Aburrida, plomiza, tostón, pesada, ladrillo y un sinfín de adjetivos similares me vinieron a la cabeza durante las excesivas dos horas y media que dura Midsommar. No me voy a andar por rodeos ni dar muchas explicaciones. Todo lo que tenía de bueno Hereditary ( el primer film de Ari Aster) ha sido minimizado en su segundo trabajo mientras que se ha potenciado todo lo malo. Hereditary era un film singular que nos hizo pensar que estábamos ante un director con una personalidad propia que nos podría dar muchas alegrías en el futuro. Iros olvidando. Aster repite trucos que sorprendieron en Hereditary (esa manía de mostrar planos desagradables o gore para sorprender al espectador) pero que aquí han perdido toda su efectividad y resultan innecesarios y gratuitos.
Tras un inicio inquietante y brutal, Aster nos presenta a una joven pareja que está pasando por problemas que decide embarcarse en un viaje a Suecia acompañada por unos amigos de él. Las tensiones entre la chica y los amigos son evidentes desde el principio mientras Aster se toma su tiempo en la presentación de personajes, demasiado. Midsommar arranca muy tarde perdiendo su capacidad de sorprender al espectador. Hay que reconocer que Aster sabe rodar y es un buen director con algunas ideas excelentes pero su estilo necesita todavía un pulido o alguien que le recorte el metraje. Creo que todo lo referente a la pérdida de los seres queridos y las relaciones tóxicas está muy bien traído. Me gustó también el oscuro y brutal arranque del film y esa contraposición de la fría y oscura ciudad frente al cálido y luminoso campo. Asimismo me agradó la idea de que el terror se haga presente en un ambiente bucólico y a plena luz del día. Pero todo llega demasiado tarde. No basta con tener buenas ideas, hay que saber hacerlas atractivas al espectador.
Cuando el film entra en faena ha pasado casi una lenta y agónica primera hora. El problema es que la cosa no mejora una vez que el terror hace acto de presencia a plena luz del día. El ritmo excesivamente lento echa por tierra un excelente trabajo técnico y actoral. ¿Era necesario perder tanto tiempo en escenas que no aportan nada? Pues no. Este film podría haber durado una hora menos y el resultado hubiera sido muy superior. Aster se pone en plan cine de autor y solamente consigue aburrir al personal, máxime cuando ni siquiera es capaz de cerrar su film de forma satisfactoria. Igual hay que visionar Midsommar bajo el efecto de alguna de las drogas alucinógenas que toman los de la secta que aparece en el film. Cuando haga la prueba os lo cuento.
Si al menos la propuesta hubiera sido novedosa…pero tampoco. Esta Midsommar no deja de ser un remake encubierto de The Wicker man. No entiendo como algunos han encumbrado este film a los altares del terror moderno. Yo lo auparía a los altares del tedio.
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