suena el primer riff. Eso es puro fuego. 

Prueba Crazy Keys. 

Los tengo escuchaditos, pero no estoy preparado para lo que veo. Aunque hubiera un apagón, tranquilos, los viajes que le arrea Celia a su batería retumbarán hasta Miranda de Ebro por lo menos, Iker es la energía, y Jonny ha hecho un planteamiento a lo Jimy Hendrix, buenas voceras y buenos punteos. 

 

CRAZY KEYS EN DIRECTO. SALA ROCK URBAN CONCEPT (VITORIA)14/06/2019 

When we given shut. Un aire de blues a lo Tremendo Road, un aire a Kiss en algunas estrofas. El bajo tiene mucho peso en la parte instrumental. No tener coros hace que la voz de Jonny tenga que ir más arriesgada para cohesionar al combo batería-bajo-guitarra. 

You see the light. Mientras van calentando guitarra y batería, Iker empieza su idilio con el público. Acabo de ver al descubrimiento de la noche, o uno de ellos: Celia. Aunque en esta canción se sacrifica, siendo más monolítica que lo que le pida el cuerpo, nos va a dar muchas alegrías. Ojito al grito final de Jonny.

 

  

Kill my soul. Momento Satriani, pero deriva en algo parecido a Discharge, sin perder ese poso blues, a lo John Lee Hooker, con un poco de Guns & Roses… digamos que es una especie de power blues con una batería rockera. Ahora que lo pienso, en el estribillo recuerda a Rise Against the Machine en take the power back. 

Live with me. Un poco de blues rock descarnado, que trae a la mente Simpathy for the devil en los estribillos y a Helpless en los puentes. Uh, Celia: la sobrina que quiso tener Keith Moon. El bombo es más o menos previsible, pero los platos son una locura. Una melena rosada al viento y dos baquetas volando de un lado a otro. El disco no le hace justicia, no porque el disco sea malo, sino porque no hay quien contenga a esta bestia. 

 

 

Wild side. Adelanto del nuevo disco. Sale la guitarra, con la caja, se suma el bombo, entra el bajo… y de repente vamos lanzados, a lo Let there be rock de AC/DC, pero en plan jam session del club de blues de tu barrio. 

Close your eyes. Una versión más contundente del Radar Love, de los Golden Earring. Es estribillo es genial, casi un mantra, con un aire a Sonic Sisters en mirror, mirror y ese poso de temazo noventero. Llaman a Leire, que fue la que puso voces en el disco. Es la versión más ortodoxa de Celia. Bombo, caja y charles en cuadratura de precisión. Leire, pues un poco cohibida… hasta que empieza a cantar. Tiene esa aura de rockera de toda la vida, a lo Doro Pesch, con una parte instrumental que se mueve en ese estrecho territorio donde el blues empezó a jugar con la distorsión. 

 

 

I can’t need somebody. Un poquito de doble pedal y la canción más heavy del repertorio, aunque en las estrofas tiene un aire a Fortunate son, de la inmortal Credence. Seguramente que me estoy perdiendo más de la mitad, pero es difícil no mirar la locura hiperactiva que lleva Celia. 

Under the gun. Tener un formato de power trío setentero, como la Jimy Hendrix Experience: voz (ha ido ganando terreno con el paso de los temas), punteo y batería de caos a los platos hace que haya un miembro que no recibe tanta luz de los focos, y es una injusticia: Iker. Es el simpático, es el que interactúa cada segundo necesario con el público. Cuernos, choques de puño, saltos al aire. Gracias a la baladita, se marca una especie de solo, tirando hasta de tapping. 

Perfect boy. En esta aprovechan para presentar a la banda. Iker se está recreando con los videos que le graban, poniendo poses. A pleno rendimiento, recuerda al Rock and roll de Led Zeppelin. 

Living hot. Mucho poso de Black Sabbath, danzando entre la metralla de Paranoid y el Sabbra Cadabbra, pero con el punto de vista multitarea de una batería reconvertida a ametralladora. 

Crazy keys. La homónima para el final. Empieza parecido a como un niño, de unos tal Bicho*Z con los que compartirán escenario en breve, pero termina derivando en algo más duro, en un rock más añejo, a lo Alice Cooper. Estaba pensando en School’s out, y con algo de los Foghat en Slow ride. 

Pasan por mi lado, Celia me sonríe con complicidad e Iker se me queda mirando, esperando el veredicto: Bien, bien, luego os cuento. 

 

 

 

O.D.I.O. EN DIRECTO. SALA ROCK URBAN CONCEPT (VITORIA)14/06/2019 

Aquí hemos venido a hablar de música y no suelo hablar del físico, pero… aparecen disfrazados de doctores o de enfermeros de urgencias, con su mono azul, con Arturo con el pelo verde Hulk y peinado de Beatle Fran, aunque da más la sensación de ser una modelo de los años cincuenta después de unas cuantas entradas y salidas de rehabilitación. Faltaba George Clooney, pero debía estar anunciando café o algo. 

 

The sweet art of manipulation. Mitad Machine Head al cargar motores, mitad Pantera cuando se pone machacona. He cenado con Edu y con Arturo no hará un par de horas, y no daban una voz más alta que otra. Arturo aún es un poco más extrovertido, más dicharachero, nos ha dado una lección de cultura canaria, descubriendo una historia de la que no tenía ni idea, pero Edu no sé si lo he oído decir dos frases seguidas, con una media sonrisa de timidez bloqueante (se de lo que hablo, seguramente lo inventé yo). Jódete con el tímido, si lo ve Derrick Green se caga en lo alto. Y encima se ríe. Estoy pensando en Soulfly en back to the primitive. Cuando llegamos a los estribillos vuelve la receta Machine Head, mezclado con Chino Moreno, de Deftones. Al oír el disco pensaba que eran dos guitarras, claro, mete un bajo a lo Lemmy en un grupo tan cañero… hay tanta distorsión que parecen dos. 

 

Psychoparasite. Una similitud bastante grande con Edu creo que sea Corey Taylor. En esta concretamente tira como en Sulfer, transicionando a Motorhead (el bajo) pero con M. Shadows, el de Avenged Sevenfold al micro. Edu corriendo de un lado a otro como loco. Y yo flipando. 

Facing death. Sin dejar de ser metal, se van a un territorio más alternativo, más System of a Down en B.Y.O.B. o Chop suey y cuando cargan, Battery de MetallicA a todo trapo. Van saltando de la tralla a la parte melódica, Edu va de un alarido gutural que acojonaría a Satán a pasar a una voz nu metal. 

Without conscious crew. La más Pantera, Cowboys from hell. El bajo con tanta distorsión, y la guitarra que no deja títere con cabeza forman una base terrible en los tramos melódicos, y preparan en terreno para la transición al tramo People=shit, de Slipknot. Quién diría todo lo que hace la batería con un equipo tan “simple” (doble pedal casi irrisorio, un par de timbales y media docena de platos), porque es pura taladradora. 

 

Tropos of doom / Extreme mental brush. Enlazan un tramito de una canción de Sepultura con un tema suyo. Entre el I am hell de Machine Head y Slayer, con un poco de Pantera, con Sepultura, Anthrax o Diamond Head… en resumen, pues otra baladita facilona con riesgo de diabetes, a lo Bon Jovi. 

Cowards frontline. Doble bombo y destrucción. Momentos a lo Koma. La transición es Koma en El infarto, pero a machamartillo. Podría hacerlo Aizpún. 

Electrocompulsive Therapy. Entre Prison song, de System of a Down y Rise Against the Machine y cuando arranca es la versión destroyer del Fuel, de MetallicA, con la percusión de Igor Cavalera en Refuse, resist, que deriva en un grito a lo Josey Scott, de Saliva, en Fuck you all. 

 

Evil Resident. Rob Zombie en tiempos de White Zombie, con un poco de Craddle of Filth y todo después de dos noches sin dormir en el sótano del de Saw, y sin un triste vaso de agua. Tramos a lo Spit it out, pero más rápido, más intenso, más contundente y más corto. 

…and she become my pill. Y Vitoria será mi medicina, brama Edu antes de arrancar. Esta influencia es más cercana. S.A. Cervezas y porros, o Nos vimos en Berlín. Locomotora a todo decibelio y, mientras aún bufan los amplificadores, Edu comienza su regresión a Dr. Jeckyll. En un minuto pasa de ser una bestia arengando a las masas a voces y dando puñetazos al aire antes de saltar sobre el público a convertirse en el chavalito canario que se refugia con sus compañeros de armas, que habla lo justo y siempre muestra una sonrisa tímida como carta de presentación. 

 

 

BICHO*Z EN DIRECTO. SALA ROCK URBAN CONCEPT (VITORIA)14/06/2019 

Esto se empieza a poner incómodo. He reseñado varias veces a estos mendas, tantas que no repetirme va a ser un reto. 

Corazón naranja. Nada más sonar el primer guitarrazo del Bicho, Marcelo cambia el plan, tirando con el bombo desde el principio, desde el primer toque de charles. Como siempre, la piedra angular de esta banda son los coros. Corroborado con Iker (el demiurgo de la mesa), las voces de Bicho, Iván y en esta ocasión Marcelo al refuerzo vocal abarcan un espectro tan grande que noquea. 

 

 

Apuesta fuerte. Un Marcelo más enérgico, más efectivo en la mezcla bombo-caja, más duro en los golpes y con menos platos, o, mejor dicho, con los platos supeditados al ritmo. 

Haciendo trampas. Marcelo, incansable innovador, intercala bombazos a los timbales en las estrofas, una guitarra que en el punteo roza el funk, como Frusciante en Red Hot Chilli Peppers. 

Ciegos de luna. Sin minusvalorar a las demás, creo que es la canción que mejor arranca. Sigo diciendo que estos primeros acordes serían perfectos para las retransmisiones del Logroñés. (¡Para la música! Un inciso. Quiero mandar una petición expresa al rey Melchor: sé que te pilla fuera de fecha, pero si esta tarde levantamos la eliminatoria contra el Hércules, prometo no cagarme en la cúpula celestial en un año). Es en la que más han aportado los nuevos coros, Marcelo entre Iván y Víctor enriqueciendo la mezcla de voces. Iván, como instrumentista, está en plena locura entre psicodélica y funk. 

 

 

Disparame. La nueva. Se han vuelto un poco más crudos, más Barricada o más Flojos de pantalón, de Rosendo, pero sin perder su estilo. En cuanto pasan los primeros acordes, se reconoce de una escuchada que es Bicho*Z. Marcelo tira de cencerro, el puente tiene una especie crescendo. No te conozco de nada, pero me vas a caer muy bien. Piden palmas y el público responde bien, rápido y voluntarioso. Tras el contraste de estilos entre las bandas, está receptivo. 

Sal a la herida. Víctor vuelve a pronunciar el discurso de apoyo a las bandas que crean su material, como O.D.I.O., como Crazy Keys, Cuarentena, Histamínicos, Espectro Lobo, Suevicha, Mirloblanco, La Última Bala, Minerva… los que siguen activos y los que se quedaron por el camino. Es una cuestión personal, Bicho*Z va a seguir tocando ésta en cada bolo que les quede, les queden diez o diez mil. Como futuro exescritor (sea mañana o sea después de muerto), pelos de punta. 

 

 

Cada bocado. Quitando Camino, que técnicamente no es suya, el mejor estribillo que han dado. Hasta visto en una camiseta se ve poderoso. No queda nada en el camino / quemamos cada decorado / si lo importante se ha perdido morderé… todo en cada bocadoCon el espíritu de los últimos días del asedio a Numancia. Famélicos y desquiciados, pero con la cabeza bien alta. 

Camino. Aquí viene el buque insignia, el himno de los desheredados. Porque la música no es sólo beber champán y andar con las groupies en el camerino, porque estamos buscando trascender nuestra propia existencia a través de nuestro arte, de nuestra obra. Despreciado a pesar de los años / del trabajo mostrado / de mi fiel voluntad / desechado igual que un cacharro / al que el paso del tiempo / no deja funcionar. Alzo mi copa por los que nos dejamos los cuernos en cosas a las que muchas veces no hace caso nadie. Prost! 

 

 

Metracrilato. Iker y Jenny, a los mandos de la mesa, han hecho un truco con los botoncitos y cuando salen los estribillos, la voz de Víctor hace como una especie de mini eco, de forma que cuando vocea los estribillos No está bien así / esto a mí me hace astillas suena una especie de astillas… illas. Pero lo curioso es que los coros no, así que se crea una especie de liada controlada en el apartado vocal. 

Agradecido. Es de bien nacido… si Rosendo tiene que volver a subirse a las tablas, aunque sólo sea un día, que sea con mis coleguis para cantar esta. (Hombre, a día de hoy si tengo que elegir, pues que remonte el Logroñés, pero como este año estoy siendo tan bueno, a Melchor igual le queda algo más en el saco). 

 

 

En resumen, conoce uno gente que le ofrece respeto y cariño (tela con las bromitas y el pitorreo) como carta de presentación, que dan sacrificio como método de trabajo y que tiene la suficiente entereza como para buscar su destino a través de su arte, a largo plazo, buscando hacer amigos, cómplices, no fans. No es fácil, pero espero haber hecho justicia a un evento en el que lo han bordado, bandas, personal de la sala, mánagers o factótums asociados, todos con un solo pensamiento: seguir caminando y seguir creciendo. Seguir buscando oro. 

 

[divider]FOTOS CEDIDAS POR FLOPPY[/divider]

 

 

by: Teodoro Balmaseda

by: Teodoro Balmaseda

Escritor de ficción y crítico desde la admiración. Si te gustan mis reseñas, prueba 'Buscando oro' en tu librería o ebook.

3 Comentarios

  1. Rock

    Hasta los webs….. Mucha publicidad a los amigos….. Y a muchos grupos ke estamos ahí…. Buscando conciertos y currandonoslo….. Ni puta mencionnnnn…..
    Así ke menos amiguismos y más hermandad…… Abrid oidos

    Responder
    • Teodoro

      Buenos días.
      ¿A quién no he mencionado? Estoy en facebook, contáctame y hablamos de alguna reseña, si quieres.

      Responder

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