Como solían decir Burning que los domingos los hicieron para bailar, tal vez por eso, los sábados por la mañana me gusta guardar fuerzas para lo que pueda surgir en el fin de semana. Así que dejo los decibelios aparcados por un rato y me gusta perderme en las entrañas del rock de sabor americano, esos nombres que tu y yo nos sabemos de memoria y también otros que tal vez deberían aparecer en nuestras quinielas aunque fuese de vez en cuando. No es de Tennessee ni de New Jersey, pero Reto Burrell tiene su escuela. Este suizo con una decena de discos a su espalda, y dos décadas de rock y guitarras por bandera se alinea en la misma posición que nuestro añorado Tom Petty sin copias no necesarias. No es que sea un derroche de originalidad pero tampoco podemos decir que el suizo se acabe de subir al carro, como decía más arriba, le avalan un buen puñado de años, canciones y kilómetros de carretera.
«Rising to the bait» abre este disco y ya que te queda claro que no hay trampa ni cartón, ni segundas intenciones, la sombra de Petty es alargada y no puedes evitar mostrar una sonrisa mientras suena la canción. «Shampoo or gasoline» otorga importancia a las guitarras y así podríamos seguir nombrando todas y cada una de las canciones que conforman este disco, que la verdad, todo sea dicho se convierte en pieza de agradable escucha, sobre todo para los que disfrutamos de este tipo de sonido. Mención aparte el medio tiempo «Carried away» donde también se dejan ver ecos de Springsteen en el ambiente. Un buen disco, ideal para momentos como este en los que el cielo parece amenazar tormenta y la noche está aún por llegar.
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