Dentro de la pleyade de bandas norteamericanas de heavy metal de mediados de los 80, llegué bastante tarde a Leatherwolf, para ser más exactos, los escuché por primera vez en 1989 cuando editaron su tercer disco “Street Ready” con el que, como otros tantos, trataban de fijar su atención en una MTV que por entonces apostaba sin tapujos por el hard rock y el heavy metal, con un sigle como “Hideaway” que apostaba por líneas melódicas tan en boga en aquel momento. El cambio de tendencia respecto a las modas en los States no afectó de lleno a los de California como a tantos compañeros de generación ya pusieron punto y final -al menos en aquel instante- en el 92, año en el que se comenzaba a notar la insistencia del grunge en las ondas pero aún habia sitio para los sonidos más potentes y festivos. Regreso en el 99 que dura hasta 2006 en el que de se impone la ley del silencio.
El renacer del heavy metal de unas décadas a esta parte – y los europeos merecemos en este caso colgarnos todas las medallas que nos den – trajeron la vuelta de muchas de estas bandas y Leatherwolf no quisieron ser la excepción. Y aún metidos de lleno en movidas varias legales, problemas de alineación , marcha de miembros originales entre discos y giras y alguna cosa más, Dean Roberts, batería original de la banda junto a un excelente vocalista llamado Keith Adamiak, todo un portento y de esos vocalistas de heavy metal que tanto me gustan, tres guitarristas, Rob Math, Luke Man y Wayne Findlay junto a Barry Sparks al bajo, han parido un espectacular disco de heavy metal americano que desprende potencia en proporciones desmesuradas. Súmale que encima hay dos ex-MSG -Wayne y Sparks- con lo fanático que este que escribe se proclama con cualquier asunto mínimamente relacionado con Michael Schenker, para que ya esté después de un par de escuchas, rendido sin remisión.
Trallazos como “Nobody”, “Road rage” o “The henchman” e incluso algún eco a “Street ready” en una canción como “Only the wicked” y su monumental estribillo o tonadas más oscuras como las de “(Evil) Empires fall” son un auténtico puñetazo en la mesa y la consideración de que nos encontramos ante uno de esos discos que cualquier fan del heavy metal tiene que tener presente. Actualmente la formación se mantiene solo con la baja de Barry Sparks y la entrada de Brice Snyder. “Kill the hunted” es una auténtica barbaridad.
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