La trayectoria de Doug Liman es la de un realizador al alza, un nombre que tras sus primeros títulos consigue un arrollador éxito con «El caso Bourne», clásico del cine de acción del presente siglo XXI y que con sus cuatro secuelas a lo largo de los años sigue siendo una franquicia más que rentable. De ahí llega «Sr. y Sra. Smith» donde vuelve a conseguir rédito económico aunque el nivel artístico no llega ni de lejos al de su predecesora y siempre quedará en la memoria por motivos extracinematográficos (el romance de Brad Pitt y Angelina Jolie) que por su calidad, prosiguiendo su carrera con la entretenida»Jumper» y la correcta «Caza a la espia», para ofrecernos dos brillantes producciones con Tom Cruise de protagonista: «Al filo del mañana», divertida película que mezclaba la ciencia ficción con su especialidad, el cine de acción con un argumento derivado de la mítica «Atrapado en el tiempo»( idea que caló, pues la pasada temporada pudimos ver «Feliz día de tu muerte», uniendo el terror adolescente con la inolvidable comedia de Harold Ramis) y «Barry Seal: el traficante» sobre un ex piloto que pasó de ser un importante «narco» a un imprescindible activo para la CIA y la DEA. Entre ambas ha filmado este «divertimento», con no demasiadas pretensiones y donde la dirección se encuentra un escalón (o varios) por encima del guion de Dwain Worrell, que detalla una sencilla historia sobre dos soldados norteamericanos que caen en la trampa de un peligroso francotirador iraquí, que comienza un juego del «gato y el ratón».
Analizando con algo de profundidad el «libreto», este es difícil que se sostenga, presentando numerosas lagunas y situaciones con poca (o nula) coherencia aunque, a su favor, destaca con buenas líneas de diálogo y una interesante evolución psicológica en el personaje central. Labor complicada la de Aaron Taylor- Johnson, proyecto de «estrella» que no ha conseguido confirmar su «estatus» en Hollywood, al ser el único actor principal, pues le acompañan como secundario un luchador de wrestling profesional como John Cena (reclamo perfecto para la taquilla estadounidense) y una voz en off como encarnación del mal. Esa buena dirección de actores y una fantástica puesta en escena elevan el tono, ya que además dota a su obra de un ritmo adecuado que hace que los poco menos de noventa minutos pasen en un suspiro. Una forma de rodar que no es novedosa pero sí efectiva y que recuerda en su planteamiento a otro ejemplo de terror moderno como es «Saw» de James Wan, con un personaje acorralado luchando por su vida, un muerto en medio y un «enemigo invisible» que disfruta su ventaja, atormentando al hombre antes de matarlo, preguntando por su vida, su familia y sus miedos antes de espetarle «lindezas» como «-Tras matarte primero arrancaré la piel de tu cara, luego te sacaré los ojos y graparé tu lengua de mentiroso en el pecho-» al más puro estilo «Jigsaw».
Film menor aunque bien realizado que demuestra el talento que atesora Doug Liman y que además sirve para que Amazon siga con su lento pero inexorable acercamiento al mundo audiovisual, pues a las series donde empieza a tener un interesante contenido propio se suma estas primeras producciones cinematográficas que promete un esperanzador futuro para la compañía de Jeff Bezos.
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