La primera temporada de «Frontera» narraba la lucha por hacerse por el mercado de las pieles en la Norteamérica del siglo XVIII, en conflicto entre las tropas británicas, los oriundos y las tribus nativas. Un mundo agreste y hostil donde el control de las mercancías se dirimía casi siempre de forma violenta y donde funcionaba merced a ese tono de dureza y una enemistad entre el protagonista Declan Harp y al líder de la Compañía, un comandante ingles de refinados modales y brutales metodos.
Esta segunda sigue presentando algunas virtudes aunque se notan síntomas de agotamiento, sobre todo por la pérdida de peso protagónico del malvado de la función, parte que ha sido sustituida por dos personajes con menor entidad: un capitán enamorado de la dueña del bar del pueblo al que le falta empaque como villano y un comerciante también de modales exquisitos pero que pierde los nervios con facilidad y un esbirro que no duda en matar a quien interfiera en los planes de su jefe (luego descubriremos que es también su amante). Visto que no es fácil confrontar a estos personajes con Declan Harp yfríos utilizan un cazarrecompensas que parece copiado del asesino que envían en «Vikingos» para acabar con Bjorn Lothbrock. De hecho, con tanta nieve, paisajes helados y frío en algún momento tiene cierto parecido con la serie del Canal Historia aunque mezclada con «El último mohicano». Aún así, gracias a tener historias cruzadas pero que en muchos momentos van en paralelo los seis capítulos se ven con agrado viendo como algunas relaciones van teniendo más peso mientras que otras lo pierden. Y en esto a los creadores Rob y Peter Blackie hay que reconocer un intento por crear tramas secundarias que aporten mejor resultado aunque por este motivo el guion acabe siendo irregular y mientras echamos de menos la maldad de un encarcelado Lord Benton vemos como se asienta la relación entre Douglas Brown y la calculadora Elizabeth Carruthers, aunque como es normal la atención de los focos son para Jason Momoa, el nombre en el que se cimenta el edificio y por el que creemos se ha conseguido la financiación aunque en esta segunda temporada tenga menos minutos de actuación imaginamos que por sus papeles en «La Liga de la Justicia» y «Aquaman» que le han tenido que quitar tiempo para rodar esta segunda incursión, tras su Khal Drogo en «Juego de tronos».
Un entretenimiento fácil de ver con el que pasar unas horas de diversión y que aunque no cuente como uno de los seriales estrella de Netflix, su factura y su resultado final es digno y todavía da para alguna temporada más aunque como escribíamos más arriba algún punto de fatiga se puede notar en la trama. Esperemos que con la tercera enderecen el rumbo.
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