Tenemos delante una calle vacía. ¿Cuál es su color verdadero si nadie la mira? ¿De qué color es la vida si no vive el hombre? ¿Hemos mirado siempre hacia dentro? Estas precipitadas preguntas tienen la suficiente claridad y, también, la deliciosa oscuridad de la armonía.
Quizá las palabras sean lo que da vida a la vida. Quiero saber dónde se puede encontrar una tienda del mejor de los vinos del vaso de la palabra. Quiero saber cómo se cae a las llamas, cómo se cae a la hoguera alta y doble del dolor mejor de todo dolor, (pide alguien insensatamente).
A lo mejor estamos asistiendo al primer minuto de la existencia vacía de la raza humana. Como si viéramos cierto orden innecesario, aburridas líneas rectas. Incluso el cielo está gris. Quizá el amanecer no es amanecer si no lo mira nadie. ¿Para quién girarán las turbinas del crepúsculo?
El mundo es ahora un nido vacío. No hay nadie, nadie necesita nada de nosotros; nadie va a necesitar nada de nosotros. ¿Quién planeará sobre la vida y comprenderá sin esfuerzo el lenguaje de las flores y de las cosas mudas?
Imagina. La vida sin el hombre; ninguna especie en movimiento. Las estrellas penden del vacío emitiendo la luz de su silencio. Las flores se aferran a la tierra dejando escapar el aroma de su pensamiento. El mar sin memoria, el viento sin discurso. Solo las hojas con su nerviosa rotación y desasimiento.
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