Hasta el estreno de “X”, el cine de Ti West había transitado por el mundo del cine de terror de bajo presupuesto, sin apenas incidencia. Tras ello, pasó por el ente televisivo hasta su gran éxito. Un film que recordaba a filmes como “La matanza de Texas”, con una gran ambientación de finales de los ochenta y una historia truculenta de sangre y un erotismo malsano que funcionaba razonablemente bien.
Después llegaría una precuela de “X” titulada “Pearl” y ahora nos llega este título que compondría una inclasificable trilogía, pues “Maxxxine” vuelve a incidir en el personaje de la única superviviente de “X” que intenta dejar atrás el sórdido mundo del porno para triunfar en el cine convencional mientras un asesino en serie siembra el terror en un Los Ángeles de mediados de los ochenta del siglo pasado.
De nuevo, producción de A 24 y una atmósfera que nos traslada a la perfección a los infiernos de esa década que en tantas ocasiones hemos podido ver en otros largometrajes. De hecho, su estética nos retrotrae a “A la caza” de Friedkin y buena parte del cine de terror urbano, el de “vigilantes” o el policiaco con asesino a detener rodado en esos años. Una ambientación que genera interés, sazonado con su pizca de gore y algo de inverosimilitud.
Cine mejor realizado que escrito pues el Ti West guionista no consigue conectar todo el apartado del “serial killer” y la investigación, con el modo de vida de la protagonista, capaz de casi cualquier cosa y que no gana ningún aprendizaje de nadie pues todo lo que hace lo realiza con solvencia y sin problema aunque sea acabar con una secta, matar a varios varones sin apenas despeinarse o conseguir el papel de una película de horror, con el hándicap del estigma de llegar del cine de adultos y sin ningún curso de interpretación.
Todo aderezado con un reparto que a Mia Goth se le suman nombres conocidos como los de Elizabeth Debicki, Lilly Collins, Bobby Carnevale, Giancarlo Esposito o Kevin Bacon quien ofrecen solvencia al irregular resultado.
Un film mejor rodado que contado y que nos ofrece puntos de interés para criticar la era Reagan, como foco de delincuencia por parte de los sectores más conservadores de la sociedad, cosa que deja clara desde el principio con la declaración de Dee Snyder en el caso por las letras de los grupos de heavy metal, acusadas de satánicas por un grupo de mujeres encabezadas por Tippi Gore, esposa del futuro vicepresidente con Bill Clinton Al Gore, adalid en la lucha contra el cambio climático. Ejemplo de como pasar de reaccionario a progresista según convenga.
Además existen unos cuantos detalles que gustarán a los que recuerden bien esos convulsos tiempos o anteriores: desde la entrada a ritmo de ZZ Top, “St. Elmo, punto de encuentro” como película taquillera, las localizaciones de “Psicosis” (su secuela se rodó en 1983) o el inicio con una frase de Bette Davis que enlaza con el final con la mítica “Bette Davis Eyes” de Kim Carnes.
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