Vamos de nuevo, sin prisa pero sin pausa, con Las Flores del Mal, de Charles Baudelaire. Llegamos al poema número XCI, dedicado a Victor Hugo, donde se describe a las ancianas de aquella época tanto objetiva como subjetivamente con unas hermosas metáforas, haciendo hincapié en la mirada. Un poema que consta de cuatro partes. Vamos pues con la primera.
LAS FLORES DEL MAL – CHARLES BAUDELAIRE
LES PETITES VIEILLES
À Victor Hugo
Dans les plis sinueux des vieilles capitales,
Où tout, même l’horreur, tourne aux enchantements,
Je guette, obéissant à mes humeurs fatales,
Des êtres singuliers, décrépits et charmants.
Ces monstres disloqués furent jadis des femmes,
Éponine ou Laïs ! Monstres brisés, bossus
Ou tordus, aimons-les ! ce sont encor des âmes.
Sous des jupons troués et sous de froids tissus
Ils rampent, flagellés par les bises iniques,
Frémissant au fracas roulant des omnibus,
Et serrant sur leur flanc, ainsi que des reliques,
Un petit sac brodé de fleurs ou de rébus ;
Ils trottent, tout pareils à des marionnettes ;
Se traînent, comme font les animaux blessés,
Ou dansent, sans vouloir danser, pauvres sonnettes
Où se pend un Démon sans pitié ! Tout cassés
Qu’ils sont, ils ont des yeux perçants comme une vrille,
Luisants comme ces trous où l’eau dort dans la nuit ;
Ils ont les yeux divins de la petite fille
Qui s’étonne et qui rit à tout ce qui reluit.
— Avez-vous observé que maints cercueils de vieilles
Sont presque aussi petits que celui d’un enfant ?
La Mort savante met dans ces bières pareilles
Un symbole d’un goût bizarre et captivant,
Et lorsque j’entrevois un fantôme débile
Traversant de Paris le fourmillant tableau,
Il me semble toujours que cet être fragile
S’en va tout doucement vers un nouveau berceau ;
À moins que, méditant sur la géométrie,
Je ne cherche, à l’aspect de ces membres discords,
Combien de fois il faut que l’ouvrier varie
La forme de la boîte où l’on met tous ces corps.
— Ces yeux sont des puits faits d’un million de larmes,
Des creusets qu’un métal refroidi pailleta…
Ces yeux mystérieux ont d’invincibles charmes
Pour celui que l’austère Infortune allaita !
LAS VIEJECILLAS
A Victor Hugo
I
En los pliegues sinuosos de los viejos capiteles,
donde todo, incluso el horror, se convierte en encantamientos,
acecho, obedeciendo a mis fatales emociones,
a esas criaturas singulares, decrépitas y adorables.
Esos monstruos dislocados fueron una vez mujeres
¡Eponine* o Lais*! Monstruos rotos, jorobados
o retorcidos, ¡amémoslos! Son almas todavía.
Bajo las enaguas agujereadas y esas frías telas
se arrastran, azotadas por los besos injustos,
temblando ante el estruendo rodante de los ómnibus,
y apretando hacia su costado, al igual que unas reliquias,
una bolsita bordada con flores o acertijos;
trotan, semejantes a los títeres;
arrastrándose, como hacen los animales heridos,
o danzan, sin querer danzar, pobres campanillas
donde se cuelga ¡un Demonio sin piedad! completamente rotas.
Qué son, tienen los ojos penetrantes como una barrena,
brillantes, como esos agujeros donde el agua duerme por la noche;
tienen los ojos divinos de esa niña
que se sorprende y se ríe de todo lo que reluce.
—¿Has observado que muchos viejos ataúdes
son casi tan pequeños como los de un niño?
La sabia Muerte pone en estos féretros similares
un símbolo de un gusto raro y fascinante,
y cuando vislumbro un fantasma idiota
cruzando el bullicioso panorama de París,
todavía me parece que este frágil ser
se marcha lentamente hacia un nuevo hogar;
a menos que, meditando sobre la geometría,
no busque yo, con el aspecto de esos miembros discordantes
cuántas veces tiene el obrero que cambiar
la forma de la caja donde se colocan todos esos restos.
—Esos ojos son pozos hechos de un millón de lágrimas,
crisoles que un frío metal hace resplandecer…
Esos ojos misteriosos albergan hechizos invencibles
¡para aquel al que el austero infortunio amamantó!
Nota* Personaje ficticio de la obra Los Miserables de Victor Hugo.
Nota* Mujer que representa el vicio. Las dos, simbolizan el bien y el mal.
0 comentarios