Eraserhead fue un fracaso comercial (no podía ser de otra manera) pero el nombre de David Lynch empezó a sonar con fuerza como un joven director diferente aunque con bastante potencial. Así pues, Lynch fue elegido por Mel Brooks para dirigir su primera película como productor. Brooks había triunfado con comedias como El Jovencito Frankenstein y quería producir un film dramático basado en la historia de real de John Merrick, el conocido como Hombre elefante. Merrick había nacido en Londres en 1862 con una terrible deformidad física que provocó el rechazo de la sociedad. Merrick sufrió constantes humillaciones por su aspecto y acabó en ferias y shows de freaks que tanto proliferaron en la Inglaterra victoriana. Tras ver Eraserhead, Mel Brooks pensó que David Lynch era el director ideal para la bizarra historia de John Merrick. Eso sí, para que el público no creyera que El hombre elefante era una comedia, Mel Brooks ocultó en los carteles publicitarios su labor como productor.
A Lynch le fascinó la historia de Merrick y aceptó el encargo aunque tendría que desplazarse a rodar a Inglaterra, trabajar con actores profesionales a los que no conocía previamente y no tendría el control sobre el montaje final del film. Tampoco podría hacer grandes cambios en un guión que se tomaba bastantes libertades sobre la historia real. El hombre elefante fue una película de encargo en la que Lynch aprendió el oficio de rodar y dejó su particular sello en algunas escenas. Como en Eraserhead, Lynch usó fotografía en blanco y negro que acentuaba tanto lo grotesco de la apariencia de Merrick como la fealdad de las calles de Londres. Lynch contó con un presupuesto mucho más holgado y se nota. Contó con actores profesionales (John Hurt, Anthony Hopkins, Anne Bancroft, John Gielgud) y un estupendo equipo técnico del que destacan la banda sonora de John Morris y a cuidadísima fotografía en blanco y negro de Freddie Francis. El pesado maquillaje que llevaba John Hurt (hecho sobre el esqueleto de Merrick) dificultó mucho su actuación aunque logró ganarse al público con su excelente trabajo.
Lynch se ciñó bastante al guión aunque introdujo ciertos elementos de su cine como el uso de los sueños para plasmar el anhelo de Merrick de ser aceptado por la sociedad. Otro ejemplo: en la onírica escena inicial, la madre de Merrick es atacada por unos elefantes mientras suenan ruidos de fábricas. Como en Eraserhead, la industrialización es presentada como el entorno negativo en el que deben vivir los personajes. En un momento dado, la cámara entra a través del agujero de la máscara de Merrick para introducirse en su mundo. Resulta especialmente perturbadora en la que Merrick grita “¡No soy un animal, soy un ser humano, soy un hombre!”. La sociedad aparece aquí otra vez como una fuerza represiva, al igual que en Eraserhead. El público sólo juzga a Merrick por su apariencia, nadie se para a preguntar si debajo de la deformidad hay un ser humano. Merrick, como el Henry de Eraserhead, anhela salir de su propia pesadilla. Al menos, Merrick fue rescatado de su jaula y conoció la bondad durante un corto espacio de tiempo.
El hombre elefante fue un éxito de crítica y público, siendo nominada a 8 premios Oscar en aunque no ganó ninguno. Como nota curiosa, Michael Jackson declaró haber visto la película unas 15 veces y siempre acababa llorando, incluso llegó a ofrecer un millón de dólares por el esqueleto de Merrick.
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