Hasta ahora la filmografía de Channing Tatum como actor se había limitado a trabajos donde exhibir músculos y belleza en papeles donde también conseguía que bajo ese porte de “tipo duro” mostrase un cierto poso de sensibilidad y sentimientos. Una trayectoria que le ha convertido tal vez no en estrella pero sí por lo menos en un rostro popular en pantalla con títulos de cierto renombre, quizás no en el imaginario de la crítica pero sí en el público.
Con “Dog: un viaje salvaje” inicia su nueva andadura como director, acompañado de la también debutante Reid Carolin, donde vuelve a interpretar otro rol de los que domina a la perfección, con absoluto protagonismo en la más de hora y media y la sola compañía de un perro. A pesar de lo que explicó Hitchcock sobre el trabajo con cánidos y el imposible argumento, a pesar de poder esperar un descalabro mayúsculo sale bastante bien parado de la complicada empresa.
Lo que tenemos aquí bajo un guion de los dos realizadores y Brett Rodriguez es una historia de perdedores. Un ex marine curtido en Oriente Próximo que por una enfermedad física que le imposibilita volver al frente malvive en los Estados Unidos. Pidiendo una oportunidad a su antiguo jefe para reincorporarse al servicio activo este le ofrece la posibilidad del regreso si consigue llevar a un perro de guerra al funeral de su amo muerto. Las condiciones es que tiene que llevarlo por carretera y regresar al animal para su sacrificio pues sufre de estrés post traumático y debe ser sacrificado pues en esa condición no le sirve de nada al ejército. Como se puede imaginar el can no es ni sencillo de llevar ni dócil provocando problemas durante el viaje.
A pesar de que “Dog: un viaje salvaje” tenga múltiples lagunas en su “libreto” debido a la poca entidad de los secundarios y que su realización apenas innove ese tono de “road movie” clásica junto a la idea de películas de “colegas” (las “buddy movies”) juega a su favor pues podemos disfrutara de principio a fin merced al tono meláncolico que le ofrcen sus responsables. Gente importante en el frente pero que en la vida real se convierten en parias fracasados, cosa que explotó hasta el paroxismo nombres como el de Oliver Stone en “Nacido el 4 de julio” o en largometrajes tan míticos como el “Acorralado” que encumbró a Stallone como héroe de acción. Además juega con la baza de la estupenda fotografía de Newton Thomas Sigel y la sensible banda sonora del siempre eficaz Thomas Newman.
Puntos que hacen que el visionado de la cinta sea divertido y agradable pues es sencillo empatizar con los dos protagonistas: un Channing Tatum incapaz de sobrevivir fuera de la guerra, perdiendo su familia y trabajando en ínfimas labores y un perro al que nadie quiere al no poder usarse para lo que fue entrenado. Y todo ese poso de decepción y derrota está bien jalonado de secuencias simpáticas y escenas de pura comedia (como la picaresca de conseguir hotel gratis haciéndose pasar por veterano ciego y su perro lazarillo). En el fondo la película no deja de ser un “divertimento” en la forma pero que tiene su crítica social y más profundidad según se van arrancando capas, dejando la superficie y ahondando en su interior. Lo cual no es poco.
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