Hay historias que, por más versiones que hagan, siempre tienen algo magnético. El día del Chacal es una de ellas. Desde la novela de Frederick Forsyth hasta la mítica película de 1973, esta historia sobre un asesino implacable y su carrera contra el tiempo ha demostrado que el público nunca se cansa de estos juegos del gato y el ratón. Ahora, en 2024, SkyShowTime trae una nueva adaptación en formato de serie, con Eddie Redmayne como el enigmático sicario y Lashana Lynch como su principal perseguidora. La pregunta es: ¿hacía falta? Pues sí y no. No está mal modernizar esta historia, ahora Chacal no pretende asesinar al general De Gaulle sino a un magnate tecnológico que parece un refrito de Jobs, Zuckerberg y Musk que pretende acabar con los paraísos fiscales. Una pena que la filantropía y el interés por los más pobres sigan siendo características que estos tipos sólo tienen en la ficción. Este magnate más parece un villano de James Bond, saga de la que está serie bebe bastante, sirva de ejemplo la cabecera con la excelente canción de mi adorada Celeste, This is who I am. Más 007, imposible. ¿Otra conexión con James Bond? hasta Lashana Lynch ha sido la primera 007 femenina.
Pero no nos engañemos. El día del Chacal (2024) no es la serie que cambiará el género ni marcará un antes y un después en la televisión. No es The Wire, ni True Detective, ni siquiera intenta serlo. Es un ameno thriller de alto presupuesto, con actores conocidos y una producción impecable, pero con un guión y unas interpretaciones que a veces hacen agua por los cuatro costados. Vamos, un placer culpable. Porque, seamos sinceros, ¿quién no disfruta viendo a un asesino meticuloso planear su golpe con precisión quirúrgica? ¿Quién no se deja seducir por esos momentos en los que el villano parece llevar siempre la delantera, desafiando a las fuerzas de la ley con elegancia y sangre fría? Es un juego peligroso, claro, porque estamos ante un criminal despiadado y no deberíamos identificarnos con él, sin embargo, la serie se las arregla para que nos importe su destino tanto (o más) como el de aquellos que intentan detenerlo. Además, los métodos de “los buenos” tampoco son los más adecuados.
La clave está en el ritmo. La serie mantiene la tensión a fuego lento, sin caer en la trampa de la acción exagerada. No hay persecuciones imposibles ni explosiones gratuitas. Redmayne, con su extraño e inexpresivo rostro, encarna a un Chacal más refinado, menos pétreo que Edward Fox en la versión clásica, aunque igual de letal. Este Chacal no es un psicópata al uso, tiene sentimientos e incluso moral. Y Lashana Lynch, como la agente que lo persigue, aporta un carisma arrollador que hace que la balanza nunca se incline del todo hacia el asesino. Es de agradecer que la protagonista no tenga, por una vez, apariencia de super modelo. A ver si cumple el ejemplo y vemos más protagonistas con cuerpos más normales.
Por supuesto, como ya he dicho, la serie dista años luz de ser perfecta. Hay momentos en los que el guión se estira más de la cuenta, tiene giros predecibles y ciertos personajes parecen sacados de un manual de tópicos. Ese acento andaluz chirría bastante y el hermano del personaje de Úrsula Corberó resulta demasiado tópico como para ser creíble. Vemos demasiadas costuras a la serie aunque todo encaja cuando cuando el cerco se estrecha y parece que va a escapar una vez más… la serie te atrapa y te entretiene, que es lo que importa.
Al final, El día del Chacal (2024) es ese tipo de serie que te engancha a pesar de todos sus evidentes defectos. Lo dicho, un placer culpable en su máxima expresión.
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