Sin duda “Avatar” fue un hito en cuanto a efectos especiales se refiere. La historia era lo de menos pero su contexto visual era apabullante demostrando la genialidad en este apartado de James Cameron con títulos anteriores como “Abyss”, “Mentiras arriesgadas” o los dos “Terminator”.
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Tras muchos años de espera llegó la pasada temporada “El sentido del agua” donde volvía a crear otro mega espectáculo donde lo visual superaba con creces el argumento. Algo similar pero amplificado sucede con “Fuego y ceniza”, tercera entrega del mundo de Avatar. Nueva superproducción de más de tres horas creada para barrer en taquilla.
Sin duda el gran problema es el mismo que se puede achacar a los nuevos capítulos de “La guerra de las galaxias”, con la que comparte buena parte del segundo acto pues parece un ataque a la “Estrella de la Muerte” (convertida en cuartel general de los humanos), pues se limita a crear un remedo del argumento de la cinta original. Impactante en puesta en escena pero un guion poco original del propio Cameron junto a Rick Jaffa y Amanda Silver.
De hecho, no es el único homenaje o paralelismo que encontramos en situaciones y personajes pues además de “Star wars”, los villanos parecen orcos o uruk- hai de “El señor de los anillos” e, incluso, hay una secuencia inspirada en el “Espartaco” de Stanley Kubrick. Eso sí, sazonado cada acto con batallas inenarrables de larga duración (sobre todo la final), malvados bien definidos, con suficiente gracia y chulería que consiguen que “el viaje del héroe” tenga épica y entidad.
Reparto ya conocido, con algunas incorporaciones, donde el intérprete real se transmuta en su creación “navi”, con Sam Worthington y Zoe Saldaña como los buenos y Stephen Lang y Oona Chaplin en el bando de los malos. Incluso, por ahí aparece la voz y presencia de Kate Winslet pero como hemos explicado el elenco queda relegado a un segundo plano.
El aspecto técnico es lo convincente que se espera de una producción de este calibre, tanto en efectos visuales y sonoros, la edición o la fotografía de Russell Carpenter, si bien es cierto que encontramos dos defectos: uno en la banda sonora de Simon Franglen que queda lejos de la de James Horner y su 3-D es extraño pues los personajes fuera de foco se encuentran algo pixelados y poco definidos (imaginamos que no sucede con la película en dos dimensiones).
Así que este “Fuego y ceniza” es un buen entrenamiento que posee ritmo, ya que no aburre, pero que en cuento se rasca un tanto la bonita superficie quedan todas las costuras al descubierto.



















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