La primera crítica escrita para este medio fue la de la cinta Expediente Warren: El caso Enfield, donde se ponderaba la labor del realizador James Wan en el cine de terror, uno de los más influyentes en décadas, merced a productos con tanta personalidad como la saga de los Warren, “Saw” o “Insidious”. El caso es que el director malayo ha decidido dejar el horror para pasarse a otros géneros, revitalizando la marchita “franquicia” de “Fast and the furious” y ahora adentrándose en el mundo de los superhéroes con este estimable “Aquaman”.
Y ahí entra la mirada que Zach Snyder está intentando insuflar en las historias de DC, cuyo rendimiento no llega a su competidor de Marvel, aunque hay que reconocer el intento de crear un cine más adulto, con argumentos menos simplistas y maniqueos, con buenos sin tacha ni decisiones morales cuestionables. Se podrá discutir sobre el resultado final de “El hombre de acero”, “La liga de la justicia” o «Wonder Woman» pero no de sus pretensiones y de una cuidada puesta en escena. Wan va un paso más allá y demuestra riesgo en su forma de emprender esta complicada empresa, con planos que van mucho más allá del plano- contraplano y de la duración ínfima entre secuencias, consiguiendo un producto visual atractivo y con escenas espectaculares (toda la parte de Sicilia es magistral), sobre todo las de persecuciones, dignas herederas de Indiana Jones o James Bond. No han sido las únicas que hemos notado, pues el Kraken tiene cierto parecido en actitud a Godzilla, bebiendo también de los clásicos, el más evidente sería “Excalibur” y su forma de conseguir el tridente pero también se puede notar referencias al “Anillo del nibelungo”, tanto en el impresionante díptico del Fritz Lang del mudo como de la inmortal tetralogía wagneriana en ópera. En especial, a ese Sigfrido, elegido como único héroe para superar al dragón Fafner y acabar con la lanza de Wotan. Y eso, es de agradecer, pues en pocos títulos de este tenor abunda el homenaje a la literatura universal o la mitología. Así, “a vuelapluma” recordamos los guiños shakesperianos de Kenneth Branagh en la primera parte de “Thor” o la actitud de Thanos en la última de «Los vengadores», un villano que mantiene un discurso maquiavélico. De esta forma Wan consigue mejorar un guion con altibajos y unos efectos visuales que en más de un momento no se encuentran a la altura de lo esperable en una superproducción (cosa que también sucedía en “Wonder Woman”). Como se cuenta es superior a lo que se cuenta, aunque no carezca de atractivo. A ello suma la excepcional banda sonora de Rupert Gregson- Williams, compuesta en su práctica totalidad con sintetizador y unos actores que convencen, comenzando por Jason Momoa, en un papel de “saco de músculos” con poca cultura pero mucho ingenio y simpatía que “borda” y que ya vimos en la serie «Frontera», acompañados por unos correctos veteranos Willem Dafoe, Nicole Kidman y Dolph Lundgren (sí, también Lundgren está correcto), un actor “fetiche” para Wan como Patrick Wilson y el descubrimiento de Amber Heard, que da la réplica con Momoa y existe química entre los protagonistas. Lástima que “Manta Negra” tenga menos minutos y peso de los deseables (hay que esperar a la secuencia post créditos) en un entretenimiento de dos horas y veinte minutos que colocan a James Wan como no solo un gran autor en el mundo del miedo sino en el panorama cinematográfico.
A esta pelicula le sobra un personaje y todas sus escenas, Manta Negra. La escena inicial es malísima y cuando consigue el traje parece un malo de los Power Rangers, la película cae en el ridiculo cada vez que sale, solo sirve para que le den unas cuantas ostias bien dadas y merecidas, esperemos que se olviden de él.
Gracias por su comentario, Thanos. Estoy de acuerdo en que Manta Negra es un personaje desaprovechado.