Doug Liman comenzó a cimentar su fama como realizador en el cine de acción con la primera entrega de toda una saga como es “El caso Bourne” (aunque no ha vuelto a repetir en ninguna otra secuela) y “Sr. y Sra. Smith”, mediocre título más célebre por haber servido para el comienzo del romance de sus dos estrellas Brad Pitt y Angelina Jolie. Un género que ha seguido cultivando con buenas propuestas como «The wall» o “Barry Seal: el traficante”, estupendo largometraje con un eficaz Tom Cruise, actor con el que ha rodado lo mejor de su filmografía pues hay que sumar la entretenidísima «Al filo del mañana», un imposible cruce entre “Atrapado en el tiempo” y el cine de ciencia ficción con invasiones alienígenas.
De nuevo vuelve al espacio para narrarnos en clave de “western”, la huida de dos forajidos que deben escapar de las huestes del malvado “sheriff- alcalde” de un planeta colonizado, donde las mujeres han desaparecido y los hombres poseen un “ruido” que hace que todos puedan leer los pensamientos del otro, salvo los que pueden camuflar esa voz interior con algún tipo de “mantra”. La llegada de una joven desde una nave espacial desatará los peores instintos de la localidad, teniendo que buscar refugio en alguna otra parte del planeta.
El resultado no es el esperado pues su buena idea inicial se va diluyendo, en una narración tópica y carente del suficiente empaque, en un guion a seis manos, donde hay gente del calibre de Charlie Kaufman o John Lee Hanckock. Y eso que mezclar oeste y espacio ha dado buenas producciones, desde la inacabada serie de culto de Joss Whedon «Firefly» o desde hace bien poco las andanzas en Disney de «The mandalorian». De hecho, hay algunas semejanzas con otros fimes de “Star Wars” pues la persecución en el bosque con una moto y jinetes a caballo, recuerda a la de “El retorno del Jedi” entre los árboles de la Luna de Endor, con Luke Skywalker perseguido por las tropas imperiales. No es la única referencia cinéfila que vamos a encontrar pues el “libreto” está plagado de secuencias que parece que hemos visto ya pero contado de forma atropellada, con la irregularidad por bandera y un ritmo con demasiados altibajos. Todo esto consigue que el espectador abandone en más de un momento lo que está sucediendo en la pantalla, como esos pensamientos atropellados que se intentan camuflar por los habitantes del planeta, dejando algunos “cabos” sin resolver como ,por ejemplo, la mínima aparición de los indígenas, a los que se les llama extraterrestres, cuando como apunta la joven heroína son los que vivían allí. Una poco velada crítica al etnocentrismo y la colonización de occidente, uno de los temas preferidos en estos posmodernos tiempos que nos han tocado vivir. Por supuesto, también hay encaje para el feminismo, la crítica a la religión o la diversidad sexual o racial, aunque nos alegre ver un personaje malvado entre una de las minorías.
Entre los actores destaca su trío protagonista con dos intérpretes que provienen de exitosos productos “Disney” como el nuevo «Spiderman» Tom Holland y lo mejor de la última trilogía de «Star Wars» como Daisy Ridley, acompañados por el extraordinario «Mads Mikkelsen», un camaleónico actor aunque en Hollywood le suelan otorgar el papel de villano.
“Chaos walking” tenía mimbres para ser mejor de lo que nos han ofrecido. Mucho ruido para tan pocas nueces que ejemplifica a la perfección la estridente banda sonora de Marco Beltrami y Brandon Roberts. Más de hora y tres cuartos que si bien no puede ser considerado un descalabro total, pues tiene momentos interesantes y algunas virtudes, si que nos acaba resultando insuficiente. Y más teniendo en cuenta que era un estreno esperado, una vez que han pasado todas las películas que competían en los Oscar, aunque esta edición de los famosos galardones pasará a la historia por su bajo índice de audiencia, su absoluto tedio y por premiados por méritos fuera de los cinematográficos.
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