Hace más de diez años que el heladero Massimo Pozzi se afincó en El Puerto de Santa María. Su negocio ha ido expandiéndose en la bella localidad gaditana y en la actualidad tiene cuatro establecimientos en el centro de la ciudad. Tres en la calle Luna, la “casa madre” o matriz, donde se pueden degustar la gran mayoría de sabores que va cambiando según la temporada o sus maravillosas “ocurrencias”, una cafetería, unos metros más abajo, célebre por sus helados a la plancha, que como nos cuenta Massimo están hechos en una plancha fría, otra que compró al anterior propietario cuando este se jubiló y la nueva “La granja de Massimo”, que se ha convertido en su pequeño parque de atracciones, donde jugar con nuevos sabores y creaciones. De hecho, ahora está acercando el plancton marino a los helados, un producto extremadamente caro, que el celebérrimo Ángel León ha popularizado en su tres estrellas Michelín “A Poniente” en la alta cocina. Massimo populariza el plancton, acercándolo a todos los bolsillos.

 

 

Hablando con él, descubrimos a una persona simpática, con un talento descomunal, trabajador incansable al que la inspiración le puede llegar a cualquier hora y dejar su descanso para ponerse a elaborar sus “gelati”. Gracias a ese amor a su trabajo y a las genialidades que se le ocurren, durante todo el año se pueden disfrutar de sus helados, donde se mezclan los sabores clásicos con delirantes ideas, que por norma general llegan a la excelencia. Porque esa es la filosofía de este honesto y simpático empresario, que nos recibe en su primer negocio, donde siempre suena música, pues para él es incompatible trabajar sin que suene una canción. Por supuesto, que donde no escatima nunca es en la materia prima, siempre de gran calidad, lo que le dota a sus helados de un sabor incomparable. Podemos asegurar que los de frutas son los más ricos que hemos probado nunca, comer uno de mango es como probar el trópico, como sucede con la fresa, el limón o la veraniega sandía, aunque no siempre se encuentran todos en el mostrador pues la rotación se debe a la temporada y a sus admirables” locuras”. De hecho, en el momento que visitamos el negocio tenían uno llamado “Tormenta marroquí”, hecho con sésamo blanco y negro y otro llamado “El queso rodante”, en homenaje a una canción de la banda Saurom, con queso payoyo (una variedad autóctona de cabra), salvado de avena y membrillo. Aunque Massimo nos confiesa que su sabor preferido es el pistacho.

 

 

Esta es una heladería, a la que se puede llamar artesana de verdad, regentada por alguien que ama lo que hace en grado sumo, alguien de una creatividad extrema, donde si los reconocimientos de las guías de viaje llegasen a los helados debería tener los más prestigiosos galardones. No es de extrañar que hace unos años, un importante diario de tirada nacional lo situase entre los diez mejores de España. Pero para Massimo Pozzi, ese joven de Monza que desde pequeño le interesaba más aprender el oficio que otra cosa, el principal premio son las enormes colas que se forman, sobre todo en verano, para saborear sus deliciosos helados. Eso sí, avisamos que quien busque combinaciones alcohólicas o platos tipo fabada o callos con garbanzos, no es su sitio, pues Massimo prefiere los sabores dulces, las frutas, frutos secos, chocolates, galletas o pasteles. Incluso tiene uno de tejas artesanas, en homenaje al postre típico de El Puerto. Para sus “locuras” se puede visitar “La granja” y probar algo con plancton, como uno bien bueno que probamos este verano; uno con sabor a granizado, con protagonismo para el alga y con el evocador nombre de “sorbete de mar”.

Además, para rematar, Massimo Pozzi es alguien comprometido con su tierra de adopción, pues cada acto solidario que se celebra o recaudación de lo que sea siempre aparece Heladería Da Massimo, en persona o con su clásica bicicleta llena de helados. Uno de esos sitios que el “gourmet” no debe dejar de visitar. Y abierto todo el año, pues hace mucho tiempo que el cremoso helado dejó de ser sólo para el verano. Esperamos seguir yendo a su casa durante muchos años más.

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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