Disney ha encontrado un nuevo filón convirtiendo sus clásicos de animación en películas con personajes reales, como sucedió con «La bella y la bestia» o «El libro de la selva». Ahora le toca el turno a «Dumbo» y para ello han contado en la dirección con un autor tan señero como Tim Burton, el cual lleva sin firmar una «cinta redonda» desde «Sweeney Todd» aunque en estos diez años ha firmado algunos filmes con cosas interesantes («Sombras tenebrosas», «Frankenweenie» o «El hogar de Miss Peregrine para niños especiales») pero lejos de «La novia cadáver», «Bitelchus», «Marte ataca» o sus tres obras maestras «Eduardo Manostijeras», «Ed Wood» y «Big Fish». Con esta tampoco lo va a conseguir, pues se limita a tomar el guion de Ehren Kruger y convertirlo en una fantasía que gustará a niños de cierta edad y a los mayores, los cuáles pasaremos un buen rato. Eso sí, «aviso a navegantes»: cuidado con llevar al cine a niños demasiado pequeños pues decidimos invitar a una sobrina de cuatro años y a pesar de que todo empezó bien, el final con la «Isla Pesadilla» y el gigantesco Parque de Atracciones con circo incluido ardiendo ante los gritos aterrorizados de los espectadores (muchos niños) hicieron sufrir a la pobre niña que, incluso, temió por una horrible muerte del simpático elefante volador calcinado por las llamas. Tal vez, la culpa fue por no investigar más a fondo pero la calificación de para «todos los públicos» y que la original de los cuarenta tiene uno de los argumentos más infantiles que recuerdo en la compañía del ratón Mickey llevó al error.
Anécdotas a parte, esto demuestra que el genio de Burton ha conseguido imponerse a la blancura de Disney y en más de un momento se desplega esa atmósfera que juega entre lo mágico y lo horrible. La oscuridad y la luz. Ese toque especial con el que su realizador nos ha obsequiado casi siempre y con el que ha revolucionado hasta la animación, todavía recuerdo cuando vimos de estreno en el Cine Gran Vía de Madrid «Pesadilla antes de navidad», que aunque la dirigía otro grande como Henry Selick, mucho se le debe a Burton.
Efectos especiales que ayudan a integrar la historia pero que no acaban convertidos en el único protagonista, lo cual se agradece. Casi tanto como la banda sonora de Danny Elfman, que vuelve a sus celebrados coros y fanfarrias, una música a toda velocidad que de forma vertiginosa nos hace sonreir con el orejudo paquidermo. Y un reparto más que aceptable con nombres como Colin Farrell, Danny De Vito, Michael Keaton o la siempre enigmática Eva Green en unos roles que desarrollan sin problema, en un trabajo de menos a más, pues toda la primera parte es algo más «estomagante», en gran medida por una de esas niñas sabiondas, repipis e inteligentes en grado extremo que acaban resultando antipáticas, no tanto como la de «Parque Jurásico» pero por ahí. Por suerte, según avanza la narración se pierde peso en esos personajes para dotar de más protagonismo a la «troupe» circense y a los villanos que suelen ser el contrapunto con el que dotar de épica y heroísmo a los protagonistas.
Aunque no llegue a ser de las mejores obras de la trayectoria «burtoniana», sí se demuestra que todavía el estadounidense tiene temple y oficio y como se puede elevar por encima de un «libreto» sencillo, dotando de una puesta en escena reconocible y con talento. Una buena opción para sacar a los niños de casa y pasar por la magia de una sala del cine. Eso sí, cuidado con las edades.
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