Desde los primeros segundos del inicio de “Course in Fables” tuve dudas sobre a quien estaba oyendo, Ryley parece haberse escuchado toda la discografía de Yes durante el confinamiento, o por lo menos a Steve Howe. El disco abre con un potente corte muy progresivo entre un híbrido de Yes y Van Der Graff Generator, pero con el segundo tema volvemos a encontrarnos con el Walker de “Primrose Green” o mas bien el de “Deafman Glace”.
A medida que va sonando los temas nos topamos con un trabajo magistral donde el músico de Chicago va combinando indie rock, jazz, prog y todo lo que se le cruce por su cabeza. A lo largo de las siete canciones nos ofrece ese sonido característico, brillante con el que ha hecho gala a lo largo de los años en una, ya abultada discografía tanto en solitario como con sus múltiples colaboraciones donde es donde da rienda suelta a su imaginario sin ninguna atadura.
Desde que surgió este músico, he sido seguidor suyo, visto en todas sus visitas a nuestro país y hasta entablado mas de una conversación amistosa con el. La primera vez que le oí hice un paralelismo inmediato con John Martyn y/o Tim Buckley, si bien ha sabido dejar atrás esas comparaciones e influencias y desarrollar una paleta mucho mas amplia de sonidos, si que tiene otro paralelismo con el malogrado Buckley. Ambos sorprendían por sus incursiones en una música experimental y basada en la improvisación, “Lorca” y “Starsailor” para Buckley, los álbumes junto a Charles Rumback y Bill MacKay para Ryley. Para ambos esos álbumes nunca les trajeron ningún éxito comercial pero si un reconocimiento de artista integro que lo primero que busca es hacer lo que le apetece y no se rige por obtener un éxito fácil y al alcance de sus manos. Además esos trabajos representan una exploración continua y una visión más profunda de sus talentos.
Volviendo a “Course In Fable”, si que sigue siendo como le gusta a Walker, un disco laberíntico en donde las melodías se mueven en direcciones inesperadas a semejanza de la música progresiva, pero de relativo asimilamiento y con la melodía siempre a flor de piel. Para ello ha contado con una banda compuesta por varios colaboradores de toda la vida, el guitarrista Bill MacKay, el batería Ryan Jewell y el bajista Andrew Scott Young. Por ello se puede palpar una empatía musical que proviene de tantos años tocando juntos. En lo referente a las letras como siempre son muy críticas, con una mezcla de humor negro y sorna , muy típico de este músico; muchas abordan las pruebas y problemas con las que el compositor ha estado lidiando estos últimos años y con suerte ha sabido dejar atrás.
“Course in Fables” es un disco magnifico, que se convertirá en una obra maestra que generaciones venideras veneraran como lo hacemos nosotros con discos de los 70. Esta vez y tras cambiar un sin fin de veces de discográficas, Ryley lanza su disco en su propio sello bautizado Husky Pants. Enfundado en una portada que luce genial y es la perfecta simbiosis de lo que uno se va a encontrar entre los surcos; una obra de arte de Jenny Nelson y el diseño de Michael Vallera.
Ryley Walker ha salido de la bruma y de la tormenta para de nuevo abrazar la luz.
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